Vascos, riojanos y navarros son los españoles que mejor viven en términos objetivos, aunque salvo los navarros, los baleares, catalanes y valencianos destacan entre los más felices pese a que en estas autonomías los parámetros de bienestar económico son peores.
Vascos, riojanos y navarros son los españoles que mejor viven en términos objetivos, aunque no son los más satisfechos con la vida: además de los navarros, baleares, catalanes y valencianos destacan entre los más felices aunque tienen peores parámetros de bienestar económico objetivo, según se desprende de una monografía realizada por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigación Económica (Ivie) que analiza el impacto de la crisis sobre la calidad de vida en España desde la crisis económica (2006-2015).
Andalucía, Canarias, Murcia, Castilla-La Mancha y Extremadura se sitúan por debajo de la media nacional en bienestar material, salud y educación y en algunas autonomías, como Galicia y Castilla y León hay grandes diferencias entre los valores del bienestar objetivo y la satisfacción con la vida que perciben los ciudadanos.
De las conclusiones del informe se extrae que la crisis ha provocado un retroceso en España en las variables objetivas del bienestar -renta, empleo, vivienda y participación cívica-, aunque ha mejorado en Educación.
La monografía Las facetas del bienestar: una aproximación multidimensional a la calidad de vida en España y sus comunidades autónomas 2006-2015, cuyas principales conclusiones se han hecho públicas hoy, analiza la evolución del bienestar entre 2006 y 2015, distinguiendo dos subperiodos: uno de expansión económica, hasta 2008, y otro, a partir de 2009, caracterizado por la caída de la actividad económica.
Los expertos -los investigadores Carmen Herrero y Antonio Villar, de la Fundación BBVA, en colaboración con Ángel Soler, técnico de investigación del Ivie-, han evaluado indicadores objetivos de bienestar -renta per cápita, empleo, los años de escolarización o la esperanza de vida- junto a otros que también determinan el grado de satisfacción tales como la salud, la educación, la sensación de seguridad y las relaciones sociales a partir de la metodología de la OCDE en su programa How's Life*.
Concluyen que la crisis económica ha tenido un impacto negativo sobre gran parte de las variables relacionadas con el bienestar material, mientras que las variables relacionadas con la salud, la educación y las relaciones sociales presentan un comportamiento mejor.
"País Vasco, La Rioja, Navarra y Madrid son las que ofrecen mayores niveles de bienestar, seguidas por un segundo grupo compuesto por Cantabria y Castilla y León. En torno a la media figuran Aragón, Cataluña, Asturias, Islas Baleares y Galicia. Por debajo de la media española se sitúan Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, la Región de Murcia, Andalucía y Canarias".
Frente a estos resultados, basados en variables que miden el bienestar, el estudio ofrece también los datos sobre el grado de satisfacción con la vida que declaran los ciudadanos. La satisfacción con la vida es una variable de naturaleza subjetiva, mientras que las variables son de naturaleza objetiva", explican los autores del estudio. La satisfacción con la vida depende tanto de lo que "se tiene" como de "lo que se espera"; y en este sentido, la salud es lo más importante para los españoles en su conjunto.
Asimismo, "se observa una cierta disparidad entre los niveles de bienestar aproximados por las variables objetivas y el grado de satisfacción con la vida", señala el estudio. Así "los habitantes de Islas Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana, que presentan niveles medio y medio-bajos de bienestar objetivo, son los que tienen una percepción más positiva de su vida (junto con los de Navarra y el País Vasco, con altos niveles de bienestar objetivo). Lo contrario ocurre en el caso de Galicia, que aparece por encima de la media en bienestar objetivo y, sin embargo, es la comunidad más insatisfecha (en torno a tres desviaciones típicas por debajo de la media)".
"Muchas de las variables asociadas al bienestar, con la importante excepción de los niveles de empleo, hemos recuperado los niveles del año 2006, aunque aún no hemos llegado a los alcanzados en 2008 y 2009. Además, la recuperación ha sido muy asimétrica entre autonomías, grupos sociales, comunidades autónomas y, muy particularmente, las generaciones", señalan los autores. "El crecimiento del desempleo y de la pobreza son, sin duda, los aspectos más relevantes del impacto de la crisis sobre el bienestar".
Actualmente, España se sitúa por debajo de la media de la OCDE en parámetros económicos de bienestar -renta, empleo, vivienda, educación y satisfacción con la vida-, pero supera el promedio si se analizan las variables del bienestar relacionadas con la salud, las conexiones sociales, el medio ambiente y la seguridad.
Excepto en educación, la evolución en el periodo analizado ha sido negativa para todos los parámetros objetivos que afectan al bienestar: sobre todo en renta y empleo y también en vivienda y compromiso cívico. Los jóvenes son el grupo de población que más calidad de vida ha perdido a causa de la crisis, tanto por los altos niveles de desempleo que sufren, como por la caída de su poder adquisitivo.
El impacto de la crisis, además, ha variado mucho entre territorios y grupos de edad. Las comunidades autónomas que presentan mejores niveles de bienestar tras la salida de la crisis y el inicio de la recuperación son País Vasco, La Rioja, Navarra y Madrid, mientras que los habitantes de Andalucía y Canarias son los más insatisfechos. Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia también se sitúan por debajo de la media nacional.
En concreto, la renta de los hogares entre 2009 y 2015 cayó en España un 8,7%, el mayor retroceso de todos los países de la OCDE, que subió de media un 4,3% en el mismo periodo de tiempo. Además, la distribución de la renta ha sido muy desigual.
"Si se atiende al gasto de los hogares, que se considera una medida más adecuada del nivel de vida, en estos años la desigualdad de ingresos ha aumentado, pero la desigualdad en términos de gastos de las familias ha ido mejor. La pobreza, medida por el porcentaje de personas que viven en hogares cuyo gasto es inferior al 60% de la mediana de gasto nacional, ha crecido un 6,07%", detalla el estudio.
Entre 2006 y 2015 la población española ha aumentado un 5%: hasta 2012 creció, y desde entonces está en descenso dadas las bajas tasas de natalidad, el envejecimiento progresivo de la población, la escasa movilidad interregional y la caída de la inmigración. Pero es en la ocupación donde la crisis ha tenido un impacto extraordinario: en 2016 la tasa de desempleo multiplicaba por 2,3 el valor de 2006, llegando a alcanzar la cifra del 26%.
"El desempleo de larga duración supone uno de los principales problemas de nuestro mercado laboral, tanto por su magnitud (se ha multiplicado por 5,2), como por su persistencia (escasa respuesta a la recuperación)". Además, "la población joven es la que ha sufrido en mayor medida el aumento del desempleo, con tasas de desempleo para la población entre 16 y 24 años que llegaron a superar el 55% en 2013, y en 2016 eran todavía del orden del 44,4%", apunta la investigación.
La evolución de la Educación ha sido mucho más positiva: en 2015 casi el 50% de la población en edad de trabajar tenía una formación de al menos educación secundaria superior y hay menos diferencias en la escolarización. Además, el abandono escolar temprano se ha reducido en un 27% entre 2006 y 2014, con enormes diferencias interregionales, con una división territorial marcada entre norte y sur (incluyendo Islas Baleares y Canarias en el sur).
La salud es otro aspecto del bienestar en los que España supera la media de la OCDE. Entre 2006 y 2015 se ha pasado de una esperanza de vida de 81,1 años a 83,0 años y el estado de salud autopercibida -porcentaje de población que declara tener un estado de salud bueno o muy bueno- ha crecido ligeramente entre 2009 y 2014, aunque con grandes diferencias regionales. Es llamativo el caso de Galicia, la comunidad que presenta una valoración más baja, situándose 15 puntos porcentuales por debajo de la media nacional, a pesar de que en las variables de renta, empleo, educación o esperanza de vida se sitúa en torno o por encima de la media nacional.
En estos años el consumo de tabaco ha disminuido un 11,3%, aunque el consumo de alcohol ha crecido un 9% y la obesidad, un 7,8%, hasta representar el 16,3% de las personas adultas.
En cuanto al consumo de drogas, España es uno de los países europeos que presenta mayor consumo de cannabis, por delante de Reino Unido, Italia, Alemania o Suecia. Destaca la alta incidencia de la obesidad infantil, que ha crecido un 10,8%, entre 2006 y 2012, así como el consumo excesivo de alcohol y el cannabis, que se concentran fundamentalmente en los varones entre 15 y 24 años.
La seguridad, las relaciones sociales y el compromiso cívico miden el grado de bienestar de los ciudadanos con su entorno y la vulneralidad. En este sentido, España se sitúa por encima de la media de la OCDE en conexiones sociales, entendidas como contacto y relación con familiares y amigos, y seguridad.
La tasa de homicidios es inferior a la media de la OCDE y no ha aumentado desde la crisis, el 80% de las personas se sienten seguras al caminar solas por la noche, muy por encima de la media de la OCDE, que se sitúa en el 69%.
Según esta percepción de los ciudadanos, Cantabria, Asturias y La Rioja serían las más seguras (con un 85%), mientras que los habitantes de Madrid, País Vasco y Cataluña tienen una percepción mayor de inseguridad, pese a que las dos primeras se sitúan por debajo de la media en número de homicidios cada 100.000 habitantes.
Las relaciones y las conexiones sociales son también un elemento que influye positivamente en la salud y el bienestar. En España, la media de satisfacción con las relaciones personales se sitúa en el 7,8 (sobre 10). El 75% de la población asegura que contacta con amigos una vez a la semana y el 70% afirma que se reúne con ellos también una vez por semana. Extremadura y Cantabria están a la cabeza en frecuencia de contactos tanto con amigos como con familia, mientras que Cataluña se sitúa en la cola en ambos casos.
En cuanto al compromiso cívico, un aspecto en el que España se sitúa prácticamente al mismo nivel que la media de la OCDE. La participación electoral de los españoles en las elecciones generales ha descendido ligeramente entre 2008 y 2015, pero se mantiene por encima del 73%, con diferencias regionales que superan los 12 puntos.
En cuanto a la participación en actividades de partidos políticos, destaca la actividad en Cataluña y Navarra, que casi doblan la media nacional, y la baja participación en Andalucía, Aragón y Extremadura. En actividades de voluntariado, destacan la Comunidad Valenciana, Navarra, Baleares y Madrid, mientras que Andalucía y Asturias están a la cola.
*How's Life 2017 muestra los logros y deficiencias del bienestar de los individuos en los 35 países de la OCDE y 6 países asociados analizando renta neta disponible ajustada de los hogares. tasa de empleo, condiciones de la vivienda, estado de salud, educación, red social de apoyo percibida, participación electoral, medio ambiente, seguridad (sensación de seguridad al caminar solo por la noche) y satisfacción (satisfacción con la vida).
Fuente: Expansión