Los biosimilares ahorraron 1.000 millones de euros al Sistema Nacional de Salud en 2022, un 6,7% más respecto al año anterior (937 millones) y un 14,6% más que en 2020 (872 millones). La tendencia indica que el ahorro va aumentando y seguirá así durante años. Varios genéricos biológicos de farmacéuticas españolas, como Kern Pharma, Rovi o Mabxience, se encuentran en la lista de los que más ahorro provocan.
El medicamento más vendido de Abbvie, Humira, perdió la patente y aparecieron biosimilares que contenían su molécula, entre los que se encuentran Yuflima de la española Kern Pharma. Estos fueron los que más dinero ahorraron al sistema en 2022. En concreto, fueron 270,6 millones de euros (27,06% del total), según estimaciones de la Asociación Española de Biosimilares (BioSim).
En el puesto número dos se encuentran los genéricos biológicos cuyo principio activo es infliximab (la patente pertenecía a Janssen). Resima, de la farmacéutica ibérica mencionada anteriormente, o Flixabi de Biogen, entre otros, redujeron el gasto en 179,62 millones, es decir, 17,90% del total de ahorros obtenidos en 2022.
En la lista le siguen los biosimilares de Epoetinas, tanto de tipo alfa como zeta, que ahorraron 134,92 euros al sistema (13,49%). Estos están indicados para la oncohematología y nefrología. El fármaco de la madrileña Rovi, Recratit, y otros como el de Sandoz (Binocrit) tienen esta molécula. Por otro lado, los que contienen somatropina ahorraron 95,25 millones, 9,50%. Los medicamentos que incluyen en su interior esta molécula están dirigidos a paliar el enanismo, por ejemplo , Omnitrope (de Sandoz) que es una hormona del crecimiento recombinante.
En el meridiano de la lista ocupa lugar Rituximab (Roche perdió su patente), que está indicada para la oncohematología. Ahorró en 2022 71,31 millones de euros, es decir, un 7,13%. La catalana Kern Pharma y Mabxience cuentan en su portfolio con este tipo de biosimilares. Después le sigue Etanercept (Pfizer perdió su patente), cuya área terapéutica es la reumatología, con 51,59 millones, en otras palabras, un 5,15% del total de ahorros.
Otra de las moléculas destacadas es la oncológica Bevacizumab. Roche perdió su patente y nacieron biosimilares como Vegzelma de Kern Pharma o Mvasi de Amgen. Estos fármacos permitieron un ahorro de 48,60 millones de euros (4,86%). Los biológicos genéricos de la insulina glargina, como Abasaglar de Lilly o Semglee de Mylan, para la diabetes redujeron el gasto en 43,06 millones, un 4,30% del total.
En el noveno puesto se encuentran los biosimilares de Trastuzumab (la patente fue de Roche bajo el nombre comercial Herceptin), que ahorraron 37,67 millones de euros, es decir, un 3,76%. Las moléculas biosimilares más conocidas son Herzuma (Kern Pharma), Kanjinti (Amgen) o Trazimera (Pfizer). Por último, dentro del 'top 10', los genéricos biológicos de Fligrastim indicados para tratar las enfermedades oncohematológicas redujeron el gasto 36,39 millones de euros, es decir, solo un 3,63%. Amgen perdió su patente y laboratorios como Sandoz (Zarzio) o Stada Pharma (Grastofil) sacaron su versión.
Para 2023, BioSim augura un aumento del ahorro. La subdirectora de la patronal, Isabel del Rio, explica que únicamente si se aumentase el uso de los biosimilares del 'Top 10' aumentarían los ahorros. De media las comunidades autónomas gastan el 10% del presupuesto total (no solo el sanitario) en fármacos. "Estamos gastando mucho dinero en medicamentos", afirma la subdirectora. "Eso es bueno porque significa que tenemos una gran cobertura farmacéutica, pero tenemos que ser eficientes", añade. La patronal cree que hay que ahorrar, por ejemplo con biosimilares, y ese dinero invertirlo en otras partidas, como el personal sanitario.
Por otro lado, en un futuro próximo, varias moléculas perderán la patente y entrarán en escena nuevos biosimilares. De momento, este año ya han sido financiados por sanidad fármacos que contienen ranibizumab como el de Kern Pharma (Ranivisio) aprobado en la última reunión de la Comisión de Precios. En un primer momento la patente de la molécula fue de Novartis (Lucentis).
En el medio plazo se espera que se comercialicen biosimilares de natalizumab (la patente es de Biogen) para la esclerosis múltiple, tacilizumab (Roche) dirigido al Covid 19, eculizumab (Alexion Pharmaceuticals) para enfermedades raras y ustekinumab (Janssen). Además, cerca de 2030 expirará la patente de dos medicamentos oncológicos que se encuentran entre los fármacos de mayor gasto al sistema: nivolumab de Bristol Myers Squibb (570 euros) y pembrolizumab de Merck (3.566 euros).
Uno de los requisitos que debe poseer un biosimilar para conseguir la luz verde de Sanidad es que tienen que tener un precio menor, alrededor del 20 o 25%, por debajo del medicamento de marca. Sin embargo, la mayoría de este tipo de tratamientos son de uso hospitalario por lo que al final, como se compran por concursos a los que se adhieren los laboratorios, el precio es mucho más bajo llegando a un descuento del 50 y 70% respecto al original.
En España existen 173 plantas de producción de medicamentos. Sin embargo, casi todas son de síntesis química y solo 11 son para la fabricación de medicamentos biotecnológicos. Destacan las plantas biotecnológica de Mabxience, ubicada en León, y la de Rovi en Granada. "Somos deficitarios en plantas de medicamentos biotecnológicos a pesar de que cada los fármacos que más se aprueban son biológicos", recalca la subdirectora de BioSim, Isabel del Rio.
Fuente: El Economista