Una oficina del Servicio Andaluz de Empleo. / EUROPA PRESS
Los ERTE están sosteniendo el mercado laboral durante la pandemia o, al menos, evitando un desplome como el que se vio en los últimos 15 días de marzo. En mayo incluso ha aumentado el empleo medido con la afiliación a la Seguridad Social: creció en una media de 97.462 afiliados más, dejando el número total en 18,5 millones. Por su parte, el paro registrado aumentó en 26.573 personas y ya hay cerca de 3,75 millones de inscritos en las oficinas públicas de empleo, según las cifras divulgadas este martes por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social.
Todos estos datos están muy influidos por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que se pusieron en marcha para amortiguar la caída. Y aunque ya han salido de esta situación y regresado a sus puestos de trabajo 400.000 afectados, todavía hay casi tres millones de personas en esta situación en España.
Si se toma el último día de mayo, el aumento de la afiliación es todavía mayor: casi 190.000 empleados más. En los meses anteriores ese era el dato que se tomaba para poder hacer comparaciones homogéneas, puesto que el impacto del coronavirus se empezó a notar el 12 de marzo y eso distorsionaba las medias. Entre abril y mayo sí que puede volver a utilizarse los datos medios. No obstante, desde el 12 de marzo hasta el 31 de mayo la Seguridad Social ha perdido 760.082 afiliados usando las cifras diarias.
Este dato supone una recuperación significativa del empleo en el último mes, pues a finales de abril la caída de la afiliación era de 950.000 cotizantes. La subida de mayo supone que se han recuperado cerca de 2 de cada 10 puestos de trabajo.
Respecto al paro registrado, éste aumentó en 26.573 personas. Aunque pueda parecer paradójico, ambos datos —empleo y paro— no tienen por qué tener un comportamiento exactamente contrario como se ha visto el mes pasado. En este caso, un elemento que puede haber sido decisivo es uno meramente administrativo provocado por la pandemia: el cierre de oficinas. Durante los meses de marzo y abril cayó el empleo en esos 950.000 afiliados, para muchos de estos trabajadores fue muy difícil apuntarse como demandantes de empleo porque no tenían una oficina a la que acudir y los teléfonos y las páginas web estaban saturadas. Además, con el estado de alarma, los plazos administrativos estaban suspendidos para que los ciudadanos no se vieran perjudicados. Todo esto puede suponer que haya un decalaje mayor del habitual entre el momento en que se perdió el empleo y la inscripción del parado en la oficina pública.
Fuente: El País