La sostenibilidad medioambiental y la lucha contra el cambio climático son, desde hace varios años, dos compromisos de las compañías farmacéuticas. La eficiencia energética de las plantas de producción ha sido una prioridad del sector en los últimos años. Como resultado, esta ha ido aumentando año tras año y actualmente el 70% de la energía consumida en las plantas de producción de medicamentos en España tiene garantía de origen renovable, tal y como refleja el documento elaborado por Farmaindustria ‘Sostenibilidad en cifras: impacto social y medioambiental de la industria farmacéutica’, y que es el primero de sus características en España. Este esfuerzo ha conseguido que la generación de residuos se haya reducido hasta un 15% en los últimos tres años y la ratio de consumo de energía por empleado se haya reducido más de un 8% en ese periodo.
Además, a nivel mundial, las compañías lideran los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y para ello están invirtiendo en I+D con el objetivo de ofrecer productos, procesos de fabricación y cadenas de suministro más sostenibles desde el punto de vista medioambiental. De hecho, otro dato que resalta el documento es que el 80% de las grandes compañías de todo el mundo han firmado compromisos de cero emisiones netas o emisiones neutras para el año 2040. En España, son muchas las grandes compañías que tienen objetivos de emisiones neutras o cero en los próximos años, algunas ya con metas fijadas para 2030. Aparte de estos compromisos, la industria farmacéutica fue pionera en España al impulsar desde hace más de 20 años la iniciativa Sigre, un sistema de gestión por el que, gracias a la colaboración entre las compañías farmacéuticas, los distribuidores de medicamentos y las oficinas de farmacia es posible cerrar el ciclo de vida de los medicamentos mediante el aprovechamiento de los residuos generados y la minimización de su impacto ambienta.
No obstante, el compromiso de la industria farmacéutica ha ido más allá de la gestión correcta de los residuos y el documento de Farmaindustria muestra que las compañías asentadas en España han sido pioneras en la integración de los principios de la economía circular para lograr un uso más eficiente de los materiales, seleccionar los menos dañinos para el medioambiente y maximizar la eficiencia de todos los procesos de fabricación, reduciendo la generación de residuos. “Así, a pesar de las limitaciones lógicas que se dan en un mercado como el del medicamento, donde la prioridad es la calidad, la seguridad y la eficacia de los productos, la economía circular se ha considerado como una oportunidad para establecer un suministro sostenible de materias primas y energía, garantizando a todos los pacientes el acceso a los tratamientos que necesitan”, especifica.
A nivel europeo, la patronal de la industria farmacéutica europea, EFPIA, también está profundamente comprometida con la urgente tarea de hacer frente al cambio climático y reducir el impacto medioambiental del suministro de los medicamentos que la gente necesita. De esta forma, apoya la Taxonomía de la UE, un sistema que promueve inversiones sostenibles, aunque plantea que los Criterios Técnicos de Selección (CTS) no reconocen completamente las prácticas sostenibles específicas de la industria farmacéutica.
De este modo, la EFPIA critica que estos criterios ignoran aspectos clave, como la dificultad de crear alternativas biodegradables para ciertos medicamentos, especialmente en áreas como oncología y enfermedades raras, donde estos tratamientos son insustituibles. Además, considera que el enfoque actual ‘todo o nada’ desincentiva los avances ambientales parciales al exigir el cumplimiento total de todos los criterios, lo que podría desalentar la inversión en el sector y perjudicar la innovación. Para ello, está buscando un diálogo para ajustar la Taxonomía y que ésta reconozca sus esfuerzos y desafíos específicos hacia la sostenibilidad. Por otro lado, la Estrategia Farmacéutica para Europa también promueve el desarrollo de medicamentos seguros, eficaces y cada vez más sostenibles en línea con los compromisos medioambientales.
En España, más de 3.000 muertes fueron atribuibles a las olas de calor entre 2022 y 2023. El sistema sanitario es responsable del 4,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y los fármacos representan entre el 20-30 por ciento de la huella de carbono del Sistema Nacional de Salud (SNS). El Ministerio de Sanidad de España ha identificado varias áreas clave para mejorar la sostenibilidad, incluyendo los inhaladores fluorados y los gases anestésicos, que son responsables de una parte significativa de las emisiones. Para ello, están desarrollando iniciativas como la creación de un grupo de ‘anestesia verde’ y la reforma de la Ley del Medicamento, que incluirá criterios ambientales para la compra de productos farmacéuticos.
Tal y como ha explicado Sanidad a El Global, en colaboración con la Sociedad Europea de Anestesia y Cuidados Intensivos (ESAIC), ha suscrito la Declaración de Glasgow, un compromiso internacional orientado a reducir las emisiones de carbono en anestesia y cuidados intensivos. Este acuerdo reconoce que ciertos anestésicos y gases usados en entornos clínicos tienen un alto potencial de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que impulsa la adopción de prácticas y tecnologías que minimicen la liberación de estos gases, avanzando en la transición hacia alternativas más sostenibles y con menor impacto climático en las intervenciones quirúrgicas y cuidados críticos.
Como parte de su compromiso hacia la descarbonización en la atención sanitaria, también ha anunciado la formación de un grupo especializado en anestesia ambiental. Este grupo de trabajo estará compuesto por expertos en anestesiología, sostenibilidad y salud pública, y su misión será investigar, promover e implementar prácticas de anestesia con un bajo impacto ambiental. Además de establecer recomendaciones y mejores prácticas, el grupo evaluará alternativas de bajo carbono y trabajará en la sensibilización sobre el uso de anestésicos con menores emisiones, contribuyendo así a una reducción efectiva de la huella de carbono en los procedimientos clínicos. Por último, ha confirmado a El Global, que ha convocado a representantes de pacientes, compañías farmacéuticas y sociedades médicas en una serie de reuniones para discutir y consolidar una postura oficial sobre la descarbonización de los inhaladores, uno de los dispositivos médicos con impacto ambiental significativo debido a los gases propulsores que contienen.
Fuente: El Global