Para estacionar un vehículo esta mañana en la mayor terminal del aeropuerto barcelonés de El Prat, la T1, es necesario que el usuario ascienda hasta la séptima planta del aparcamiento público. Un claro síntoma de que la huelga de los vigilantes de seguridad de la subcontrata Eulen coincide con una de las jornadas de mayor actividad del año en el segundo aeropuerto español. Aunque la oficina de prensa de Aena en el aeropuerto de Barcelona se niega a facilitar datos de los despegues y aterrizajes previstos para este lunes, inicio del puente de agosto, el número de operaciones supera las 1.050.
Pocos incidentes destacables en la primera huelga indefinida en los controles de seguridad que se vive en unas instalaciones acostumbradas a los estragos por todo tipo de conflictos laborales (empleados de handling de Iberia, limpieza, taxis), apagones, inclemencias metereológicas (un impronunciable volcán islandés), el cese de operaciones de Spanair o el caos de Vueling el pasado verano.
El Gobierno ha tomado la decisión de que tome el control la Guardia Civil para sustituir a los trabajadores de la empresa subcontratada con la intención de reducir los problemas de seguridad derivados de la huelga y de minimizar las molestias a los miles de viajeros afectados por los efectos de los paros.
Los trabajadores de Eulen en el aeropuerto de El Prat están dispuestos a continuar la huelga indefinida hasta el laudo obligatorio que ha anunciado el Ejecutivo y que creen "ilegal", al tiempo que critican el despliegue de la Guardia Civil en esta infraestructura.
Efectivos del Instituto Armado participan activamente en tareas como el control del arco de metales y la revisión de equipajes. "El protocolo de seguridad aplicado por la Guardia Civil ha sido estricto", ha explicado una pasajera a EL MUNDO tras pasar el filtro. "Hemos tardado 20 minutos en cruzarlo. Nos han revisado las maletas, con especial atención a los líquidos".
Según el relato de otros pasajeros, sumado a lo que se ha podido observar esta mañana en la T1, el funcionamiento del acceso a los controles es mejor que en jornadas anteriores, cuando una cola de forma de serpiente iba de lado a lado del vestíbulo de la zona de salidas, llegando a las puertas de la terminal y provocando picos de espera de hasta dos horas.
Las colas frente a los arcos de seguridad son esta mañana de unos pocos minutos, menores, en algunos casos, que las de algunos mostradores de facturación de las aerolíneas. La presencia de la Guardia Civil, junto al establecimiento de servicios mínimos del 90%, determina que la contundente protesta laboral de los vigilantessea prácticamente imperceptible y que, poco antes del mediodía, no haya ni rastro de colas en la infraestructura. Parece paradójico, pero así es como lo habían anunciado ayer los propios huelguistas.
El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha negado "rotundamente" que se hayan ejercido presiones sobre los trabajadores de Eulen para que aceptaran la propuesta de la Generalitat en el proceso de mediación. El ministro, en declaraciones a RNE y Onda Cero, ha subrayado que es obligación del Gobierno garantizar la seguridad y el orden público en el aeropuerto estando España en alerta 4 en materia terrorista.
De la Serna ha señalado que la presencia de la Guardia Civil ha hecho que vuelva la "normalidad" al aeropuerto y ha indicado que ésta "se antoja absolutamente necesaria" por razones de seguridad. Asimismo, ha explicado que se trata de una presencia de "carácter transitorio", que durará "todo lo que sea necesario", hasta que finalice el conflicto.
La asamblea de trabajadores rechazó ayer, por segunda vez en menos de una semana, la propuesta mediadora de la Generalitat, que establecía un plus de 200 euros al mes por doce pagas, lo que evitó que se pudiera cerrar el conflicto que se arrastra desde hace ya más de tres semanas.
El portavoz del comité de huelga de Eulen, Juan Carlos Giménez, ha criticado el uso de efectivos de la Guardia Civil para reducir las colas en los controles de pasajeros y se ha preguntado si este cuerpo "tiene agentes suficientes para ir a reforzar también otros aeropuertos", después de que se hayan anunciado paros en otras instalaciones aeroportuarias españolas.
"Hoy el aeropuerto está lleno de guardias civiles, no hay colas y se olvida el fondo del conflicto, las condiciones laborales de unos trabajadores que cobran una media de 900 euros y que no pueden ni ir a hacer pipí o que se desmayan porque no tienen tiempo para comer", ha señalado Juan Carlos Giménez.
La Generalitat, por su parte, también ha reforzado la presencia de los Mossos d'Esquadra en el aeropuerto barcelonés, donde tienen encargada la seguridad del espacio público, tal y como acordaron la Administración autonómica y la central en la reunión del comité de crisis del pasado jueves.
Fuente: El Mundo