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La Comunidad Valenciana apuesta por cerrar su territorio en Semana Santa para salvar el verano. En la imagen, una playa de Alicante. Manuel Lorenzo EFE
La mayoría de los gobiernos autonómicos ha decidido que no van a salvar la Semana Santa y se muestran partidarios de mantener cerrado perimetralmente sus territorios para impedir la llegada de turistas y propietarios de segundas residencias. La experiencia del verano y, sobre todo, de la Navidad ha revelado que una desescalada a finales de marzo, con la mayoría de la población aún sin vacunar, comprometerá claramente la campaña estival. Y no quieren arriesgarse. Ya no.
Así se lo han indicado al Ministerio de Sanidad, que ya ha empezado los contactos para elaborar un plan conjunto de medidas para evitar que haya 17 semanas santas, en el que figura como elemento esencial el cierre perimetral de las autonomías para reducir la movilidad. Aunque algunas, como Madrid, precisamente la región que actualmente se encuentra en peor situación epidemiológica, la que ya ha insinuado que no apoya esta medida. De hecho, tiene abierto su perímetro, aunque el cierre del resto del territorio español impide de facto las salidas de los madrileños. El efecto centrifugador de Madrid por su situación geográfica central preocupa en el resto de España.
Catalunya prevé ir abriendo, aunque no ha hecho público aún un plan de desescalada. La portavoz en funciones del Govern, Meritxell Budó, dijo ayer tras la reunión del Executiu, que barajan hacer un calendario, “planificar la Semana Santa”, definir qué restricciones se relajarán para dar algunas certezas al sector turístico y la restauración. Pero no entró en detalles, aunque citó el cierre perimetral, ampliar los horarios de bares y restaurantes o las actividades extraescolares.
El secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, tampoco concretó más e insistió en que la voluntad es “dar aire” a los sectores económicos y a toda la sociedad “si los datos son buenos o no malos”. La situación de la epidemia es de una “bajada lenta, pero sostenida”, dijo, pero avisó que “vivimos al día”, es decir que todo dependerá de cómo evolucione la epidemia. Aludió, como ejemplo, al cansancio de los jóvenes. “Aún falta un mes, pero la idea es ir abriendo para llegar a Semana Santa con una vida más normal”, aseguró. Hoy el Govern debe empezar a analizar qué medidas retoca para el próximo lunes.
La Generalitat Valenciana teme a la Semana Santa por muchos motivos. El más importante es la llegada masiva de turistas en coche a la costa, especialmente desde Madrid, que podría provocar un repunte de los contagios. La Comunidad Valenciana estará en esas fechas perimetrada, pero asume que si Madrid no cierra el control en su territorio será todavía más complejo.
Madrid se resiste a cerrar nada, por lo que Ximo Puig ha iniciado una ronda de contactos con las autonomías vecinas, entre estas Castilla-La Mancha, Aragón, Murcia y Catalunya, para buscar un frente común. “Si Madrid no cierra deben cerrar nuestros vecinos, nosotros solos no podemos”, señalan fuentes próximas al president valenciano.
En la misma línea se manifiesta Castilla-La Mancha, que apuesta por un plan común en toda España. También Murcia, Galicia, Andalucía , Cantabria y Castilla y León. La única que se posiciona con Madrid es Extremadura, que prefiere abrir. Baleares y Canarias pedirán una PCR negativa a quienes lleguen al archipiélago, como hasta ahora.
Fuente: La Vanguardia
