Mucho se ha escrito sobre los recortes salariales y la pérdida de ingresos del trabajo por el efecto de la crisis económica. La existencia de distintas fuentes estadísticas para medir este efecto arroja diferentes y en ocasiones contrarios resultados.
Lo primero que habría que distinguir qué es la devaluación salarial. La última actualización sobre este asunto realizada por el Gabinete Económico del sindicato Comisiones Obreras (CC OO) hace una primera distinción a la hora de definirla. Según los economistas de esta central la devaluación salarial puede llegar a través de dos vías. La primera de ellas es mediante una “rebaja salarial en la nómina”; el trabajador pasa a cobrar menos sueldo por el mismo trabajo. Esta vía fue facilitada en la reforma laboral de 2012, con los cambios aplicados al artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, que ahora permite a las empresas, de forma más ágil, modificar sustancialmente las condiciones laborales, entre ellas, el salario.
La segunda modalidad de devaluación salarial es la que los economistas de este sindicato denominan “caída de los ingresos salariales”. En este caso, el trabajador pasaría a cobrar menos por haber perdido un empleo y haber encontrado otro peor pagado; o cambiar un empleo fijo por uno temporal en un sector menos productivo y de peores salarios o haber recortado su jornada, pasando de un contrato a tiempo completo a otro, parcial.
Una vez hecha esta distinción, los técnicos de este sindicato concluyen que el recorte medio real (descontada la inflación) en las nóminas –esto es a un mismo empleado por el mismo trabajo– ha sido del 7,6% entre 2008 y 2015. Así lo indica el Índice de Precios del Trabajo (IPT), un indicador relativamente nuevo que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que, al igual que el IPC mide la evolución de los precios de la cesta de la compra, en este caso mide la variación del salario que se paga para una cesta fija de puestos de trabajo.
Según el análisis de este nuevo índice, las mayores rebajas salariales en nómina se dieron entre los trabajadores fijos con más antigüedad. En concreto, aquellos que llevaban en su empleo entre 4 y 10 años experimentaron un recorte de sueldos medio del 8% y los que tenían una antigüedad de entre 11 y 20 años, vieron disminuir sus salarios una media del 9,5% entre 2008 y 2015.
Desde CC OO indican que esta devaluación salarial a través de la rebaja directa del sueldo en las nóminas indica el amplio uso que han hecho las empresas de la reforma laboral en este punto;más que la utilización de los descuelgues de convenio –también facilitados en dicha reforma de 2012–.
Dicho esto, ¿qué ocurre con los nuevos contratos creados durante la crisis y la recuperación? El Índice de Precios del Trabajo refleja que, en contra de lo que se suele creer, no detecta rebajas en el salario de los recién llegados a las empresas (salario de entrada) entre 2008 y 2015. Al contrario, se anotan un ligero aumento del 0,6%. Para CC OO, una posible explicación es que “los trabajadores que más sufren la rotación laboral y exposición a los salarios de entrada (temporales, jóvenes, poco cualificados e inmigrantes) son también quienes perciben los salarios más bajos, lo que limita las posibilidades de ajustes”.
En cuanto a la caída real de los ingresos salariales, este informe la cifra en -2,3%, según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral y la Encuesta Anual de Estructura Salarial. En este caso, la pérdida de peso del empleo temporal y del empleo privado, han empujado hacia arriba el ingreso salarial medio. Este efecto ha compensado los recortes causados por las rebajas en nómina;el aumento del tiempo parcial y la pérdida del empleo industrial. Además, este tipo de devaluación se ha cebado en los deciles salariales más bajos, donde el recorte de ingresos en la crisis ha llegado al 22,5%.
Sin embargo, otros cálculos si encuentran que ha existido un recorte de los salarios en las nóminas de los que llegan a las empresas. Un estudio publicado por Funcas elaborado por Daniel Fernández Kranz, del IE Business School, asegura que los nuevos contratos firmados en 2015 conllevan una reducción de ingresos de casi un 12% en comparación con los firmados en 2008.
Y este investigador, que utiliza los datos de la Muestra Continua de Vidas Laborales atribuye un 10% de esta disminución exclusivamente al factor precio;esto es a que los salarios de entrada en la misma empresa y por trabajo similar son menores. Así, Fernández Kranz explica que en contra de algunas creencias establecidas en la opinión pública, no es cierto que en la caída de ingresos tenga un peso considerable el hecho de que el nuevo empleo se cree en sectores de menor valor añadido o que haya más temporales.
Pero independientemente de qué datos se utilicen, CCOO alerta de que la devaluación salarial podría ser permanente, debido a la pérdida de peso de los trabajadores en la negociación colectiva desde la reforma laboral. Desde 2015 se observa un desacoplamiento entre la evolución de la productividad media por hora y el salario medio por hora. En ese año ambas variables crecían al mismo ritmo, lo que propició el reparto de rentas entre empresas y asalariados. Pero desde entonces la divergencia ha crecido, de forma que ahora la productividad por hora avanza un 1,9% y el salario cae un 0,2%.
Además, en CCOOconsideran que las medidas de contención salarial “tampoco se justifican ya por el elevado endeudamiento de las empresas”.
En el seno del Consejo de Ministros hay dos posturas diferenciadas respecto a si ha llegado el momento o no de empezar a subir los salarios.
Fuente: Cinco Días