Puristas y todovalistas de la lengua han encontrado un nuevo frente: la palabra “iros”. Arturo Pérez-Reverte adelantó este domingo en Twitter, respondiendo a una consulta, que la Real Academia de la que forma parte ya ha aceptado como bueno ese imperativo (si bien no se ha completado aún el proceso en las Academias de América). Hasta ahora se consideraba correcta solamente la formación creada con el imperativo del verbo ir y el enclítico os: “idos”. Tras conocerse la nueva validez de esta conversión rótica de la “d” (es decir, su transformación en erre), la polémica se desató en las Redes.
A un lado del cuadrilátero, los todovalistas defendían que la lengua evoluciona y no se pueden poner puertas al campo. Y al otro, los puristas censuraban que la Academia hubiera decidido blanquear un error de toda la vida cuando lo culto y extendido era "idos". Pero a esto respondió con ironía el propio escritor: "Ahora resulta que los que decían y escribían 'idos' eran muchísimos y estaban todos en Twitter".
La Real Academia Española suele dar por válido lo que los hablantes expresan con insistencia; y el Diccionario ha dejado de ejercer aquella función normativa que aún se le otorga por el recuerdo de los viejos tiempos. Antes de incorporar una palabra (o una alteración gramatical como sucede en este caso), los académicos examinan sus bancos de datos (compuestos por más de 400 de millones de registros) y deciden si ha adquirido un uso general. Por tanto, todo vale si la gente lo decide con su práctica cotidiana. Y de ahí salen los todovalistas. Pero no todo lo que vale se sitúa en el lado de la tradición, la belleza, el ritmo, la gracia y el donaire. Y desde esos púlpitos hablan los puristas.
Los todovalistas son los ecólogos que describen un entorno. Los puristas ejercen de ecologistas que ven un deterioro en lo que describen los ecólogos. El ecólogo retrata el paisaje según lo ve; el ecologista lo describe según le gustaría que fuese.
Sin embargo, cuando los conocedores de la lengua situados en uno y otro lado no cavan trincheras, terminan encontrándose en un terreno común: el estilo. Una cosa es que un término sea correcto, y otra que uno elija usarlo. Por ejemplo, un todovalista admitirá como buena la palabra "mierda", por supuesto, pero eso no significa que la vaya a pronunciar en un ambiente de cortesía y cierta formalidad. Y un purista preferiría rechazar la opción "iros", pero conocerá las consonantes róticas y será consciente de que el lenguaje coloquial toma a veces decisiones que contradicen la norma culta y la etimología.
La propia Academia difundió ayer un comunicado al respecto, en el que viene a situarse precisamente en ese terreno compartible: la norma culta, aclara, sigue prefiriendo "idos", pero puede darse como válida la opción "iros", "extendida incluso entre hablantes cultos".
Y atención: no hay que confundir el imperativo "iros" con el infinitivo "iros" que siempre ha sido correcto y no se puede sustituir por "idos". Por ejemplo en "podéis iros todos a la porra", pongamos por caso.
Ahora bien, el imperativo "iros" funcionaría como excepción, dice el comunicado la RAE, puesto que "no se debe extender esa fórmula a otros verbos". Por tanto, lo aceptable sigue siendo "marchaos", "callaos", "sentaos"…
Lo amplía en conversación con EL PAÍS el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez: "Esas formaciones como 'marcharos' o 'quedaros' siguen considerándose vulgares, y en cierta medida 'iros' también participa de ese desprestigio. En el español funcionan mucho las analogías. Puede ocurrir que algún día 'iros' contagie a todo el paradigma, pero de momento el influjo funciona al revés".
Así que no se podrá censurar ni corregir el uso de "iros". Pero siguen teniendo motivos para su purismo quienes crean que "idos" es más elegante.
Fuente: El País