Se avecina un Brexit duro; los divorcios siempre lo son. Para la UE, para Londres y para España: un informe interno del Gobierno destinado a la comisión sobre el Brexit que preside Soraya Sáenz de Santamaría alerta del fuerte impacto sobre España de la salida británica de la UE. La economía “sufrirá las consecuencias negativas” de la marcha de un gran socio comercial. La situación de los británicos que residen en España y los españoles que viven en las islas está en el alero: el Brexit provocará “innumerables repercusiones” para más de un millón de personas en total, apunta el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS.
España está muy expuesta: el impacto del Brexit se llevará entre dos y cuatro décimas de crecimiento del PIB (entre 2.000 y 4.000 millones de euros), dice el informe citando al FMI y a la Comisión Europea. El Gobierno deberá aportar 888 millones extra al presupuesto de la UE, según las primeras estimaciones, y Murcia o Melilla pueden perder fondos europeos. Los efectos se dejarán notar en sectores medulares como el alimentario, el automovilístico y el turismo, con una caída de exportaciones de unos 500 millones; de hasta 1.000 millones en el peor de los escenarios. El documento teme los efectos sobre las grandes empresas más expuestas al mercado británico: Banco Santander (un 12% de sus ingresos procede de Reino Unido), Telefónica (30%) e Iberdrola (14%), que suman un tercio del Ibex, podrían sufrir de lo lindo.
Pero más allá de las magnitudes económicas, el documento subraya las repercusiones para la ciudadanía en asuntos de gran calado: tanto la política migratoria y de libre circulación como Gibraltar, los capítulos de justicia e interior, de agricultura, pesca o de universidades, entre muchos otros, se verán seriamente afectados; incluso con consecuencias en aspectos tangenciales como la piratería informática o el fútbol. El Brexit “puede tener trascendencia para los futbolistas españoles en Reino Unido”, apunta el papel.
Ese informe, firmado por la Representación Permanente de España ante la UE y con contribuciones de la Embajada en Londres y diversos Ministerios, no explicita la posición política de España, pero de su lectura se desprende que Madrid quiere un Brexit suave, no un enfoque punitivo que castigue a Londres. Aunque España es consciente de que viene lo contrario: “El discurso de Theresa May del pasado 17 de enero es definitivo”; “excluye un nuevo marco de relación que suponga el mantenimiento del Reino Unido en el mercado interior”.
El texto enfatiza la necesidad de que Bruselas tenga en cuenta las demandas españolas en la negociación —con posiciones similares a Irlanda, Polonia o Italia— en asuntos como la Seguridad Social, la libre circulación o el turismo. “El objetivo es dar certidumbre a los ciudadanos y apoyar a la Comisión en su papel negociador. Al final del proceso, Reino Unido no puede estar en mejor situación fuera que dentro de la UE. Pero si Londres no juega sucio, lo mejor sería no hacernos daño mutuamente”, según fuentes españolas.
El impacto del Brexit “será mayor en Reino Unido”, pero la UE y España “sufrirán también consecuencias económicas negativas”, reza el documento. “Las relaciones económicas entre Reino Unido y España son muy estrechas”, añade. La balanza comercial ha sido favorable a España la última década. Reino Unido es el primer destino de la inversión española, el primer mercado turístico, el primer destino de la emigración española. Y el impacto llegará por varias vías. En lo comercial, el Brexit provocará una caída de exportaciones de hasta 464 millones en el escenario más probable (un acuerdo bilateral como el de Canadá, según España), especialmente en el automóvil, la alimentación y la industria farmacéutica. Para evitar que la factura sea más elevada, Exteriores ha apoyado varias demandas clave de Londres, como negociar un pacto comercial transitorio en paralelo al acuerdo de divorcio. El informe habla de “medidas transitorias” en diversos ámbitos.
Más allá de la exportación y el turismo —con 15 millones de turistas anuales afectados por la depreciación de la libra—, las consecuencias del Brexit se dejarán notar en el canal migratorio (hay estimaciones que cifran en 800.000 los británicos en España, el tercer grupo más numeroso tras rumanos y marroquíes, y unos 300.000 españoles en Reino Unido). Pero el canal inversor y financiero es quizá el más delicado por la incertidumbre generada.
El informe alerta de la “alta exposición” de la banca: hay registrados 412.000 millones de dólares en derechos de crédito sobre contrapartes británicas. El Gobierno teme el impacto en las empresas con mayor exposición: Santander, Iberdrola y Telefónica (y en menor medida Sabadell y Aena) se arriesgan a los efectos negativos de una rebaja del rating de Reino Unido, a la caída de la libra, a los efectos de la incertidumbre sobre la inversión y a un revolcón en sus beneficios por los costes de los cambios regulatorios. En el caso de Telefónica, con 25 millones de clientes en O2, “el Brexit puede tener un impacto sustancial".
Fuente: El País