Para que un medicamento pueda llegar al mercado con garantías de seguridad y calidad, debe pasar antes por un sistema de doble autorización por parte de la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS): primero, autorización de fabricación y, después, autorización de comercialización. Sin embargo, las presentaciones disponibles de los fármacos de uso humano no siempre se encuentran listas para administrar o en el modo requerido para cubrir las necesidades especiales de los pacientes, por lo que se debe recurrir a la preparación de medicamentos, adaptados a la situación clínica del paciente y en tal forma que puedan ser administrados en las dosis precisas y durante un tiempo determinado.
En Europa, esta actividad no está armonizada y entra en el ámbito de competencia nacional. Así, según la normativa española, la responsabilidad técnica de la preparación de medicamentos en los hospitales recae sobre la Farmacia Hospitalaria (FH). Por ello, el Ministerio de Sanidad ha publicado la ‘Guía de buenas prácticas de preparación de medicamentos en servicios de farmacia hospitalaria‘, con la intención de servir de herramienta a las autoridades competentes de las comunidades autónomas (CC. AA.) para poder “acreditar a los servicios de farmacia de los hospitales que así lo deseen demostrando, de este modo, que la preparación de medicamentos se realiza de conformidad con los principios y directrices de las buenas prácticas”.
El documento apunta que los servicios de FH, al ser los responsables de la preparación de medicamentos, deben adoptar las medidas necesarias para “garantizar que las preparaciones son adecuadas para el uso al que están destinadas y que no suponen ningún riesgo para el paciente”.
En este sentido, el farmacéutico es quien debe supervisar y revisar los procedimientos, asegurando que el personal involucrado esté debidamente cualificado. Asimismo, es crucial que el sistema de calidad del servicio de farmacia esté bien diseñado e implemente las buenas prácticas en la preparación de medicamentos.
La decisión de preparar un medicamento debe ser tomada de manera conjunta por los profesionales sanitarios, a través de comisiones o comités multidisciplinares. Y es el centro hospitalario el responsable último de que estos objetivos de calidad se alcancen. Además, el hospital debe proporcionar los recursos adecuados al servicio de farmacia.
En este contexto, antes de preparar un medicamento, el servicio de FH tiene que evaluar los riesgos asociados para determinar el nivel de garantía de calidad del sistema a aplicar. Una evaluación que debe quedar documentada, tal y como destaca la guía, que incluye dos modelos de decisión para la evaluación de los riesgos, uno para preparaciones estériles y otro para preparaciones no estériles, con los requisitos que deben cumplirse en cada caso.
Fuente: El Global