Por fin fumata blanca. 136 días sin Gobierno y una noche en blanco después, los dos grandes bloques políticos de Alemania, el centro derecha de la canciller, Angela Merkel (CDU/CSU) y la socialdemocracia de Martin Schulz (SPD) han llegado en principio a un acuerdo para poner en pie una nueva gran coalición que gobierne la primera economía europea y motor de una Unión Europea ávida de tracción. Merkel, la eterna canciller, cimentaría con este pacto su cuarto mandato, tras doce años en el poder.
Un mensaje de wasap del SPD confimaba la noticia que había adelantado una hora antes Der Spiegel. "Cansados pero contentos. El acuerdo finalmente está en pie", se leía en el mensaje, que advierte que ahora quedan todavía por limar algunos detalles del texto. Poco antes de las diez de la mañana trascendían en los medios alemanes los detalles del reparto de carteras. Falta aún por concluir la última ronda de conversaciones, pero fuentes de la negociación aseguraban al diario Bild que "en principio está hecho".
El partido socialdemócrata, que obtuvo un 20,5% de los votos en las elecciones de septiembre, se haría con las principales carteras en el nuevo Ejecutivo, según publican los medios alemanes: el todopoderoso ministerio de Finanzas, el de Exteriores y el de Trabajo y Asuntos Sociales. A la CDU de Merkel le correspondería Defensa y Economía, mientras que su aliado bávaro, la conservadora CSU, obtendría la cartera de Interior.
Pero para que la gran coalición III se haga efectiva, el pacto deberá aún someterse en las próximas semanas a la votación de los 463.000 afiliados del partido socialdemócrata (SPD), buena parte de ellos contrarios a la alianza entre Schulz y Merkel. Ayer se conocieron las cifras de nuevos afiliados: 24.000 desde principios de año, respondiendo a la llamada de las juventudes del SPD, que pidieron a los socialdemócratas que rechazan la gran coalición que se afilien para derribarla en la consulta vinculante.
Ha sido un proceso “doloroso”, reconocía el martes Merkel, en el que los partidos llamados a entenderse son conscientes de que las concesiones en la mesa negociadora pueden pasarles factura política ante un electorado que también en Alemania busca definición ideológica. El resultado de doce días de negociación y parte de sus noches es, un documento de 167 páginas y 14 capítulos, que desgrana el programa de Gobierno para los próximos cuatro años, según detallaban el martes los medios alemanes. En ese contrato de Gobierno, fortalecer la Unión Europea figura como la gran prioridad, tal como exigía el líder del Spd y ex presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, según las mismas fuentes.
Europa espera impaciente que haya un Ejecutivo en Alemania para poner en marcha la batería de reformas con la que París y Berlín aspiran a refundar la UE. Merkel asegura estar convencida de que el momento es ahora, con un inquilino del Elíseo que destaca por su brío proeuropeísta y antes de que las primeras elecciones europeas, que se celebran tras el Brexit el año próximo.
El pacto de Gobierno contempla, según los últimos borradores además una inversión multimillonaria en políticas sociales y educativas y pone especial énfasis en la ayuda a las familias. Es decir, se comprometen a gastar buena parte del abultadísimo superávit alemán, aunque también prometen mantener las cuentas equilibradas y no endeudarse. Los partidos han pactado también un tope de entrada de refugiados y de sus familiares, después de que un millón y medio de demandantes de asilo recalara en Alemania en los últimos dos años. Las diferencias entre los partidos, sobre todo en materia laboral y del sistema público de salud, dos exigencias socialdemócratas fueron las más difíciles de limar y en la recta final de las negociaciones hicieron peligrar el acuerdo. El martes por la mañana, Merkel advirtió que se verían obligados a adoptar “compromisos dolorosos”.
Fuente: El País