La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, tras la subida de tipos de diciembre. ANDRE PAIN EFE
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado este martes sus primeras previsiones sobre la economía mundial del año. Un ejercicio de proyecciones que sitúa a España como el país en el que más avanzará el PIB en 2023 y 2024 de entre las grandes economías europeas (Alemania, Francia e Italia) con un crecimiento esperado del 1,1%. Previsión que, no obstante, queda lejos de las expectativas del Gobierno, que elaboró los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2023 con un rebote previsto del 2,1%.
Con estos datos en la mano, España tendría que esperar para recuperar su volumen de producción previo a la pandemia hasta 2024. El último dato de PIB, difundido por el INE el pasado viernes, sitúa a España todavía un 0,9% por debajo del nivel del cuarto trimestre de 2019. España es, junto a la República Checa, el único país que no se ha recuperado del todo del golpe infligido por la covid.
El avance del PIB del 1,1% esperado para este año supera las previsiones para Alemania (0,1%), Francia (0,7%) e Italia (0,6%) y queda también por encima de la media de la eurozona (0,7%). Aunque es inferior a la media prevista para las economías avanzadas, que crecerán en torno a un 1,2%.
Tras el parón económico que se producirá en 2023, la economía volverá a tomar velocidad de crucero en 2024, año en el que las previsiones del FMI apuntan a que España crecerá un 2,4%. En este ejercicio, se espera que el PIB español sea el que avance con más contundencia, de nuevo por encima del crecimiento de Alemania (1,4%), Francia (1,6%) e Italia (0,9%) y de los países de la eurozona.
El informe de previsiones del FMI destaca que el crecimiento económico en Europa aguantó mejor de lo previsto en la segunda parte del año pasado, en parte, gracias al fuerte apoyo estatal que cifran en el 1,2% del PIB de la UE. Otra de las causas es que los precios del gas han bajado más de lo que se esperaba porque Europa ha sido capaz de encontrar proveedores alternativos a Rusia con más facilidad de lo previsto.
La previsión de avance de un 1,1% del PIB en la Eurozona -que se revisa al alza dos décimas en comparación con el informe de octubre- se ha visto afectada por las fuertes subidas en los tipos de interés del BCE y la erosión en los ingresos reales de los hogares que han supuesto estos meses de fuerte inflación y escaso crecimiento salarial. Aunque también por el efecto arrastre del impulso vivido en la primera mitad de 2022 y unos precios de la energía más bajos de lo previsto.
El FMI cree que el crecimiento del PIB mundial se frenará al 2,9% en 2023 tras un 2022 en el que la economía avanzó un 3,4%. La producción volverá a coger ritmo si nada lo impide ya en 2024 con un alza del 3,1%, un registro más similar a lo visto antes de la pandemia, pero todavía por debajo de la media histórica del presente siglo (3,8%). Señala el FMI que el PIB mundial se mostró "sorprendentemente sólido" en el tercer trimestre. Un efecto que parece haberse desvanecido en el trimestre final del año, en el que la mayoría de las economías "si no en todas".
En el apartado de los precios, el FMI confía en que la inflación vaya remitiendo progresivamente y pase del 8,8% en 2022 a un 6,6% en 2023 y al 4,3% en 2024 a nivel global. Todo apunta a que la inflación general ya ha tocado techo y seguirá bajando, de la mano del descenso en el precio de los combustibles y las materias primas. En cambio, la subyacente -la que excluye los componentes más volátiles- seguirá siendo un quebradero de cabeza para los Gobiernos todavía durante un tiempo más.
El FMI ve ahora menos riesgos adversos para la economía global en comparación con el escenario que dibujaba en octubre. Pero, en esencia, estos siguen siendo los mismos: un rebrote pandémico en China frene la recuperación global, la posibilidad de que la guerra en Ucrania se intensifique y que las subidas de tipos agudicen las tensiones por sobreendeudamiento.
El organismo que preside Christine Lagarde ve prioritario que los países sean capaces de lograr una "desinflación sostenida" y centrar las medidas de apoyo en los más vulnerables. En este sentido, el FMI cree que los bancos centrales deberían esperar hasta que la inflación subyacente "haya disminuido claramente" antes de frenar con las subidas de tipos de interés.
Fuente: 20 Minutos