La nueva normativa sobre la famosa Inspección Técnica de Vehículos (ITV) ya ha entrado en vigor. La norma resulta de adaptar una directiva europea del año 2014 y hay que entenderla como una herramienta más para reducir a la mitad el número de fallecidos en accidentes de tráfico en el Viejo Continente en 2020. Además, de contribuir a que los coches en circulación no contaminen más de lo permitido.
Los cambios se han venido trabajando desde hace más de un año. No obstante, ni van a llegar todos los que se esperaban, ni todos los que se introducen lo harán de forma inmediata. A continuación, le explicamos cómo quedan las cosas.
Se trata de una prueba de obligado cumplimiento para todos los vehículos a motor, con una periodicidad que viene definida por el tipo de vehículo y su antigüedad. Por ejemplo, en los turismos y vehículos de hasta nueve plazas, están exentos durante los primeros cuatro años desde su matriculación, luego pasa a ser bianual y, cuando se cumplen los 10 años, la revisión es anual. En las motos, hasta los cuatro años no se exige (tres en los ciclomotores), luego pasa a ser cada dos años.
La nueva norma les exige nuevos equipamientos (tendrán un año para adaptarse) y que sean acreditados, si no lo están ya, como organismos de inspección de tercera. En España, hay instalaciones de tres tipos: liberalizadas (como en Madrid), operadas directamente por las CCAA (que son la competentes junto con el Estado central) a través de empresas públicas, o gestionadas por empresas privadas a través de concesiones.
El primer tipo es residual y, en todo caso, ninguna empresa dedicada al transporte por carretera o a la venta de automóviles podrá ser titular de una ITV para "mantener su imparcialidad", aunque la competencia en el sector ha sido puesta en duda varias veces por la CNMC (la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia).
Las hay de menor calado, como la posibilidad de llevar el coche a otra ITV cuando la primera haya sido desfavorable. Pero no para hacer un nuevo examen, imposible por la base de datos compartida, sino para que el nuevo centro compruebe que hemos hechos los arreglos que nos señalaron en el primero al que acudimos. Y siempre que sea desfavorable, no negativa. En este caso, el vehículo sólo se puede mover en grúa.
Asimismo, se podrá pasar el examen un mes antes de la fecha tope, manteniendo esta. Es decir, que si el límite es el 25 de junio y acudimos el 26 de mayo, en el siguiente año que debamos ir, seguiremos teniendo el 25 de junio como último día. Igualmente, la prueba pasa a tener validez paneuropea, de modo que si traemos un automóvil del extranjero con la ITV ya pasada, esta es válida en España. Sólo tendremos que hacer el papeleo. Finalmente, los vehículo pasarán a ser históricos (y por tanto estar exentos de la ITV) a partir de los 30 años, cinco más que antes.
Las mediciones, sin embargo, no incluirán nuevos gases y, en concreto, el dañino NOx que está en el origen del 'dieselgate' y es una de las emisiones más peligrosas de los vehículos de gasóleo. Aunque desde hace más de un año se sigue trabajando en un protocolo adecuado para medirlo "y la Administración lo tiene muy presente", señala Luis Rivas, secretario de la asociación AECA-ITV.
Asimismo, tampoco hay fecha prevista para que el acceso a esa centralita, a través del puerto OBD, permita controlar el estado de elementos de seguridad como el ABS, el control de estabilidad o los airbags. No se aplicará hasta que las ITV cuenten con una sola máquina para realizar los chequeos, ya que disponer de varias de ellas según la marca del coche es inviable económicamente. De hecho, es algo que ya se ha conseguido con las emisiones e irán depurando en los próximos meses.
El acceso a OBD no obligará ni a los propietarios de los vehículos ni a operadores de ITV a pagar a los fabricantes, ya que el acceso se restringe a las centralitas de emisiones, que son las únicas con protocolos estandarizados, afirma Rodrigo Radovan, director de expansión y desarrollo de negocio de TÜV Rheinland, con más de 25 ITV en España. Habrá que ver qué pasa cuando ese acceso se refiera a los dispositivos de seguridad.
Como referencia, pasar la ITV en Navarra a un coche diésel cuesta 33,90 euros, mientras que hacerlo en Madrid (liberalizada) sale por 56,50. En el caso de un vehículo de gasolina, la horquilla de precios oscila entre los 33,9 euros de Navarra y los 47,1 de Cantabria. Lo normal es que la inspección a un vehículo de gasóleo sea más cara, pero en unas pocas regiones, cuesta exactamente lo mismo
Sobre lo primero, Luis Rivas, secretario general de AECA-ITV, afirma que "seguramente aumentará el número de exámenes desfavorables, ya que ahora hay nuevas herramientas, pero el alcance se verá a partir de septiembre". En cuanto a lo segundo, cree que la solución está en gran parte en manos de las autoridades. "Hay un grupo de irreductibles, pero nosotros comunicamos casi en tiempo real a la DGT los vehículos que pasan el examen, por lo que es muy fácil llevar a cabo un control más eficaz de los que no lo hacen en plazo", concluye.
Fuente: El Mundo