En la imagen, la UCI del Hospital Gregorio Marañón en un momento de la pandemia. ALBERTO DI LOLLI
No, no estamos como en la primera y en la tercera ola. Tenemos vacunas y éstas se crearon para evitar la enfermedad grave y la muerte, objetivos que han cumplido sobradamente (en el grupo de 30-59 años la probabilidad de fallecer al contagiarse de Covid si no se está vacunado es 5,5 veces mayor que si se está vacunado; en el grupo de 60-79 años, la probabilidad de morir se multiplica por 14 en los no vacunados respecto a los vacunados; y en los mayores de 80 años la probabilidad es de 8,5 veces más). Pero esas mismas vacunas tan necesarias, "nos han creado un espejismo de que nos iban a permitir superar la pandemia y estamos viendo que no", subraya Fernando García, portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP).
Y puede que las administraciones hayan sido demasiado optimistas y el mensaje no haya sido claro o los medios hayamos fracasado a la hora de transmitirlo o quizá los ciudadanos en conjunto hemos entendido lo que nos venía bien para intentar volver a la normalidad tras tanto tiempo de pandemia. "Tras la primera ola hubo un error de comunicación importante cuando se empezó a decir que habíamos vencido al virus y este año quizá también ha habido un error que ha llevado a creer que con altas tasas de vacunación bastaba y vemos que sigue habiendo contagios", indica Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Sea como fuere, estamos en una situación indeseable justo cuando llegan unas fechas que todos queremos vivir con los nuestros. El año pasado hablábamos de cierre perimetral, de cenas y celebraciones con grupos burbuja... Y este año no hay, por ahora, nada de eso, pero la cuestión es si podemos permitírnoslo. En el último mes y medio Sanidad ha repetido en numerosas ocasiones que nuestra situación era mucho mejor que en el resto de Europa, aunque también es cierto que Portugal, con tasas de vacunación incluso mejores que España, entró a primeros de mes en estado de calamidad, un paso por debajo del estado de emergencia (utilizado para decretar confinamientos) y adoptará una "semana de contención" después de Navidad (aunque a esas alturas quizá haya poco que contener).
El indicador clave para ver la evolución de la pandemia en el momento actual (teniendo en cuenta el alto porcentaje de vacunación) no es tanto la incidencia, sino la presión hospitalaria. Concretamente, no el porcentaje de camas y camas UCI ocupadas -porque puede que una persona ingrese y ocupe una cama durante cuatro meses hasta que se recupera-, sino la tasa de ocupación hospitalaria y la tasa de ocupación UCI por cada 100.000 habitantes en 7 días, dicho de otra forma: las personas que ingresan en el hospital y en la UCI por cada 100.000 habitantes cada semana. Así lo ha defendido Sanidad en los últimos meses y por eso incluyó esos indicadores en el famoso documento semáforo (Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de Covid-19).
Bien, dejemos entonces la incidencia acumulada a un lado (que en España ya es de 412,26, tras subir casi 60 puntos del viernes al lunes y 31 puntos del lunes a ayer, y en algunas comunidades como Navarra es de 1.267,85, cuando hace un mes, el 15 de noviembre, era de 82,02 en España y de 203,42 en Navarra, que empezaba a despegar). Centrémonos en los indicadores que Sanidad señala como claves para saber si estamos en buena o mala situación. La tasa de ocupación hospitalaria por 100.000 habitantes en 7 días es aún de 13,43 en España, es decir, riesgo bajo. Pero como viene sucediendo toda la pandemia, la situación varía mucho por regiones.
Así, en Ceuta y Extremadura, por debajo de 5 ingresos a la semana, se considera circulación controlada. Diez CCAA (Andalucía, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Melilla, Murcia y La Rioja) están en riesgo bajo (de 5 a 15), y las otras siete están en riesgo medio (de 15 a 30): Aragón, Asturias, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Navarra y País Vasco. Es decir, en estas regiones han ingresado en la última semana más de 15 personas en UCI. Hace un mes, el 15 de noviembre, ocho regiones estaban por debajo de 5 ingresos a la semana (circulación controlada) y otras once (hablamos de las 17 CCAA y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) estaban en riesgo bajo, de 5 a 15 ingresos semanales: ninguna llegaba a 10.
"Hay que recordar que en este momento de la epidemia la repercusión en los hospitales no es igual, pero los centros de salud sí están saturados, la atención primaria empieza a colapsar y eso, al margen de lo que supone para otras patologías, solo hablando de Covid dificulta enormemente el rastreo de contactos, etc.", recuerda Ojeda. García subraya que en este momento hay un "desajuste entre el número de casos medidos por la incidencia acumulada y la saturación hospitalaria en comparación con las olas previas", lo que se explica por ese efecto protector de las vacunas frente a enfermedad grave. "Aunque se contagian menos los vacunados, sigue habiendo contagios y si hay un gran aumento de los casos se acabarán saturando los hospitales", recalca.
Pero no acaba aquí la cosa. Si nos fijamos en la tasa de ocupación UCI por 100.000 habitantes en 7 días, ya son ocho las CCAA en riesgo alto en este indicador (de 3 a 4 ingresos semanales en UCI): Aragón, Asturias, Baleares, Castilla y León, Cataluña, Navarra, País Vasco y La Rioja. Todas ellas tienen incidencias por encima de 300, lo que las sitúa en riesgo alto en general. Es decir, casi la mitad del país, casi toda la franja norte y Baleares. Seis comunidades están en riesgo medio (de 2 a 3 ingresos UCI semanales): Aragón, Canarias, Cantabria, Comunidad Valenciana, Madrid y Murcia. Y el resto en riesgo bajo, de 1 a 2 ingresos semanales, salvo Extremadura que está por debajo de 1 (0.94).
¿Cómo estaban sus UCI hace un mes? El 15 de noviembre apenas pasaban a riesgo medio Baleares y La Rioja (con poco más de 2 ingresos UCI semanales), mientras cinco CCAA estaban en riesgo bajo (de 1 a 2 ingresos a la semana) y las otras 12 regiones estaban por debajo de un ingreso UCI semanal (circulación controlada).
"Es previsible que esto vaya aumentando. Aún no se observa en las cifras el posible efecto del puente, pero lo peor será a la vuelta de Navidad. Con todas las celebraciones que están por venir, hasta mediados de enero vamos a seguir subiendo lamentablemente. Los organismos sanitarios deben planificar, no tiene sentido, por ejemplo, que no se renueven contratos a los sanitarios. Esto choca con la realidad", incide el portavoz de AMaSaP.
"Esperar que el impacto de esta onda epidémica perinavideña sea menor que la del año pasado no es incompatible con la obligación que tienen nuestras autoridades de Salud Pública de prepararnos para el peor de los escenarios", hace hincapié Ojeda. El portavoz de Sespas indica que el avance con las vacunas nos había hecho ser más optimistas "y desde Sespas lo seguimos siendo, pero no podemos fiarlo todo a la vacuna". Ojeda señala que el aumento de las interacciones sociales -a nivel familiar y laboral, pero también con desconocidos al crecer la vida social-, ya desde el Black Friday, después con el puente, pero sobre todo con lo que está por venir en Navidad, y cierta relajación con las medidas en esas interacciones es lo que podría explicar esta subida.
En el último mes, como vemos, la mitad de España ha ido creciendo constantemente en estos indicadores de presión hospitalaria. Cataluña tiene una ocupación de camas UCI del 23,44%, casi el doble que la media en España (13,10%). Y Vigo, donde comenzaron a celebrar la Navidad hace ya tres semanas, bate ahora el récord de hospitalizados desde febrero y concentra el 40% de los contagios de toda Galicia. No mucho antes, el 10 de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destacó, en su comparecencia ante el Pleno del Congreso para informar sobre la Cumbre UE-Balcanes Occidentales, la positiva evolución de la pandemia en España respecto a los países de su entorno y sentenció: "Estas Navidades van a ser mejores" que las pasadas.
"Ese mensaje de prepararnos para lo peor no se ha hecho este año. No sabemos decir hasta qué punto habría que tomar medidas como el año pasado porque para empezar no tenemos el mismo marco jurídico. Cuando se actualizó el último semáforo, donde se incluyeron esos nuevos indicadores para medir la evolución de la pandemia, no se dotó de medidas. Antes teníamos una serie de medidas a aplicar en cada nivel de riesgo, lo que facilita que las CCAA tomen decisiones, pero ahora no están esas medidas, no hubo ese acuerdo entre Sanidad y CCAA y así las cosas algunas comunidades tomarán medidas y otras, no. Parece que estamos viendo a ver qué pasa, algo que nos ha pasado otras veces en la pandemia", apunta Ojeda.
El portavoz de Sespas indica que al margen de que la gente voluntariamente interaccione menos, las autoridades deberían implementar medidas poblacionales. Sin embargo, algunas comunidades, como hemos oído estos días, siguen alentando precisamente a continuar adelante con las celebraciones y las reuniones navideñas. "El Gobierno central se lava las manos y pasa la pelota a las CCAA. Las CCAA se quejan de asumir algo desagradable porque nadie quiere tomar medidas que son impopulares", sentencia el portavoz de AMaSaP.
En este sentido, García indica que sería aconsejable volver a hacer limitaciones de aforo, toques de queda, limitación de comensales en los restaurantes... Además de medidas como ventilación, restricción de horarios y el uso de mascarilla. En el caso de Ojeda, reitera: "No hablamos de toques de queda y cierres perimetrales, pero sí insistimos en el uso de la mascarilla, la ventilación de los espacios y tratar de disminuir esas interacciones".
Si ha llegado hasta aquí, solo queda decir que todos estamos cansados de esta pandemia y todos queremos celebrar unas fiestas especiales con los nuestros, pero sigue habiendo personas vulnerables y no podemos centrarlo todo en la vacunación. El año pasado les recomendábamos que no se juntaran con sus primos y familiares de otras comunidades autónomas. Este año no hay cierre perimetral y un alto porcentaje de población está vacunada, las terceras dosis avanzan y este miércoles da comienzo la vacunación infantil, pero no se dejen la prudencia (ni la mascarilla) en el cajón. No organicen cenas de empresa como si fueran bodas. Sigue muriendo gente y la mayor saturación de los servicios sanitarios tiene consecuencias para todos, como llevamos viendo ya casi dos años. Que no tengamos que seguir escribiendo de esto y ustedes leyéndolo.
Fuente: El Mundo