Todo empezó con una rareza genética. Un simple análisis de sangre desveló que dos personas —una mujer estadounidense y otra de Zimbabwe— vivían sin problemas de salud con una cifra extraordinariamente baja de LDL, lo que popularmente se conoce como colesterol «malo». Mientras gran parte de la población mundial luchaba por no subir de 200 sus cifras de LDL, ellas disfrutaban de unos niveles que no llegaban a los 15 mg por decilitro de sangre, una cifra muy baja si se compara con los 70 mg/dl que tiene un recién nacido o los 100 de una persona sana sin ningún problema de colesterol. Lo curioso es que sus cifras ultrabajas no cambiaban ni con una dieta rica en grasas ni con un estilo de vida poco saludable.
Indagando en su genoma se descubrió que portaban una mutación genética, una alteración en el gen PCSK9 que les permitía disfrutar de esta situación privilegiada. Este gen juega un papel clave en el metabolismo del colesterol, cuando se inhibe desciende la producción del colesterol dañino.
El hallazgo inspiró hace cuatro años una carrera científica para desarrollar medicamentos más potentes contra el colesterol. Los frutos ya han empezado a recogerse. Primero se desarrolló un fármaco que imitaba los efectos de esta mutación genética y ahora es una vacuna anticolesterol la que puede revolucionar el tratamiento de este enemigo del corazón.
«Tras las primeras dosis, bastaría con inyectar un recordatorio una vez al año», asegura Günther Staffler, responsable científico de la compañía farmacéutica «Affiris», el laboratorio que está desarrollando el fármaco.
Se llama AT04A y no es solo una promesa. La vacuna ya se ha probado con éxito en ratones que habían sido cebados con una dieta rica en grasas poco saludables, según publica la revista de la Sociedad Europea de Cardiología. En el experimento se vio cómo se redujo la cantidad total de colesterol en sangre en un 53% y el daño por acumulación en las arterias (aterosclerosis) se «encogió» en un 64%. Otros marcadores peligrosos para el sistema cardiovascular, como la inflamación también descendieron, se detalla en el estudio.
Ahora los investigadores confían en trasladar estos buenos resultados a pacientes reales. La farmacéutica, que investiga también en una vacuna contra el párkinson o la diabetes, ya ha empezado a probar su medicamento anticolesterol en 72 voluntarios sanos para demostrar su seguridad y eficacia. El estudio ha comenzado en la Universidad de Viena, en Austria.
«Affiris» quiere demostrar que su vacuna, al menos, puede reducir los niveles de LDL en un 35% como consiguen las estatinas —el medicamento más utilizado contra el colesterol—, pero sin tener que tomar una pastilla diaria que muchas veces se olvida.
El régimen que plantean es inyectar a los pacientes 3 o 4 dosis al comienzo del tratamiento con un par de semanas de diferencia y después solo poner una inyección anual a modo de recordatorio. Así los usuarios no tendrían que estar pendientes de cumplir con el tratamiento.
Otros medicamentos que ya están autorizados (Praluent o Repatha) y que también se dirigen contra PCSK9, han demostrado caídas mayores de colesterol, cercanas al 60 por ciento, «pero son muy costosos y se deben administrar cada cuatro semanas», recuerda a ABC Oliver Siegel, autor de la investigación que publica «European Heart Journal».
Los pacientes que ha puesto Affiris en la diana son las personas con mayor riesgo cardiovascular. Aquellos que ya han sufrido un infarto y no consiguen mantener a raya el colesterol con las estatinas. También podrían beneficiarse otras personas con riesgo medio que, además del LDL elevado, tienen por ejemplo hipertensión arterial y una historia familiar de enfermos cardiovasculares.
Si los ensayos clínicos demuestran que la inmunoterapia funciona en enfermos reales tan bien como en las primeras pruebas, la vacuna podría estar en el mercado en 2023-2025, predice Siegel.
El colesterol es el enemigo número uno del corazón en Occidente. Junto al tabaco es uno de los mayores factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Está detrás de ataques al corazón y de infartos cerebrales. Sin embargo, no hay que olvidar que su presencia en dosis moderadas también es vital para el organismo humano. Todas las células necesitan cierta cantidad de moléculas de colesterol. Además favorece la digestión, ayuda a regular las hormonas sexuales y participa, entre otras funciones, en el metabolismo del calcio.
La última generación de medicamentos reducen el LDL en picado, como se ha visto en las primeras investigaciones. Sin embargo, no siempre reducen la aparición de problemas cardiovasculares, apuntan los cardiólogos Ulrich Laufs y Brian Ference en un editorial que acompaña al artículo de la vacuna en la revista de la Sociedad Europea de Cardiología. Dicen que la clave quizá esté en lo tarde que se lucha contra la acumulación de LDL en las arterias.
Recuerdan que las estatinas elevan el riesgo de diabetes y también pueden hacerlo la última generación de medicamentos que se está desarrollando. Pese a expresar esta preocupación, creen que la estrategia de vacunar contra el colesterol «malo» es una herramienta prometedora que aún debe evaluar su efecto a largo plazo.
Fuente: ABC