Florentina Martín, de 99 años, ha superado la Covid-19; en la foto, hecha este martes, se la ve en el comedor de su piso en Pinto (Madrid) (SERGIO PEREZ Reuters)
Ayer, España superó el millón de contagios desde el inicio de la pandemia. Y 34.366 fallecidos. Con estas cifras desalentadoras, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud debatirá esta tarde el plan de alertas que ha diseñado el Ministerio de Sanidad y que establece medidas en función de la situación en la que se encuentre cada comunidad. Pero el documento que tendrán encima de la mesa los consejeros poco se parecerá al borrador que la semana pasada se filtró.
Fuentes próximas a las negociaciones que hasta ayer han mantenido los técnicos tanto de Sanidad como de las comunidades indicaron a este periódico que la guía actual endurece claramente las medidas apuntadas la semana pasada, un recrudecimiento solicitado en gran parte por las propias comunidades que en las últimas semanas han incrementando de manera considerable las limitaciones ante la amenaza del colapso hospitalario.
A la cabeza de las medidas más restrictivas se sitúa Catalunya con el cierre total de los bares y restaurantes, algo que sin embargo, el borrador no incluía. En relación al sector hostelero, Sanidad establecía en el nivel 3 el cierre del interior de los bares y restaurantes. El ministro Salvador Illa y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, indicaron que estas medidas son “un mínimo” que las comunidades “pueden superar”.
¿Incluye el nuevo texto el toque de queda tal y como avanzó Madrid (aunque luego se desdijo) y que algunas comunidades, como Castilla -La Mancha, Valencia o País Vasco se muestran a favor? No exactamente, aunque el espíritu del mismo está ahí. En el nivel extremo, Sanidad establece la posibilidad de que las comunidades autónomas puedan “tomar medidas excepcionales” que pueden incluir la limitación de la movilidad de las personas, cierres perimetrales “u otras restricciones del movimiento”. Dentro de estas últimas podría incluir la prohibición de circular en una determinada franja horaria, aunque con excepciones por motivos laborales o sanitarios.
La guía que esta tarde debatirán los responsables sanitarios establece unos niveles de alerta, identificados por colores (imitando a los semáforos) y que vienen marcados por unos indicadores epidemiológicos (número de casos por 100.000 habitantes, positividad de las pruebas...) y asistenciales (ocupación de camas en planta, de las ucis...). Unos ocho indicadores principales y unos 15 secundarios. En función de la cantidad que se superen se establece el nivel de alerta. El nivel máximo, por ejemplo, que en el borrador era de 250 casos por 100.000 habitantes, habrá que añadirle la positividad de las pruebas (más del 10%), la trazabilidad de los casos y la ocupación de las camas de ucis, entre otras.
Las autonomías advierten del riesgo del colapso hospitalario tras las expansión de la Covid
Madrid ya no habla de toque de queda sino de restricciones de la movilidad nocturna, algo que encaja en la guía de Sanidad. Comunidades como Castilla-La Mancha, Valencia o incluso el País Vasco se han mostrado partidarios de esta medida, eso sí, en el nivel máximo.
El Gobierno, pese a que incluye esta medida extrema en su guía de alertas, indicó ayer que deberían ser las comunidades las que pidan el toque de queda a través del estado de alarma. Madrid, por voz de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ya indicó ayer que no va a solicitar nada al Gobierno. El vicepresidente Ignacio Aguado lo dejó claro: El Ejecutivo de Sánchez es el que debe establecer las medidas y los indicadores comunes y las comunidades gestionar en función de ellos.
Ayuso compareció ayer para decir que no piden toque de queda sino restricciones de movilidad nocturna justificando estas limitaciones en que son los jóvenes de entre 15 y 29 años (habló en varias ocasiones de los “universitarios”) los que están provocando los contagios a través de fiestas privadas y botellones que se celebran por la noche “y luego lo llevan a su casa”. La presidenta madrileña insistió en que hay que proteger la economía porque “ésta es fundamental para Madrid”: “Somos sensibles –dijo– a los sectores económicos perjudicados durante estos meses por la pandemia, frente a otros gobiernos que no tienen tan claro cuál es el papel del empleo, de la economía, de los autónomos y de los comercios”, indicó.
El viernes Madrid hará pública la orden que reemplazará el estado de alarma, que decae el sábado, e incluirá el cierre perimetral no de un municipio, sino de las zonas básicas más afectadas y las limitaciones de movimiento desde medianoche a las 6 de la mañana. Ayuso defiende que sea a las doce la hora de cierre de estos establecimientos para evitar el deterioro económico del sector.
Pero ese horario no es compartido por otras comunidades autónomas que consideran que eso no pone freno a la expansión del coronavirus y apuestan por cerrar los bares y restaurantes como muy tarde a las 23 horas, como han establecido numerosas autonomías.
La Rioja decreta el cierre perimetral de toda la región y Aragón, el de Zaragoza, Huesca y Teruel
Expertos en salud pública consultados consideran que en las últimas semanas las diferentes comunidades están adoptando medidas “serias y contundentes” para poner freno a la expansión progresiva del coronavirus. Unas medidas que, en su opinión, aunque llegan tarde, revelan “al fin” una cierta homogeneidad territorial. Los últimos, La Rioja y Aragón. La primera ha decretado el confinamiento perimetral de la región y el cierre de los comercios, incluidos bares y restaurantes, a las 21 horas. Aragón, por su parte, ha decretado el cierre perimetral de Zaragoza, Huesca y Teruel.
Fuente: La Vanguardia