Donald Trump, absuelto en el impeachment
Tres años y dos semanas después de haber tomado posesión del cargo, el presidente de Estados Unidos afronta el arranque de la campaña electoral para su reelección en su mejor momento. El impeachment ha fracasado estrepitosamente, su popularidad se encuentra en el punto más alto de su Presidencia, y la oposición demócrata ha perpetrado un ridículo apocalíptico en las primarias de Iowa, donde ese partido ha logrado la cuadratura del círculo -celebrar unas elecciones y ser incapaz de contar los votos- que no sólo ha destruido su prestigio sino, también, desatado las teorías conspiratorias sobre fraude electoral y favoritismo del aparato hacia unos candidatos. Y todo eso, encima, ha sucedido en la semana del Discurso del Estado de la Unión, que el presidente leyó el martes ante el Congreso, y que es una extraordinaria plataforma para transmitir su mensaje al conjunto del país.
La guinda de las victorias de Trump es, obviamente, el final del impeachment. No es que nadie esperara que el presidente fuera a ser destituido cuando la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, lanzó hace cuatro meses y medio una investigación preliminar para determinar si había bases para el impeachment por las presiones de Trump contra el Gobierno de Ucrania para que éste interviniera a su favor en la campaña de 2020. De hecho, Pelosi tomó esa decisión para frenar la presión del ala izquierda de su partido, que amenazaba con partir a los demócratas en dos.
Pero no por esperado el resultado es menos significativo. Los republicanos han demostrado una unidad a prueba de bomba -pese a que uno de los pesos pesados, Mitt Romney, votó a favor de la destitución-, al bloquear la comparecencia de testigos. El resultado ha sido una votación en función de la fidelidad a cada partido. Y, dado que los republicanos tienen mayoría en el Senado, ayer declararon inocente a Trump. Ésa es una decisión significativa.
En los dos impeachment que se han producido en EEUU con anterioridad -en 1868 contra Andrew Johsnon y en 1999 contra Bill Clinton- la propuesta de destituir al presidente no salió adelante, pero al menos consiguió la mayoría de los votos del Senado. Con Trump, la mayoría de los senadores votaron contra los dos artículos que se sometieron a votación: 'Abuso de poder' y 'Obstrucción al Congreso'. El presidente superó el de 'Abuso de poder', con 52 'noes' y 48 'síes'. En cuanto al de 'Obstrucción al Congreso', también obtuvo mayoría de 'noes': 53 frente a 47. Así, Trump es oficialmente absuelto de los dos cargos del 'impeachment'.
En otras palabras: es el equivalente de una absolución en un juicio. Es una victoria con un valor simbólico y político enorme, porque ratifica que Trump está por encima del Congreso. Como ha declarado el historiador Jon Meacham, "éste es, posiblemente, el presidente políticamente más poderoso de la Historia de EEUU".
De hecho, Trump ya había entrado en esta semana con muy bien pie. Su popularidad se encuentra en el 49%, según la consultora Gallup, que realiza cada semana una encuesta a nivel nacional sobre el respaldo al presidente. Ésa es la cifra más alta desde que Trump llegó a la Presidencia, y le deja, literalmente, a un paso de la reelección, sobre todo si se tiene en cuenta que en 2016 ganó las elecciones con el 46,1% del voto popular. Las cifras de Gallup revelan que Trump tiene un respaldo absolutamente récord entre los republicanos, algo que ya quedó de manifiesto el martes en las primarias de Iowa, donde su partido sí fue capaz de contar los votos y el presidente se alzó con el 97,1% de las papeletas.
Pero la popularidad de Trump sube por todas partes. Aunque todavía está en niveles bajos, su respaldo ha alcanzado las cotas más altas de su Presidencia en comercio, uno de los ejes de su política económica, donde se anotó un éxito de primera magnitud el 16 de enero, cuando el Senado aprobó la revisión del Tratado de Libre Comercio en vigor desde 1995 entre EEUU, Canadá, y México, y cuya renegociación había sido uno de los puntales de la gestión de Trump. Lo mismo sucede en política exterior, donde el 53% de los ciudadanos aprueban su decisión de asesinar al líder militar de la Guardia Revolucionaria iraní, el general Qasem Soleimani, el 3 de enero, en un bombardeo en el aeropuerto de Bagdad. La mitad de los estadounidenses creen, así, que Trump debe ser reelegido, según Gallup. Nunca, en los tres años y dos semanas transcurridas desde su toma de posesión del cargo, se había alcanzado esa cifra.
Mientras, el circo demócrata en Iowa sigue. Sólo se habían contado el 75% de los colegios electorales, y el ex alcalde del pueblo de South Bend, el centrista Pete Buttigieg, era quien más equivalentes de delegados ha obtenido (porque el sistema es tan complejo que ni siquiera se puede decir que los candidatos consiguen delegados que les representarán en la Convención del estado de junio, de la que saldrán otros delegados para la Convención Nacional Demócrata de julio). Le seguían los líderes del ala izquierda, Bernie Sanders y Elizabeth Warren. El candidato que lidera las encuestas a nivel nacional, el ex vicepresidente con Obama Joe Biden, iba, de momento, en un distante cuarto puesto. Entretanto, todos los candidatos están haciendo campaña en New Hampshire, que celebra sus primarias el martes, y en donde Sanders parte como claro favorito.
Fuente: El Mundo