Personal sanitario realiza pruebas PCR durante la campaña de cribado masivo para contener contagios de covid-19 que ha comenzado el jueves en Girona. David Borrat EFE
La segunda ola del coronavirus colapsó primero la atención primaria, luego la capacidad de rastreo de muchas comunidades y, ahora también, la de hacer pruebas con la suficiente celeridad. El tiempo medio que pasa entre que una persona presenta síntomas y tiene diagnóstico se ha duplicado desde junio: ha pasado de entre uno y dos días a entre tres y cuatro. Buena parte de culpa la tiene un embudo a la hora de hacer PCR, que empieza en los centros de salud y sigue en los laboratorios, algunos de los cuales no tienen ni el personal ni los reactivos suficientes para responder con la suficiente rapidez a esta nueva embestida del virus.
Nada es como en marzo, pero cada vez más situaciones recuerdan a la primavera. Entonces, la incapacidad de hacer pruebas era total; ante un virus recién descubierto, el mundo entero pujaba por unos reactivos para detectarlo que escaseaban. La única solución posible fue hacerlas solo a los casos más graves. Hoy es muy distinto. Existe, por el momento, capacidad para diagnosticar a todo el que lo requiere, pero hay retrasos que fluctúan en función del momento y la autonomía.
Las cifras del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) publicadas el pasado miércoles sitúan a España en la realización de pruebas por debajo de otros países con menos casos: la última semana hizo 1.360 pruebas por cada 100.000 habitantes, en la media de la UE. En lo que destaca por encima de todos, para mal, es en el ratio de positividad: el 9,5% de los test que se hacen diagnostican la covid (un 11,8%, según las cifras más actualizadas de Sanidad). La Organización Mundial de la Salud estima que para tener la epidemia controlada esta ratio debe estar por debajo del 5%. “Eso también indica que se hacen pruebas en sitios con alta infección”, ha justificado este jueves Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) quien reconoció retrasos concretos en la realización de pruebas.
“Desde hace dos semanas hay un cuello de botella importante, especialmente en la Comunidad de Madrid, donde ha habido hasta 10 días de retraso en la comunicación de PCR, pero también los hay en Aragón, Cataluña, La Rioja, Andalucía y Castilla y León”, señala Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Asociación Española de Técnicos de Laboratorio (Aetel). En su opinión es una cadena que empieza con la saturación de primaria y sigue con la de los propios laboratorios. “Se han roto los stocks de reactivos y falta personal de laboratorio. Igual que sucede con los rastreadores, no se han contratado suficientes. En muchos hospitales doblan turno porque no dan abasto”, señala.
Estos retrasos son “preocupantes”, en palabras de Andrea Burón, vicepresidenta de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas). “Una persona con síntomas debe hacer cuarentena estricta hasta que recibe el resultado; a medida que se retrasa, aumentan las posibilidades de incumplir”, explica. Pero “lo peor”, según Burón, es lo que sucede a los contactos: hasta que no hay diagnóstico no se tienen que testar y confinar, con lo que pueden estar contagiando el virus todo este periodo de retraso, lo que “limita la capacidad para cortar las cadenas de transmisión”. En algunos lugares se está planteando la posibilidad de que los contactos estrechos sospechosos guarden cuarentena antes del resultado, lo que puede tener “consecuencias económicas negativas” porque se confinará innecesariamente a muchas personas, ya que más del 90% de los test resultan negativos.
Otro de los factores detrás de estos retrasos, explica la portavoz de Sespas, son los cribados. “En algunos lugares están justificados, en otros no tanto, pero si interfieren en los resultados de sintomáticos, estos últimos deberían priorizarse”, sostiene.
El Ministerio de Sanidad explica que su titular, Salvador Illa, ya insistió en el interterritorial de la semana pasada en la necesidad de acortar los tiempos en los resultados de las PCR. “Las comunidades tienen margen para aumentar la capacidad a través de las empresas españolas que producen material de análisis diagnósticos”, señala el ministerio.
Consultadas las comunidades que la Aetel señala con más problemas, solo han respondido Aragón y Madrid. En la primera niegan el problema y dicen que el 90% de las pruebas se procesan al día siguiente y el resto a las 48 horas. En Madrid, la que tiene más problemas, un portavoz explica que “a pesar de la gran demanda”, la “inmensa mayoría” de pruebas se informan en 48 horas.
Una mujer se somete a la prueba PCR en una de las carpasinstalada en la explanada frente al área Urgencias del viejo hospital de Son Dureta, el pasado domingo en Palma de Mallorca. CATI CLADERA EFE
Varios médicos de primaria consultados aseguran que en la Comunidad las demoras llegan fácilmente a los siete días y que la demanda de pruebas por la vuelta a las clases está aumentando esta brecha. Tanto, aseguran estas fuentes, que desde Salud Pública les han llegado a plantear no hacer pruebas a contactos estrechos sin síntomas.
“Hay que tener en cuenta que la gran mayoría son de contactos asintomáticos, que igualmente tienen que guardar cuarentena, al margen del resultado de la prueba. Hemos hablado con todas las casas de proveedores y nos aseguran reactivos. Además hemos adquirido dos millones de los nuevos test de antígenos. Ayer [por el miércoles] solicitamos al Ministerio de Sanidad que actualicen los protocolos para que el positivo que salga de los nuevos test de antígenos sea considerado como caso, al igual que ocurre con la PCR”, asegura un portavoz de la consejería de Sanidad.
Estos test, que han sido recientemente aprobados en Estados Unidos, pueden ser una alternativa a las PCR. Juan Cuadros, del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (en Alcalá de Henares, Madrid), explica que en la “auténtica avalancha” de pruebas que están haciendo, se baraja como alternativa para aliviar los laboratorios, ya que dan el resultado en 15 minutos y se podría hacer en los centros de salud. Aunque supuestamente tienen fiabilidades incluso superiores al 99%, todavía están probando su solvencia y este viernes comienzan un estudio para comprobar si es tan alta como se le supone. “En principio parece muy prometedor, pero hay que ampliar la muestra para sacar conclusiones”, dice Cuadros.
Fernando Simón ha explicado este jueves que ante la petición de Madrid y otras comunidades de homologar estas pruebas, el ministerio está estudiando su efectividad. “Hay que ser prudentes. Al principio de la pandemia vimos test antígenos y serológicos que generaron expectativas muy altas, no cumplieron con las especificaciones técnicas y generaron más problemas que otra cosa”. Estas nuevas, según reconoce, son “aparentemente mejores”, por lo que Sanidad está trabajando en validarlas y generar un documento que especifique cuándo es adecuado su uso.
Fuente: El País