Columna de humo sobre el aeropuerto de Chuguyev, cerca de Járkov, este jueves en Ucrania. Foto: SERGEI ILNITSKY (EFE)
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha cruzado un punto de no retorno. Pocos minutos antes de las 6.00 de este jueves, hora de Moscú, una hora antes en Ucrania, el líder ruso ha anunciado una “operación militar especial” en el Donbás. Solo unos minutos después del discurso del jefe del Kremlin, emitido en todos los canales estatales rusos, se registraron grandes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; incluso en Kiev, la capital. Con bombardeos de artillería, equipo pesado y armas pequeñas, las tropas rusas lanzaron ataques en distintos puntos del país, con un balance estimado de 40 muertos hasta el momento.
El Ministerio del Interior ucranio ha informado de que tropas rusas han aterrizado en la ciudad portuaria de Odessa y están cruzando la frontera en varios puntos del país. También, según fuentes de Interior, están haciendo incursiones desde la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó ilegalmente en 2014. En la capital, los ataques con misiles buscaban alcanzar aviones de combate ucranios, estacionados en un aeropuerto a las afueras de la ciudad de 2,8 millones de habitantes, donde algunas personas se apresuraron a protegerse en alguno de los refugios antiaéreos habilitados o en el metro. La “operación militar” de Putin que, según el líder ruso, busca desmilitarizar pero “no ocupar” el país y no dirigirse contra civiles, toma color de una invasión a gran escala. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se ha apresurado a declarar la ley marcial ya cerrar el espacio aéreo del país. “El ejército está trabajando. Sin pánico. Somos fuertes. Estamos listos para todo. Derrotaremos a todos”, dijo.
El servicio de emergencia estatal de Ucrania asegura que, en solo una hora, se lanzaron ataques contra 10 localidades ucranias, principalmente en el este y sur del país. Además, el Gobierno ha confirmado que las tropas rusas están penetrando también por las fronteras del noreste del país, en concreto por la región de Chernihiv, en la linde con Bielorrusia, con el líder autoritario Alexander Lukashenko, ya plegado a Moscú. La incursión desde allí, donde Rusia había desplegado a 30.000 tropas para hacer maniobras conjuntas con tropas bielorrusas, hace temer a los servios de espionaje ucranios y occidentales, que las fuerzas rusas pueden tratar de alcanzar Kiev; ese sería el camino más corto.
La agresión deja por ahora un balance de 40 víctimas mortales, según Kiev. “Llega constantemente información sobre los ataques”, dice en una nota la agencia gubernamental. El Ministerio de Defensa ruso afirma, por su parte, que está utilizando “armas de alta precisión” para inutilizar la infraestructura militar, las instalaciones de defensa aérea, los aeródromos militares y los aviones del ejército ucraniano, según la agencia estatal rusa RIA.
Putin, que ha agitado durante meses el argumento de que el de Kiev es un “régimen nazi” que discrimina a los rusoparlantes y que los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk están sufriendo un “genocidio”, ha afirmado en su anuncio que la agresión militar es para “defender y proteger” a la ciudadanía. “Nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también por llevar ante la justicia a aquellos que cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos ciudadanos de Rusia”, ha dicho Putin, con gesto serio, en un mensaje de vídeo flanqueado por dos banderas rusas.
La agencia rusa Interfax también reportó explosiones en las zonas de Donetsk y Lugansk bajo control de los separatistas prorrusos, que, alimentados por el Kremlin, llevan ocho años luchando contra el Ejército ucranio en una guerra que ha segado ya 14.000 vidas. Una nueva guerra caliente en la zona sería devastadora. Una intervención a gran escala en todo el país, catastrófica.
El lunes, después de un feroz discurso en el que cuestionó la soberanía de Ucrania, que considera un país ficticio, fruto de costurones históricos y diplomáticos, Putin firmó el reconocimiento de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. Acto seguido, como recogía el decreto, ordenó el envío de tropas a los dos territorios secesionistas, que controlan solo un tercio del territorio del Donbás que reclaman con el aval de Putin.
El líder ruso aseguró este jueves que tomó la decisión tras recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas respaldados por Rusia en el este de Ucrania. Y al anunciar la operación militar advirtió: “Cualquiera que intente interferir con nosotros, o más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y lo llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia”. “Estamos listos para cualquier giro de los acontecimientos”, añadió.
Horas antes, en un emotivo discurso a la nación, con gesto contenido pero dramático, Zelenski parecía presagiar que en la noche del jueves se iba a producir otra agresión militar de Rusia. Kiev está dispuesto a negociar con Moscú en cualquier canal y en cualquier momento, ha dicho en un discurso en ucranio y en ruso divulgado en su canal de Telegram.
“Hoy inicié una llamada telefónica con el presidente ruso. El resultado fue el silencio, aunque el silencio debería estar en el Donbás”, aseguró Zelenski, antes de dirigirse de manera directa a los rusos: “Estamos separados por más de 2.000 kilómetros de fronteras mutuas, a lo largo de las cuales se encuentran 200.000 de sus soldados y 1.000 vehículos blindados. Su liderazgo ha aprobado su paso hacia el territorio de otro país. Este paso podría convertirse en el comienzo de una gran guerra”, ha recalcado. “No necesitamos la guerra, ni caliente ni fría ni híbrida. Pero si las tropas nos atacan y alguien trata de arrebatarnos nuestro país, nuestra libertad, nuestras vidas, las vidas de nuestros hijos, entonces nos defenderemos. Y cuando nos ataquen verán nuestras caras, no nuestras espaldas”.
Los muy perniciosos efectos económicos de la invasión se perciben de inmediato. La Bolsa de Moscú ha detenido su actividad y el rublo ha caído a niveles récord frente a las principales monedas.
La noche ha sido inquietante y tensa en el Donbás y en toda Ucrania. El Gobierno, que pese a las alarmas de Estados Unidos y de la OTAN, ha sido escéptico durante semanas sobre una posible invasión, cambió el paso este miércoles. Cerró los aeropuertos de Jarkov, Zaporiya y Dnipro, en el este de Ucrania. Antes, declaró el estado de emergencia y decretó la convocatoria de hasta 36.000 reservistas. En la ciudad de Slaviansk y en Kramatorsk, cuando los primeros ataques de la mañana dieron un respiro, un buen número de ciudadanos se apresuraron a las gasolineras, para repostar, a los supermercados y a los cajeros automáticos, que limitaron el efectivo a retirar en 3000 grivnas (unos 90 euros). “No es pánico, es previsión”, comentaba Olga Kubikova, de 53 años. Como ella, los ciudadanos de la región del Donbás ya vivieron una guerra abierta en 2014. “Desgraciadamente sabemos lo que hay que hacer”, comentaba Alexéi Udovenko, en la larga cola de una estación de servicoi de Kramatorsk.
Desde finales de noviembre, Moscú ha concentrado decenas de miles de soldados en torno a las fronteras de Ucrania: hasta 190.000, según las últimas informaciones de Estados Unidos. En su discurso emitido en los canales de televisión estatales mientras se desarrollaba el Consejo de Seguridad de la ONU con motivo de la amenaza rusa, Putin ha asegurado que los enfrentamientos entre las fuerzas ucranianas y rusas son “inevitables” y “solo una cuestión de tiempo”. En tono belicoso, el jefe del Kremlin ha afirmado que una mayor expansión de la OTAN y su uso del territorio de Ucrania son “inaceptables”.
Además, el presidente ruso llamó a los militares ucranios a deponer las armas y amenazó con una respuesta contundente a aquellos países que decidan intervenir en la situación desde el exterior. “Les insto a que depongan las armas de inmediato y se vayan a casa. Todos los militares del Ejército ucranio que cumplan con este requisito podrán abandonar libremente la zona de combate y regresar con sus familias”, afirmó.
“La política del imperio de las mentiras se basa, en primer lugar, en la fuerza bruta directa. En tales casos, decimos: hay poder, no se necesita mente. Y nosotros todos sabemos que el verdadero poder está en la justicia y la verdad, que están de nuestro lado”, dijo Putin. “Y si esto es así, entonces es difícil no estar de acuerdo en que la fuerza y la disposición para luchar son la base de la independencia y la soberanía, son la base necesaria sobre la que solo uno puede construir su futuro”, aseveró.
Fuente: El País