Con el 100% del voto escrutado, el socioliberal obtuvo un 66,1% de los sufragios, frente al 33,9% que consiguió su rival Marine Le Pen.
El candidato socioliberal, Emmanuel Macron, ganó hoy las elecciones presidenciales francesas con casi 30 puntos de ventaja sobre la ultraderechista Marine Le Pen. Con el 90% del voto escrutado, Macron se apuntó un 64,8% de los votos, frente al 35,2% que consiguió Le Pen.
Estos resultados están en la línea de lo proyectado por las primeras estimaciones de voto, de las que se hicieron eco los medios franceses poco después de que se cerraran los colegios electorales, que daban al presidente electo el 65% de los sufragios frente al 35% que conseguiría su contrincante.
Será, así, la segunda victoria más holgada en una segunda vuelta desde tiempos de Charles de Gaulle - la primera la obtuvo el conservador Jacques Chirac en 2002 contra Jean-Marie Le Pen, padre de la actual candidata-.
Según las estimaciones, la participación, que estaría entre el 74% y el 75%, sería la más baja registrada en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales en Francia desde 1969. Además, casi un 12% de los votos serían blancos y nulos, lo que significa un récord en los comicios en Francia en la V República.
El recuento definitivo no está previsto que termine esta noche, aunque Macron ya ha proclamado su victoria y ha hecho el primer discurso como presidente electo. Esta previsto que releve a François Hollande el día 22 de mayo, pero la fecha exacta se desconoce.
La candidata ultraderechista, Marine Le Pen, se apresuró a reconocer su derrota ante esas primeras estimaciones. Además de felicitar a su contrincante, Le Pen ha querido dejar claro que los franceses han elegido a su formación como la principal de la oposición y ha considerado que los resultados obtenidos han sido "histórico".
Ante sus simpatizantes reunidos en París, la candidata de la extrema derecha agradeció el apoyo de "los 11 millones de electores patriotas" que la votaron. Le Pen, que tras la primera vuelta selló una alianza con el soberanista Nicolas Dupont-Aignan, la primera que consigue su partido, anunció una "profunda renovación" del FN para "crear una nueva fuerza política".
Aseguró que será ella quien encabece "el combate de las legislativas" de junio próximo, en las que tratará de reunir a "todos aquellos que quieren optar por la preferencia francesa".
Le Pen aseguró que estas presidenciales han mostrado "una descomposición de la vida política francesa" marcada por "la desaparición de los partidos tradicionales", en alusión a los socialistas y el centroderecha aglutinado en Los Republicanos.
Por su parte, el líder de la izquierda radical francesa, Jean-Luc Mélenchon, se felicitó hoy de la derrota "masiva" de Le Pen pero mostró su desconfianza hacia el presidente electo. "El programa del nuevo monarca es conocido: la guerra contra las conquistas sociales del país y la irresponsabilidad ecológica", señaló en una breve declaración una vez que se conoció la victoria de Macron.
A su juicio, el país "no está condenado ni al poder de los ricos ni al de quienes odian", en una clara alusión al presidente electo y a Le Pen. Por eso, su principal mensaje fue un llamamiento a los que le votaron en la primera vuelta (quedó en cuarta posición con algo más de siete millones de votos, el 19,58%) para que se vuelvan a unir de cara a las legislativas de junio.
El mensaje oficial del Partido Socialista lo dio su primer secretario, Jean-Christophe Cambadelis, que en nombre de su formación dijo que estaban "orgullosos de haber contribuido a frenar el tirón nacionalista al haber pedido explícitamente el voto por Macron", cuya victoria "es un éxito para la República".
Por su parte, el que fue candidato socialista a las presidenciales, Benoît Hamon (descalificado en la primera vuelta con un decepcionante 6,36% de los votos), alertó del resultado "sin precedentes, histórico" de Marine Le Pen, y pidió que toda la izquierda se una en "una plataforma común" para conseguir una mayoría de Gobierno tras las legislativas de junio.
Desde Los Republicanos, el gran partido de la derecha, el mensaje en su cuenta Twitter fue doble al hacerse pública la rotunda victoria de Macron sobre Le Pen: "se ha evitado lo peor para Francia" y "todo comienza esta noche para una campaña para una mayoría de alternancia".
Asimismo, el presidente de Francia, François Hollande, felicitó a su futuro sucesor y estimó que su amplia victoria en las elecciones refleja el compromiso de los franceses con los valores republicanos y europeos. "Su amplia victoria confirma que una gran mayoría de nuestros conciudadanos han querido unirse en torno a los valores de la República y marcar su compromiso tanto con la Unión Europea como con la apertura de Francia hacia el mundo", dijo el todavía mandatario en un comunicado.
"Le he transmitido todos mis deseos de éxito para nuestro país, porque el principal desafío es unir y construir para proseguir el camino de Francia hacia el progreso y la justicia social", concluyó el jefe de Estado.
El primer ministro francés, Bernard Cazeneuve, afirmó que la victoria del socioliberal señala el rechazo de los electores al proyecto "funesto" del Frente Nacional y que la "izquierda gubernamental" debe contribuir al éxito de su mandato.
A sus 39 años, Emmanuel Macron será el presidente más joven de la V República francesa, algo impensable hace sólo un año y todavía hoy difícil de creer si se atiende a su recorrido vital y a sus ideas políticas.
Europeísta (llegó hoy a la Explanada del Louvre, donde le esperan miles de sus seguidores, bajo los acordes del Himno de la UE), liberal, cerebro económico del vapuleado presidente socialista François Hollande, banquero de inversión en un país receloso con las finanzas, joven en una clase política añosa... Macron, pese a todo, ha conseguido llamar la atención y mover a los franceses.
Su fulgurante transformación de semidesconocido ministro de Economía a gran favorito para alcanzar la presidencia se explica por su éxito en presentarse como un reformista al margen del sistema, pero también por las circunstancias que lo han rodeado.
En unas elecciones que parecían confeccionadas para el triunfo de la derecha, la caída en desgracia del conservador François Fillon y la guerra civil en el Partido Socialista le abrió una oportunidad de oro para aglutinar votos a ambos lados del espectro político.
Y, sobre todo, dentro de la lógica de un modelo electoral que propicia la bipolaridad, Macron consiguió posicionarse como el antídoto perfecto contra el populismo nacionalista de su rival, Marine Le Pen.
Aunque sus rivales lo han asaeteado con la etiqueta de "amigo de las finanzas", él insiste en que su carrera es precisamente lo que le distingue de los políticos profesionales que han vivido toda su vida del dinero público. Como banquero, ya compaginaba su labor con la colaboración con el entonces candidato a la presidencia Hollande.
Convencido de que "la política es una droga dura", entró en el Palacio del Elíseo en 2012 junto a Hollande como secretario general adjunto, donde fue el arquitecto de las primeras reformas económicas impulsadas por el presidente socialista. En agosto de 2014, le llegó el turno de asumir la cartera de Economía de manos de Arnaud Montebourg, cabecilla del ala izquierda de los socialistas.
Su intención de cabalgar en solitario quedó clara hace un año con el nacimiento del movimiento político "En Marcha", plataforma inspirada en la campaña de Barack Obama en Estados Unidos desde la que lanzó su candidatura presidencial, tras dimitir del Gobierno en agosto de 2016.
Hijo de dos médicos de Amiens (norte del país), Macron se formó en el gran vivero galo de cargos públicos, la ENA (Escuela Nacional de Administración), donde coincidió con una promoción que hoy copa importantes puestos en el Estado. Tras completar sus estudios comenzó a trabajar como inspector de finanzas, antes de desembarcar en la empresa privada de la mano de la banca de negocios Rothschild en 2008, de la que llegó a ser socio. Allí se le apodó "Mozart de las finanzas" por su precoz habilidad para trabar acuerdos, apoyado en una buena red de contactos con el mundo político, como el que cerró Nestlé para comprar la división de leches infantiles de Pfizer por 9.000 millones de euros. También fue en Rothschild donde pudo conocer bien España y a sus élites, gracias al trabajo que realizó en la reestructuración financiera del grupo mediático PRISA. Avezado músico (ganó premios como pianista en el conservatorio de Amiens) y lector de filosofía, su ubicuidad en los medios franceses se amplió al "papel couché" por la peculiar historia de amor que le une a su esposa, Brigitte Trogneux, antigua profesora suya en el instituto y 24 años mayor que él.
Fuente: Expansión