La CUP no está dispuesta a rebajar la campaña de presión sobre el turismo que iniciaron hace diez días miembros de la organización juvenil Arran y que el partido independentista ha adoptado como propia. Los anticapitalistas escenificaron su enroque al dar plantón a la comisión de urgencia convocada en el Ayuntamiento de Barcelona para tratar sobre la bautizada como turismofobia y, en paralelo, apoyar la lista de exigencias a las instituciones de Arran para actuar contra la oferta a los visitantes extranjeros. Entre ellas, la expropiación de hoteles y empresas turísticas o que se tome el control público de destinos como el parque temático de Port Aventura.
La ausencia de la CUP en la comisión del ayuntamiento, convocada de forma atropellada en plenas vacaciones de agosto, fue en realidad todo un mensaje. La formación anticapitalista informó con horas de antelación de su negativa a acudir a una cumbre forzada por el PDeCAT y PP y a la que no fueron tampoco ni Ada Colau ni Xavier Trias. La CUP tachó la cita en la plaza Sant Jaume de ser un mero «teatro» destinado a «criminalizar» y «reprimir» a Arran por sus acciones y no debatir, en realidad, sobre los efectos del turismo en la sociedad.
La implicación de la CUP en la estrategia de boicot al turismo es un hecho que nadie pone en duda después de que sus diputados en el Parlament de Catalunya se posicionaran a favor en la cámara. El grupo municipal certificó ayer también su apoyo al azuzar que se lleven a cabo nuevas acciones y las exigencias que Arran ha hecho a las administraciones. Entre ellas se incluye «detener de forma inmediata la emisión de licencias para hoteles y empresas vinculadas al turismo»; «prohibir de forma inmediata la actividad» de empresas de alquiler de viviendas turísticas como AirBnB o «expropiar las principales empresas y activos turísticos del país». Una lista en la que Arran y la CUP sitúan los «puertos deportivos, hoteles como elVela [en el barrio de la Barceloneta]» o «parques temáticos como Port Aventura».Una vez sometido el sector turístico al control público, los «beneficios» que generen deben ponerse «al servicio de toda la población», sostienen.
Las ausencias del grupo de la CUP y de la propia Ada Colau -todavía de baja intermitente por maternidad- en la comisión municipal fueron ayer, de hecho, las únicas novedades de una reunión convocada a toda prisa y que se prolongó durante apenas una hora sin ninguna conclusión de peso.
El Ayuntamiento de Barcelona admitió haber cometido errores de «comunicación», aunque no anunció ninguna medida concreta para evitar que se repitan acciones como la del 27 de julio, cuando cuatro encapuchados de Arran detuvieron un autobús turístico en plena ruta y se limitó a denunciar una acción «execrable». El concejal de Turismo y ayer portavoz del gobierno municipal, Agustí Colom, tampoco acertó a explicar cuándo ni en qué formato se personarán en la causa judicial contra Arran. Una postura que fue criticada por prácticamente todos los grupos de la oposición. El PDeCAT acusó a Colau de alimentar la turismofobia y PP y C's creen que actúa con tibieza contra el «turismo borroka».
Únicamente ERC eludió cualquier crítica al ayuntamiento. Los republicanos utilizaron la comisión para tachar a la CUP de inmaduros - «a ver si creceís, que esto no es ningún juego», dijo su líder, Alfred Bosch- y acabaron por convertir su argumentario en una ristra de ataques contra el Gobierno de Mariano Rajoy. Bosch acusó al presidente y al PP de ser los culpables de «provocar el caos en el aeropuerto» de ElPrat por las huelgas que, desde la semana pasada, protagonizan los trabajadores de las cintas de seguridad. «Sus encapuchados son sus ministros», zanjó.
Aunque ausente físicamente, Colau irrumpió en el debate sobre la turismofobia a través de Twitter. Lo hizo en un tenso intercambio de mensajes con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.La popular golpeó primero al acusar a la alcaldesa de no ser todo lo «contundente» que requiere la situación tras el ataque al autobús turístico municipal. «Estaría bien que fuera todo lo contundente que se debe ser» y la acusó de «contemporizar los problemas» y actuar con«ambigüedad». Colau entró en el cuerpo a cuerpo: «Contundencia toda, pero no alarmismo ni difamación.No utilice un caso aislado para distorsionar la imagen de Barcelona», zanjó.
Fuente: El Mundo