Echenique en su intervención en el Congreso
El Congreso ha aprobado este martes con el respaldo de todas las fuerzas de la Cámara, a excepción del PP, UPN, Foro Asturias y Vox, tramitar la proposición de ley socialista por la cual España reconocerá el derecho a poner fin a la propia vida a aquellas personas que padezcan un sufrimiento físico o psiquíco insoportable y sin esperanzas de curación pero no se enfrenten a una muerte inminente.
Con 201 votos a favor, 140 en contra y dos abstenciones -el diputado de Teruel Existe Tomás Guitarte y el de ERC Joan Capdevila-, el PSOE ha sacado adelante la tramitación de la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. Es este el tercer intento de alumbrar esta ley y en esta ocasión la perspectiva de que se convierta en realidad es prácticamente total.
La iniciativa del PSOE es garantista y podrá reforzarse en el curso de su tramitación parlamentaria. Pese a ello, los argumentos esgrimidos por los dos partidos de la derecha -que preconizan en su lugar una ley de cuidados paliativos- para oponerse a la regulación de la eutanasia fueron durísimos.
El PP, por boca de su diputado José Ignacio Echániz, mantuvo que tras la iniciativa se esconde una "medida de recorte" de gastos habida cuenta del elevado coste que suponen los cuidados de las personas afectadas por enfermedades sin cura.
Para Vox la iniciativa no es otra cosa que "el reconocimiento del derecho a matar". "Convierten al Estado en una máquina de matar", proclamó su portavoz, quien no dudó en comparar esta propuesta con "la solución final" practicada en la Alemania de Hitler. También ellos incidieron en el enfoque económico: "Los enfermos crónicos deben ser eliminados porque resultan muy caros".
Tanto Vox como el PP aludieron a la recomendación de uno de los miembros del consejo de expertos de Holanda, según el cual la eutanasia en su país se ha demostrado una equivocación porque se dan casos en los que no es el paciente quien decide libre y voluntariamente y no se respetan los protocolos establecidos.
La portavoz socialista, María Luisa Carcedo, médico y ex ministra de Sanidad, defendió la proposición afirmando que "el dolor humano no tiene ideología" y apostando por el "derecho" a decidir la interrupción de la propia vida "en caso de padecer enfermedad incurable, no de muerte inmediata, que resulte insoportable para la condición humana".
El texto de la iniciativa establece como condición la "libre voluntad ratificada" por el afectado tras ser detalladamente informado de su situación y de las posibilidades que existen por médicos responsables.
El derecho a la eutanasia será incluido como una prestación más de la Seguridad Social a fin de que cualquier persona que cumpla con las condiciones requeridas pueda ser beneficiario de la misma.
Pablo Echenique, en nombre de Unidas Podemos, trajo a colación el caso de Ramón Sampedro, que no necesitaba de cuidados paliativos pero deseaba morir tras tres décadas de total inmovilidad. "La posición de la derecha", recalcó el diputado, "es que se joda Ramón Sampedro".
Echenique hizo hincapié, siguiendo la estela de otros portavoces, en la "falta de escrúpulos" del PP al centrar sus argumentos en contra de la eutanasia en un enfoque económico.
De acuerdo con la proposición del PSOE admitida a trámite, toda persona mayor de edad con nacionalidad española o residencia legal en España y en plena capacidad de obrar y decidir puede solicitar y recibir ayuda para morir. La petición debe realizarla de forma "autónoma, consciente e informada", y además debe encontrarse en los supuestos de "enfermedad grave e incurable o enfermedad grave, crónica e invalidante causantes de un sufrimiento físico o psíquico intolerables".
La solicitud debe realizarse por escrito y estar firmada por el paciente que, además deberá ratificarla en el plazo de 15 días. El documento, que puede revocarse en cualquier momento, se firmará en presencia de un médico. Una comisión de control y evaluación comprobará el cumplimiento de todos los requisitos.
El texto contempla dos modalidades de eutanasia: la administración al paciente de una sustancia letal por parte del profesional médico o bien la prescripción de la misma para que sea el paciente quien se la autoadministre. En ambos casos el médico acompañará y apoyará al paciente hasta que se produzca la muerte.
Fuente: El Mundo