Mujeres y jóvenes serán los más afectados por la crisis por su mayor presencia en sectores como el del turismo y el comercio (Xavier Cervera)
El Banco de España concretó más ayer su hoja de ruta para afrontar la crisis sin precedentes generada por la Covid-19, poniendo el acento en el calendario. En la nueva edición de su informe anual, insistió en una llamada a consensuar cuanto antes un plan de reformas para transmitir confianza a los mercados. Superada la tremenda contracción del producto interior bruto (PIB), estabilizada la situación con el gasto público que sea necesario para evitar al máximo secuelas a futuro –afirmaron–, será el momento de emprender los cambios estructurales, incluida una subida de impuestos y otros ajustes en el gasto que contribuyan a ir rebajando la deuda pública. Si no se toman medidas, el supervisor estima que llegará el 2030 y el pasivo de las administraciones no habrá bajado del 110% del PIB.
“Este es un momento en el que no caben dudas: la política fiscal tiene que actuar de forma contundente para salvar empleos y empresas, y evitar así enormes costes sociales y económicos a medio y largo plazo”, defendió el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. “Pero una vez superada la crisis, nos encontraremos con el mayor nivel de deuda pública en muchas décadas. Tendremos entonces que embarcarnos en reformas presupuestarias profundas que reduzcan el endeudamiento y den margen para afrontar posibles dificultades futuras”. ¿El horizonte? Según las proyecciones del Banco de España, tras una caída del PIB de entre el 9% y el 15% prevista para este año, no se recuperarán los niveles de actividad previos a la crisis por la pandemia antes del 2022.
El informe detalla, entre otras reformas de calado, el incremento de la recaudación tributaria, para acercarla a los registros de otras economías europeas. Así, recomiendan restringir el número de productos con un IVA reducido o superreducido, analizar los beneficios fiscales en el impuesto de sociedades o elevar el gravamen a hidrocarburos, tabaco y alcohol. Junto a otras reformas como la del mercado laboral que, desde su punto de vista, pasa por modificar la indemnización por despido e implantar la mochila austriaca. En cuanto al gasto público, pide revisar las prioridades y meter la tijera en partidas poco eficientes, revisadas por la Airef, como “el farmacéutico, las subvenciones o las políticas activas de empleo”.
Los cambios en el mercado laboral, en la educación, el necesario impulso de la productividad, la digitalización, las amenazas de la globalización, el envejecimiento... la lista de “retos” recogida por el organismo dirigido por Hernández de Cos se ha hecho más larga y más apremiante con la crisis del coronavirus. Al tiempo que alertan de las consecuencias para la economía del impacto social de la pandemia. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, antes del estallido de la pandemia, España contaba con unos niveles de desigualdad más acusados que antes de la Gran Recesión. Ahora, piden seguir apostando por medidas como los avales ICO, el ingreso mínimo vital o los ERTE. Aunque en el caso de los expedientes temporales de regulación de empleo se muestran partidarios de permitir que “en determinados casos” sea compatible con un trabajo en otra empresa o sector, para evitar retener a trabajadores en ramas llamadas a perder ocupación. El Banco de España defiende que la cobertura de los ERTE y otras ayudas se deberán ir concentrando en atender a los más afectados por la emergencia económica, en especial las mujeres y los menores de 35 años. El informe, que advierte de un probable “repunte” de la desigualdad en “los próximos trimestres”, explica que los sectores más afectados por el distanciamiento social –comercio, hostelería, educación, actividades artísticas y recreativas– emplean en mayor medida a mujeres, jóvenes y trabajadores con menos renta, escasa experiencia y contratos temporales. En estas actividades, trabajan el 44% de las mujeres y casi la mitad de los más jóvenes. A lo que hay que añadir que se trata de segmentos de la población con ahorros muy escasos para hacer frente a las dificultades actuales. Además, avisan de que el incremento de la desigualdad de rentas “influirá en el dinamismo de la recuperación”. Y prosigue: el aumento de la distancia entre pobres y ricos puede afectar “de forma permanente, no solo en
el grado de cohesión social, sino también en las decisiones de gasto, inversión y acumulación de capi-
tal humano del conjunto de la economía”.
También destacan el papel de Europa para superar la crisis. Sobre la propuesta de la Comisión Europea para crear un fondo de recuperación, señala que “resulta fundamental aprobarlo cuanto antes”.
Fuente: La Vanguardia