Alberto Fernández, farmacéutico y presidente de la Asociación Profesional de Visitadores Médicos de Alicante, junto a un médico de Orihuela. (CF)
Vicente Merino, farmacéutico adjunto de Control de Calidad y Terapia Individualizada en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, atiende a un visitador de Pfizer. (CF)
Extremadura está trabajando en la elaboración de una orden que regule la visita médica, abierta a consulta pública desde abril. Hasta ahora, la labor de los informadores técnicos sanitarios se ha estado regulando por circulares internas del servicio de salud, como sucede en la mayoría de autonomías. La tónica general es que, a falta de una norma autonómica, estos profesionales se guíen por los reglamentos de las asociaciones de visitadores médicos que existen en muchas provincias.
A nivel nacional existe un real decreto de 1994 que traspone una directiva europea
Así lo corroboran desde el Departamento de Salud de Navarra, que no tiene previsto a corto plazo establecer una regulación, y donde "los centros de salud reciben un máximo de cuatro visitadores al día. Esta forma de regularse lo ha hecho la propia asociación de visitadores médicos. Por otra parte, cada servicio clínico de los hospitales tiene establecido un horario o calendario de visitas".
La Consejería de Sanidad de Extremadura explica a CF que con esta orden "se pretende homogeneizar la estructura de la visita médica en toda la comunidad y constituir una garantía de que no interfiera en la asistencia a los pacientes y en el trabajo de los profesionales. Los informadores se verán favorecidos igualmente por esta norma, pues tendrán aclarados aspectos de su trabajo como los requisitos de formación, acreditación y la planificación de sus actividades". Se pretende también así diferenciar entre publicidad e información.
Un Consejo Interterritorial de 2002 estableció unas bases, no plasmadas autonómicamente
A nivel nacional existe el Real Decreto 1.416/1994 de 24 de junio por el que se regula la publicidad de los medicamentos de uso humano, que dedica el artículo 12 a la visita médica, y traspone la Directiva europea 92/28/CEE (sustituida por la 83/2001), por lo que expertos consultados consideran vital actualizar y modernizar normas, y alaban el camino emprendido por Extremadura. Así lo cree Antonio Asensio, vicepresidente de la Confederación Española de Asociaciones Profesionales de Informadores Técnicos Sanitarios (Ceatimef): "La norma de Extremadura se hace eco del RD, aunque no va más allá del mismo ni de la directiva, pero es un modo de oficializarlo", explica, y añade: "El RD explicita muy bien los derechos y obligaciones de la visita, tanto por parte de la industria como del visitador", y elogia también la Orden 3/2010 de la Comunidad Valenciana, aunque la considera de menor alcance: "Sólo da instrucciones de control y seguimiento, sin mencionar el RD ni la directiva", matiza. La orden valenciana sí especifica que el informador técnico deberá acreditar una formación con título universitario en disciplinas de ciencias de la salud.
Sin embargo, Alberto Fernández Ruiz, presidente de la Asociación Profesional de Visitadores Médicos de Alicante y farmacéutico, cree que la exigencia la marca cada laboratorio: "Algunos exigen grado y otros nada, aunque los laboratorios dan una formación bastante completa", y explica que la asociación que preside fija en cuatro el número máximo de visitas al médico: "Nosotros nos autorregulamos con normas internas. El médico no tiene obligación de recibirnos, y el tiempo lo marca él". Eso sí, considera que el visitador es el "eslabón entre la industria y el médico" y su labor es fundamental en farmacovigilancia: "Cuando un médico detecta un efecto adverso, nos lo cuenta, y nosotros tenemos la obligación de comunicarlo a nuestro laboratorio en 24 horas", comenta.
Por su parte, Asensio argumenta que si las comunidades autónomas no desarrollan una norma en el sentido de la de Extremadura, se da pie al intrusismo. Y alude al Consejo Interterritorial del 18 de noviembre de 2002, cuando se fijaron las bases para establecer una posible regulación: "Pero las comunidades autónomas no se hicieron eco de la misma", matiza. Asensio se refiere también a dos circulares que se han quedado "muy antiguas", del extinto Insalud (ahora Ingesa), que regulan la visita médica: la 16/1977 sobre la visita a instituciones cerradas, como los hospitales, y la 7/1988 a instituciones abiertas, como los centros de salud y consultorios.
En este sentido, algunos partidos políticos han alzado la voz en autonomías como País Vasco. Aquí, en noviembre de 2017 Podemos presentó una proposición no de ley "para que se cumpla la ley, no se interrumpan las consultas, que la formación de posgrado esté en manos de la Administración pública y se regule mediante una evaluación", explica a CF Juan Luis Uría, portavoz sanitario de la formación.
Rosa Pérez Villarroel, visitadora de farmacias en León, explica a CF que la cartera media del informador que se acerca a una botica se sitúa entre 80 y 100 moléculas: "Yo, sin embargo, llevo menos, poco más de 40", explica. Señala que los farmacéuticos sí suelen ser muy receptivos, tras haber concertado las visitas por teléfono, a las que acude con su vademécum y una tablet.
Como explica José Luis Rodríguez Dacal, ex presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), "en la farmacia no hay nada regulado", a diferencia de lo que ocurre en los centros de salud y los hospitales, aunque con limitaciones (ver información superior): "En una botica es más llevadero, ya que suele existir un farmacéutico adjunto, sustituto o trabajador. Aparte, el farmacéutico es libre de concertar la visita cinco minutos antes de cerrar, al contrario que el médico, que suele ser un asalariado".
En los hospitales también se actúa de un modo diferente, según el testimonio de Vicente Merino, farmacéutico adjunto de Control de Calidad y Terapia Individualizada en el Hospital Virgen Macarena (Sevilla): "Yo suelo recibir dos visitas al día. Suele ser información de productos que aún no se han lanzado, o nuevas indicaciones de un producto, y la mayoría son de biológicos, que son fármacos que yo empleo mucho para realizar monitorizaciones en sangre a niveles plasmáticos, donde la dosificación es fundamental", concreta. Por ello, considera que la información "es útil, complementaria a la que suele llegar a través de las agencias reguladoras. Yo luego la contrasto”.
Fuente: CorreoFarmaceutico.com