Producción de vacunas (Foto: Freepik)
La escasez de productos médicos es todo un reto para la Unión Europea de la actualidad, más aún tras las carencias que la pandemia ha dejado al descubierto. Según datos de la OCDE, la escasez afecta principalmente a los medicamentos más antiguos y a los que no tienen patentes, especialmente algunos para el sistema nervioso central, cardiovasculares o para infecciones.
Así lo ha dado a conocer la entidad europea en su nuevo informe sobre políticas para abordar esta problemática. Como apunta la OCDE, las razones más habituales para que se produzca la escasez suelen pasar por problemas de fabricación y calidad, llegando al 50 o 60% de los casos. Igualmente, la escasez de dispositivos médicos también es importante puesto que son también necesarios para la atención médica. Hablamos, por ejemplo, de reactivos para pruebas o incluso equipos de protección personal.
Es por ello que la entidad pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las cadenas de suministro no sólo en el día a día, sino pensando también en futuras crisis. Para ello, apuntan, no sólo se deben tener en cuenta las iniciativas a nivel nacional, sino que es necesaria una cooperación y coordinación internacional y la colaboración con el sector privado. Además, cabe destacar que algunos suministros tienen que pasar controles específicos, como las vacunas por ejemplo, que tienen requisitos muy rigurosos.
La escasez afecta principalmente a los medicamentos más antiguos y a los que no tienen patentes
Por ello, la OCDE plantea a los países dos claves: controlar la seguridad de las cadenas en el día a día y estar preparados para futuras crisis. En cuanto a las primeras políticas, cabe destacar dos variantes, una centrada en la anticipación, es decir, evitar los riesgos de escasez; y otra en la mitigación, para reducir los riesgos si esta situación se produce. Las políticas para anticiparse a estos eventos pasarían por visibilizar las propias cadenas para tener una idea de cuándo se van a producir estas situaciones, es decir, tener información sobre el seguimiento de los suministros.
Para ello, se deben monitorizar los productos más críticos en colaboración con los propios proveedores, y recopilar información y datos en tiempo real. Igualmente, “una mejor anticipación de los riesgos también depende del intercambio de información entre las partes interesadas”, es decir, que las autoridades deben poder compartir información con algunas entidades e incluso con otros países.
Por el lado de mitigar los riesgos, la segunda de las vertientes de los controles en el día a día, se propone abordar las causas fundamentales de la escasez, es decir, “los fallos de calidad, la presión sobre los precios en los mercados sin patentes, y reducir las vulnerabilidades derivadas de la excesiva concentración de fuentes de suministro”. En el caso del control de los precios, se propone la adquisición conjunta entre países, por ejemplo.
Cabe destacar dos variantes, una centrada en la anticipación y otra en la mitigación
Si bien este tipo de políticas son útiles para el día a día de los países, la entidad también apunta varias medidas en el caso de que ocurran crisis graves, lo que requiere “esfuerzos adicionales”. Se recomienda, en primer lugar, contar con una lista de productos críticos, pero que sean específicos para diferentes situaciones de emergencia. Además estas listas deberían utilizarse en el caso de las compras conjuntas de los países.
Igualmente, se propone facilitar el acceso mundial y la “asignación justa” de las tecnologías existentes, así como apoyar la I+D y la transferencia de tecnologías. Los países también deberían, según la entidad, ponerse de acuerdo para compartir información sobre la oferta y la demanda de los suministros.
Finalmente, se apunta, “es posible que los gobiernos necesiten apoyar el desarrollo de nuevas vacunas y tratamientos en respuesta a crisis específicas”. En ese caso en el que se deban desarrollar estos suministros, los países deberán “reforzar los mecanismos existentes para facilitar el acceso equitativo, el intercambio de conocimientos, las licencias voluntarias y la transferencia de tecnología, utilizando mecanismos que puedan activarse inmediatamente en caso de una crisis”, se concluye.
Fuente: ConSalud.es