CARLOS CORTINAS CANO
Los hogares españoles gastaron durante el pasado ejercicio más que nunca en la compra de bienes y servicios. En total, el desembolso de las familias sujeto al impuesto sobre el valor añadido (IVA) rozó los 470.000 millones de euros, un avance sobre 2021 del 16% y del 40% si se compara con el año anterior, marcado por el parón de la actividad debido la crisis sanitaria. Si a esta cantidad se le suman también los 28.000 millones de euros que los españoles gastaron en la adquisición de vivienda de obra nueva –sujeta al pago de IVA–, el total desembolsado durante 2022 roza el medio billón de euros. Los repuntes anuales, de nuevo, se sitúan en el 16% y el 40% frente a 2021 y 2020.
Estas cifras, sin precedentes en la serie histórica que actualiza anualmente la Agencia Tributaria, se explican principalmente por el tirón del gasto y por la elevada inflación registrada. En 2022, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el desembolso destinado al consumo final de los hogares anotó repuntes trimestrales de enero a septiembre, con una única caída entre octubre y diciembre que anticipa el cambio de ciclo que se prevé para el año en curso. Por su parte, el índice de precios del consumo (IPC) cerró el ejercicio con un avance medio del 8,4% tras superar los dos dígitos durante varios meses.
Son estos dos factores los que han dado pie a que la base imponible del IVA se dispare. La agencia reconoce en su informe anual de recaudación que “descontando el incremento de los precios, el aumento del gasto se situaría en torno al 5,5% en el año”.
En total, según los últimos datos del organismo dependiente de Hacienda, la base imponible conjunta del impuesto al consumo, es decir, el gasto final sujeto al gravamen, alcanzó en España durante 2022 los 568.434 millones de euros. Esta cantidad es el resultado de sumar el gasto de los hogares en bienes, servicios y vivienda de obra nueva (el medio billón de euros) con el gasto protagonizado por las administraciones públicas, que se situó en los 70.566 millones según las cifras de la agencia.
Hay que recordar que las administraciones públicas, por regla general, pagan IVA por todas las compras de bienes y servicios que realizan, tales como la adquisición de bienes muebles e inmuebles o la contratación de servicios de consultoría, limpieza, mantenimiento, publicidad o transporte. Sin embargo, aunque ha ido creciendo año tras año, su evolución se ha mantenido relativamente estable. En 2022, de hecho, esta partida de gasto repuntó menos del 5% anual, por debajo del aumento del IPC.
Es decir, aunque la actividad de las administraciones es notable en el resultado final, el aumento sin precedentes de la base imponible total en 2022 se explica casi exclusivamente por el repunte del gasto en bienes y servicios por parte de los hogares. Así lo reconoce también la propia Agencia Tributaria: “El gasto en consumo de los hogares fue el componente que más creció en 2022, tras haber sido el que sufrió un mayor retroceso por la pandemia”, detalla el organismo. A pesar de ello, recuerda, no consiguió recuperar el peso que tenía sobre el total del gasto sujeto, quedando aún ligeramente por debajo de la media observada en los años previos a la pandemia. Tampoco se ha recuperado totalmente, añade la agencia, “la concordancia que solía observarse entre las evoluciones de la renta bruta de los hogares, que creció un 8,1%, y su gasto en consumo, que aumentó casi el doble, un 15,9%”.
Una base imponible sin precedentes, sumada a un tipo efectivo medio que se mantiene prácticamente invariable (15,2%), da lugar a unos ingresos tributarios récord. Así, durante el año 2022, Hacienda ingresó gracias al IVA más de 82.500 millones de euros, un aumento anual del 14% frente a 2021 y del 30% frente a 2020.
Todo ello, recuerda el Gobierno en el Programa de Estabilidad 2023-206 remitido la semana pasada a la Comisión Europea, pese a medidas de relajación fiscal como la reducción del IVA eléctrico.
Con todo, el propio Ejecutivo prevé que la tendencia que se observa en el impuesto al consumo vaya moderándose poco a poco. Pese a que proyecta un aumento de los ingresos fiscales en 2023, el documento enviado a Bruselas también recoge una “ralentización” de las previsiones que rodean al IVA que se explica por la caída del gasto de los hogares esperada a lo largo de este ejercicio y por la evolución estimada del deflactor del gasto en consumo final.
Fuente: Cinco Días