Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de obesidad se ha triplicado desde 1975 y se estima que en los países europeos más del 70 por ciento de los adultos presentan exceso de peso no saludable. Se trata de una pandemia silenciosa que, según ‘El Atlas Mundial de la Obesidad 2023’, publicado por la Federación Mundial de Obesidad, más de la mitad de la población mundial sufrirá dentro de 12 años “si la prevención, el tratamiento y el apoyo no mejoran”.
Parte de la solución puede llegar (o ya ha llegado) con la nueva clase de fármacos que están presentado resultados positivos en la reducción de tasas de obesidad y enfermedades crónicas asociadas. Conocidos como miméticos de incretina o medicamentos basados en GLP-1, han sido nombrados ‘Avances del Año’ por la revista Science.
Estimula la liberación de insulina de las células beta del páncreas de manera dependiente de la glucosa, lo que significa que su acción es más pronunciada cuando los niveles de glucosa son altos, ayudando así a controlar la glucosa posprandial, reduce la respuesta de glucagón y suprime el apetito actuando a nivel central.
Desarrollados originalmente para el tratamiento de la diabetes, estos fármacos actúan imitando la péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), una hormona de la familia de las incretinas que se sintetiza en las células L del intestino y es secretada en respuesta a las comidas.
Estimula la liberación de insulina de las células beta del páncreas de manera dependiente de la glucosa, lo que significa que su acción es más pronunciada cuando los niveles de glucosa son altos, ayudando así a controlar la glucosa posprandial, reduce la respuesta de glucagón y suprime el apetito actuando a nivel central.
Asimismo, durante el transcurso del año 2023, los ensayos clínicos han evidenciado una disminución significativa en los síntomas de insuficiencia cardíaca, así como una reducción en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos, incluyendo ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
La historia del GLP-1 ha tardado cuatro décadas en desarrollarse. Tal y como recuerda Science en su artículo, los investigadores descubrieron el GLP-1 mientras investigaban la diabetes y la regulación del azúcar en sangre a principios de la década de 1980.
En 1990, los científicos ya descubrieron que inyectar GLP-1 en el cerebro de ratas reducía su ingesta de alimentos. Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando se aprobó el primer fármaco GLP-1, Byetta (exenatida) para la diabetes tipo 2 (DM2).
Siguiendo la línea cronológica, en agosto, un estudio con la participación de 529 personas que padecen obesidad e insuficiencia cardíaca reveló que aquellos que recibieron semaglutida experimentaron un incremento duplicado en la mejora cardíaca y fueron capaces de caminar 20 metros adicionales en un periodo de seis minutos en comparación con el grupo placebo después de un año de tratamiento. En el mismo mes, un ensayo más extenso con 17.000 personas con exceso de peso y enfermedades cardiovasculares, liderado por Novo Nordisk, arrojó que aquellos que tomaban semaglutida tenían un 20 por cierto menos de riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Wegovy ha demostrado una pérdida de peso media significativa, sostenida y clínicamente relevante del 14,9 por ciento
Casi cinco años después, la compañía danesa lanzó Victoza (liraglutida), basada en el GLP-1 humano, con indicación para diabetes. A finales de 2014, la FDA concedió su aprobación para obesidad.
No obstante, los medicamentos no cobraron fuerza realmente hasta hace dos años. En 2021, las agencias reguladores aprobaron Wegovy (semaglutida, Novo Nordisk) tras demostrar que su administración subcutánea en adultos con sobrepeso u obesidad (sin diabetes) unido a una intervención en el estilo de vida se asociaba con una pérdida de peso media significativa, sostenida y clínicamente relevante del 14,9 por ciento. El 86 por ciento de los participantes alcanzaban al menos un cinco por ciento de pérdida de peso.
La semaglutida se comercializa como Ozempic para la DM2 y Wegovy para la obesidad
Recientemente, la FDA y la EMA han aprobado Mounjaro (tirzepatida), un tratamiento desarrollado por Lilly para el control del peso en adultos con obesidad o sobrepeso con al menos una comorbilidad relacionada con el peso. Se trata del primer agonista del receptor del GIP y del GLP-1, de administración semanal.
A pesar de que la modificación del estilo de vida, a través de la dieta y el ejercicio, sigue siendo fundamental para el control del peso, la introducción de nuevas herramientas terapéuticas representa un avance significativo en el abordaje de lo que se ha convertido en un desafío crucial para la salud pública a nivel global.
Fuente: El Global