LOS ESPAÑOLES CONTARÁN CON UNA CARTILLA DE VACUNACIÓN TRAS VACUNARSE CONTRA EL COVID-19

Todas las personas que se vacunen contra el Covid-19 en España tendrán una tarjeta o certificado de vacunación. Así lo establece el Ministerio de Sanidad en la Estrategia de Vacunación difundida este lunes. Esta cartilla, además de los datos de identificación de la persona en cuestión, incluirá el tipo de vacuna administrada y el número de lote, la fecha de administración de la primera dosis y la prevista para la segunda, el modo de contacto para consulta si se sospecha que hay una reacción adversa y una leyenda con un número telefónico al que llamar si se nota algún efecto secundario que no se contemple en el prospecto.

El plan de Sanidad detalla también cuáles son los cuatro grupos que recibirán primero esta vacuna. El grupo 1 incluye a residentes y personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientes mientras que en el segundo grupo se enmarca el personal de primera línea en el ámbito sanitario y sociosanitario. En el tercero, otro personal sanitario y sociosanitario. Y en el cuarto, último en esta primera fase, las personas consideradas como grandes dependientes.

Las primeras dosis, dice el documento, se utilizarán para vacunar a los dos primeros grupos y una vez hayan sido todos vacunados ya se empezará con el tercero y el cuarto. En cuanto al grupo 1, se incluye a los usuarios de residencias o centros de mayores -también a aquellas personas con dependencia que estén institucionalizadas-. Entran también en esta categoría las personas vulnerables «o con gran dependencia» que acuden a los centros de día cuando estos centros estén vinculados a residencias de mayores, es decir, cuando compartan actividades y personal, señala Sanidad, que también hace referencia a las personas «en situación terminal», cuya vacunación, dice, tendrá que valorarse de forma individual. Además, también habrá prioridad entre residencias, pues serán las más vulnerables (aquellas con mayor número de internos o menor capacidad para llevar a cabo las medidas de prevención, así como las que no han tenido casos de coronavirus) las primeras en recibir las vacunas. Este primer grupo engloba también al personal sanitario y sociosanitario que trabaja en estos centros, incluidos los que no prestan servicios sanitarios, es decir, personal administrativo, de limpieza o de cocina, entre otros.

El grupo 2, por su parte, incluye al personal sanitario en primera línea, es decir, aquellos profesionales que por el desempeño de sus labores tienen mayor exposición al virus. Sanidad engloba en esta categoría, que también incluye a las personas que trabajen en esos entornos sin prestar servicios sanitarios, a aquellos que trabajan de cara a paciente en unidades, consultas o circuitos Covid; a quienes se encuentran en las puertas de entrada de pacientes agudos (como servicios de admisión, urgencias, atención primaria o instituciones penitenciarias); al personal del transporte sanitario urgente; al de los servicios de cuidados intensivos; al de aquellos servicios que pese a no ser de cuidados intensivos realicen procedimientos que puedan generar aerosoles; a los servicios y unidades con pacientes de alto riesgo (como oncología o hematología); a los servicios centrales donde se toman y manipulan muestras; al personal de Salud Pública que trabaja en la gestión directa de la pandemia y al personal de los equipos de vacunación. En este segundo grupo de vacunación se incluye también al personal del ámbito sociosanitario, o sea, aquellas personas que trabajan en otros centros de atención a mayores y de riesgo diferentes a los que contempla el grupo 1.

El personal sanitario o sociosanitario no incluido en los anteriores supuestos forma parte del grupo 3, aunque solo aquel que realiza actividades que requieren de contactos estrechos con personas que puedan estar contagiadas. Es decir, para este grupo se valorará el riesgo de exposición. En la cuarta categoría se engloban las personas consideradas como grandes dependientes, donde también se incluye a aquellas que hayan solicitado ese reconocimiento y a las que, pese a no haberlo hecho, tengan acreditado médicamente que necesitan medidas de apoyo para llevar a cabo su vida. Las personas que las atiendan, por ejemplo en sus hogares, se vacunarán en la misma visita que las personas a las que asisten.

Personas con anticuerpos

El Ministerio también hace referencia a las personas que, tras haber pasado el virus, presentan anticuerpos. Por «el alto grado de incertidumbre» sobre varios aspectos de la infección, dice, se recomienda vacunar también a aquellos usuarios de residencias y centros de mayores que hayan pasado la enfermedad, así como al personal de los mismos que también haya estado infectado. Si en algún caso la enfermedad es muy reciente y se está en un período de aislamiento, señala el documento, se vacunará en cuanto finalice esta cuarentena y se reciba el alta. Para el personal sanitario de primera línea, la estrategia aboga por priorizar la vacunación de quienes no hayan pasado la enfermedad recientemente y esperar a los 90 días desde la fecha del diagnóstico para quienes sí lo hayan pasado. Además, se pone énfasis en que no se recomienda realizar pruebas para la detección de anticuerpos o de infección antes de la vacunación.

La vacuna, como ya ha ido anunciando el ministro de Sanidad, Salvador Illa, durante estos meses, será voluntaria. Aun así, la estrategia recomienda registrar los casos de quienes se opongan a recibirla «con la finalidad de conocer las posibles razones de reticencia en diferentes grupos de población». A la hora de dar el consentimiento para vacunarse, dice Sanidad, será verbal, salvo en aquellos casos en los que se tenga limitada la capacidad para tomar decisiones, en los que tanto la información como la autorización se darán por escrito.

Fuente: ABC