Medicamentos (Foto. Freepik)
Mientras la Unión Europea se embarca en una reforma integral de la legislación farmacéutica, un desafío complejo que ha provocado desacuerdos en el sector, la compañía farmacéutica MSD ha publicado su Pasaporte de Políticas. La compañía espera que este documento ayude a promover el pensamiento colectivo e informe sobre cómo garantizar que las empresas farmacéuticas basadas en la I+D puedan continuar trabajando por y para los pacientes europeos.
En todo este marco, los responsables políticos son las personas al frente de las medidas a tomar, debido a que sus decisiones desempeñan un papel clave en la creación y sostenibilidad del ecosistema de investigación e innovación de Europa. Es por ello que se desarrolló este “Pasaporte”, para proporcionar una hoja de ruta para las políticas críticas que respaldan la innovación farmacéutica, haciendo un balance de este desafío y del papel clave que desempeñan para los pacientes las compañías basadas en la investigación.
Europa ha ido perdiendo terreno frente a sus principales competidores en I+D
Si bien es cierto que esta sigue siendo un referente de nuevos fármacos y vacunas a nivel mundial, Europa ha ido perdiendo terreno frente a sus principales competidores. Según el informe de MSD, hace veinte años el importe de la inversión realizada en I+D en EE. UU. y la UE difería solo en 2.000 millones de euros. Sin embargo, en 2020 la inversión en I+D de las farmacéuticas en Estados Unidos superó la cantidad gastada en Europa en casi 25 mil millones de euros.
Europa puede recuperar su liderazgo en el sector. Para ello, señala el documento, debe continuar invirtiendo en ciencia y en atención sanitaria y proporcionando un marco de incentivos competitivos para atraer inversiones del sector privado en innovación farmacéutica y su valor para la sociedad. No en vano, en las últimas décadas, se estima que los medicamentos innovadores han contribuido hasta el 73% del aumento de la esperanza de vida, después de tener en cuenta otros factores.
Solo uno de cada diez candidatos a fármacos que se prueban en ensayos clínicos logra la aprobación de comercialización
Una característica relevante en el desarrollo farmacológico es la importancia de la tasa de fracaso. Después de años de esfuerzos de descubrimiento, solo uno de cada diez candidatos a fármacos que se prueban en ensayos clínicos logra la aprobación de comercialización. La I+D farmacéutica es un negocio arriesgado. La mayoría de las inversiones en I+D se destinan al desarrollo de productos que no llegan al mercado.
Los derechos de propiedad intelectual permiten a las empresas innovadoras obtener capital y realizar importantes inversiones en I+D necesarias para desarrollar nuevos medicamentos. Esta combinación de políticas permite a las compañías desarrollar investigación alto riesgo y coste. Estos derechos les dan cierta sensación de seguridad a las compañías que se dedican a la investigación, ya que, durante un período limitado, pueden beneficiarse de sus inversiones en I+D.
La nueva propuesta de la legislación farmacéutica podría debilitar estos incentivos en la búsqueda de una mejora marginal del acceso. Sin embargo, en busca de esa equidad de acceso, se desincentivarán principalmente las inversiones en el desarrollo de fármacos, lo que se traducirá en una menor innovación para los pacientes.
LA 'INNOVACIÓN' ABORDA LAS NECESIDADES DEL PACIENTE
La innovación farmacéutica consiste en conseguir mejores productos que ayuden a todos los pacientes, ofreciendo así una atención sanitaria eficaz centrada en el paciente. “Nadie puede acceder y mucho menos costearse un tratamiento que no ha sido inventado”, afirma MSD en su hoja de ruta. Ya sea a través de mejoras en los regímenes farmacológicos, mejor tolerabilidad, menor efecto secundario o facilidad de uso, tanto pacientes como médicos y pagadores se benefician de tratamientos mejorados.
“Nadie puede acceder y mucho menos costearse un tratamiento que no ha sido inventado”
Tras años de I+D y múltiples oleadas de innovación, surgen nuevos tratamientos que brindan más opciones para los pacientes y profesionales, y una mayor competencia para los pagadores. De esta manera, el ciclo de innovación está impulsado por la competencia de las empresas, compiten en paralelo para desarrollar nuevos productos para llegar los primeros al mercado, pero “primeros” no significa necesariamente “mejores”. No todos los pacientes responden igual a un tratamiento y algunos ensayos clínicos se extienden más en el tiempo hasta que se completa.
A día de hoy, muchos pacientes viven más tiempo y tienen una mayor calidad de vida gracias a nuevos medicamentos y vacunas disponibles. Para que los pacientes puedan disfrutar de este “privilegio”, es necesario que los responsables políticos aborden la legislación farmacéutica sin abandonar los incentivos para que las compañías del sector sigan innovando y conviertan una vez más a la UE en líder de la inversión en I+D.
Fuente: ConSalud.es