Los trombos ocasionados por las vacunas de Janssen y AstraZeneca. EP
Vacunar al mayor porcentaje de la población mundial en el menor tiempo posible. Es el mantra que ha guiado al planeta desde hace más de un año, cuando estalló la pandemia de COVID-19 y los científicos se afanaron en desarrollar un suero contra la enfermedad. Sin embargo, el proceso no es sencillo. El camino hacia la ansiada inmunidad de rebaño se ha revelado plagado de obstáculos, entre ellos, los trombos sufridos por personas que recibieron los preparados de AstraZeneca y Janssen. Ahora, los investigadores han descrito estos "rarísimos" problemas de coagulación bajo un nombre: 'Vipit'.
Se trata del síndrome de trombocitopenia protrombótica inmune inducida por vacuna, bautizado con el acrónimo 'Vipit', por sus siglas en inglés. Este trastorno es un fenómeno inmunológico "absolutamente excepcional" por el que el organismo activa unos anticuerpos que provocan que las plaquetas se agreguen, reduzcan su número en la sangre y aumente la predisposición a sufrir la formación de coágulos, explica David Vivas, coordinador del Grupo de Trabajo de Trombosis Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Fue un grupo de expertos alemanes de la Universidad de Greifswald, liderado por Andreas Greinacher, el primero en proponer la denominación 'Vipit' para este trastorno, tras analizar la detección de trombos en individuos inmunizados con AstraZeneca en varios países de la Unión Europea. Ahora, las autoridades sanitarias estadounidenses han pausado la inoculación del compuesto de Janssen después de haber registrado seis casos parecidos en personas vacunadas con él. "Todo apunta a que el mecanismo es similar" con ambos fármacos, subraya Vivas.
"Son eventos muy infrecuentes. Hablamos de entre uno y cinco casos por millón de pacientes vacunados"
Respecto a la localización de los trombos, la mayoría se han ubicado en los pulmones, en la zona abdominal (concretamente en el bazo) y en los senos cavernosos del cerebro, según el miembro de la SEC. De hecho, han sido estos últimos los que han provocado la mayoría de los fallecimientos registrados.
En esta coyuntura, el cardiólogo llama a la "tranquilidad". "Son eventos muy infrecuentes. Hablamos de entre uno y cinco casos por millón de pacientes vacunados, y todavía no hay una relación absolutamente causal entre los productos de Janssen y AstraZeneca y estos trombos", resalta. Asimismo, recuerda que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la autoridad estadounidense competente, todavía debe pronunciarse oficialmente sobre los casos que está evaluando.
En este sentido, recalca que la probabilidad de sufrir un trombo a causa del coronavirus es "mucho mayor" que como reacción adversa a uno de estos fármacos. Así, los pacientes en UCI por COVID sufren coágulos en un 20-25% de los casos, entre los hospitalizados no críticos la cifra baja al 5% y de las personas con enfermedad leve que no requieren ingreso los padece un 1%, según la Sociedad Española de Trombosis. Son, en cualquier caso, porcentajes muy superiores al de los afectados por las vacunas (en torno al 0,0005%).
"Gana infinitamente la opción de vacunarse. El beneficio es muy superior al riesgo de padecer efectos secundarios"
Por ello, Vivas pide "calma", defiende los frutos de la farmacovigilancia y asegura: "Gana infinitamente la opción de vacunarse. El beneficio obtenido es ampliamente superior al riesgo de padecer estos efectos secundarios. Tenemos que seguir vacunando".
No obstante, esta reacción aparentemente provocada por los compuestos de AstraZeneca y Janssen no es completamente ajena a los expertos, pues es similar a la causada por la heparina en un porcentaje muy bajo de los pacientes que la reciben. Destinado a prevenir y tratar la aparición de trombos, este fármaco induce la formación de coágulos en un 1% de las personas a las que se les administra. "Este fenómeno es también muy poco habitual. Es cierto que el mecanismo fisiológico es muy parecido en ambos", observa Vivas.
Esta semejanza la propuso un grupo de científicos noruegos que estudió los trombos padecidos por cinco sanitarios de entre 130.000 que habían recibido el pinchazo de AstraZeneca. "Nuestros hallazgos indican una base fisiopatológica compartida de la enfermedad en estos pacientes y deberían concienciar de que un síndrome similar a la trombocitopenia autoinmune inducida por heparina puede aparecer en algunas personas después de la vacunación con ChAdOx1 nCoV-19", afirmaban.
En cuanto al tratamiento del 'Vipit', explica el cardiólogo que es ligeramente diferente al de un "trombo convencional" y no se utiliza un anticoagulante, que es lo empleado habitualmente. Se usan otros métodos, detalla, para 'inactivar' el estado inmunológico que favorece el coágulo, como inmunoglobulinas o transfusiones.
En cuanto a las personas afectadas por estos trombos aparecidos tras la vacunación son en su mayoría mujeres jóvenes. Sin embargo, Vivas incide en que, "al ser casos absolutamente excepcionales es muy difícil inferir un grupo poblacional con mayor riesgo". Por eso, considera, es complicado desaconsejarla para algún colectivo.
"Al ser casos absolutamente excepcionales es muy difícil inferir un grupo poblacional con mayor riesgo"
"En los casos descritos, se han producido más en mujeres jóvenes. La cuestión es que hay un sesgo importante porque la vacuna de AstraZeneca se ha inoculado más en este grupo poblacional. No tenemos experiencia en otros", estima.
Los preparados de Janssen y AstraZeneca pueden provocar la aparición de efectos secundarios leves tras su inoculación, como molestias a nivel local, eritema y, en algunos casos, alteraciones como una viriasis. Sin embargo, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomendó prestar atención a posibles síntomas más graves tras la vacunación con el segundo de ellos para detectar una hipotética formación de un trombo.
Entre esta sintomatología que el organismo regulador europeo definió como preocupante y que puede aparecer entre cuatro o cinco días tras el pinchazo y dos o tres semanas después, se encuentran: problemas para respirar, dolor en el pecho o en el abdomen, hinchazón en la pierna, cefalea persistente que no remite con analgesia y que puede ir acompañada de visión borrosa y pequeños puntos de sangre bajo la piel en la zona de la inyección.
Fuente: 20 Minutos