La subida del salario mínimo hasta 900 euros mensuales y el aumento de los impuestos al empleo son barreras que han encarecido la contratación y se traducirán este año en que la economía española requerirá de un mayor crecimiento de la actividad para poder crear puestos de trabajo, a diferencia de lo que venía ocurriendo en los últimos años. Los datos de afiliación, el termómetro más fiable para medir el empleo, reflejan desde el verano una clara desaceleración, en línea con la economía, que se agudiza cada mes.
La literatura económica no es clara respecto al impacto que puede tener en el mercado de trabajo el incremento del 22,3% aplicado desde enero en el SMI, pero en España hay coincidencia en que el efecto sobre el empleo es negativo. También lo creen Bruselas y organismos internacionales como el FMI e incluso la propia Seguridad Social. El secretario de Estado, Octavio Granado, reconoció que pueden existir empresarios que tengan «la tentación de contratar en vez de a 20 trabajadores a 18. No tiene sentido que lo neguemos», aseguró.
La opinión mayoritaria es que los efectos sobre el mercado laboral no se verán de forma inmediata. Sin embargo, en solo dos meses de aplicación del nuevo SMI las consecuencias ya se perciben. La contratación indefinida prácticamente se ha hundido y el empleo se ha desacelerado en toda España; ha pasado de crecer a ritmos anuales superiores al 3% a final de 2018 a hacerlo al 2,8% en febrero. Un retroceso que están padeciendo en especial las regiones que tienen sueldos más bajos y en las que, por tanto, el esfuerzo que deben realizar las empresas para igualar las rentas de los trabajadores que ganan menos al nuevo salario mínimo es mayor.
Valentín Bote, director del Randstad Research, explica a ABC que la afiliación ya ha comenzado a echar el freno desde enero y agrega que esta evolución negativa puede estar relacionada con la desaceleración económica general, aunque también reconoce que en determinadas comunidades autónomas, en las que los salarios son más bajos en promedio y, por tanto, están más afectadas por la subida del SMI, la desaceleración está siendo mayor. Uno de estos casos es el de Extremadura, región con los sueldos más bajos en España, donde en dos meses la creación interanual de empleo ha pasado del 2,46% al 1,97%. También está ocurriendo en Canarias, donde la generación de puestos de trabajo ha pasado del 3,37% al 2,58% y, en menor medida, en Galicia. En esta región, la cuarta con rentas más bajas, la ocupación ha pasado de crecer a ritmos del 2,1% a hacerlo al 1,9%.
Pero si hay un indicador, cuya evolución está siendo sido más negativa en los últimos dos meses, es la contratación indefinida, según reflejan los datos del Ministerio de Trabajo y destaca Valentín Bote. Desde que en 2012 se aprobó la reforma laboral esta variable ha sumado récord tras récord. En 2018 registró un crecimiento de más del 18% respecto al año anterior, una evolución que se ha frenado de forma brusca en lo que va de año. En enero ya creció por debajo del 5% en tasa interanual y en febrero descendió un 3,21% respecto al mismo mes de 2018.
Los datos generales de contratación no están siendo buenos desde que comenzó 2019. En febrero los contratos realizados cayeron un 15,45% respecto a enero, con un total de 1,57 millones de contratos. El descenso fue más intenso en el caso de la contratación temporal, con una caída de un 16,37%, frente a un -6,98% en el caso de la indefinida. En términos interanuales, la contratación estable registró en el segundo mes del año el citado descenso del 3,21%, mientras que la temporal creció, pero solo un 2,20%. Es la primera vez en cinco años que se ha reducido la contratación fija en términos interanuales.
Uno de los efectos más evidentes del incremento del salario mínimo se está produciendo en la evolución de los sueldos pactados en convenio, según reconoce la patronal CEOE en su último informe sobre negociación colectiva al que ha tenido acceso ABC. Los datos de Trabajo reflejan que la variación media pactada en los convenios hasta febrero es del 2,23% frente al 1,7% registrada a cierre de 2018.
La principal queja de la patronal respecto al alza aplicada en el salario mínimo ha estado ligada al periodo de implantación de la medida. Los 900 euros actuales no están tan lejos del acuerdo pactado en 2017 entre empresarios y sindicatos con el Gobierno de Rajoy, que planteaba una subida hasta los 850 euros. La gran diferencia está en el tiempo que se ha dado a las empresas para adaptarse al cambio, teniendo en cuenta también que desde enero están teniendo que hacer frente a una subida de impuestos al empleo. Las bases mínimas de cotización subieron en idéntico porcentaje que el SMI dado que ambas variables están referenciadas, y las bases máximas lo hicieron en un 7%.
Mientras que el acuerdo rubricado en 2017 apuntaba a una implantación gradual de la medida hasta completarla en 2020, el plan acordado entre el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias se ha realizado de golpe este ejercicio.
«Desde CEOE reiteramos la necesidad de dar estabilidad y seguridad jurídica para consolidar decisiones de inversión y potenciar la creación de empleo», dice la patronal en la circular de negociación colectiva. Añade que para «continuar avanzando en una tendencia favorable a la estabilidad del empleo, convendría llevar a cabo una rebaja generalizada de las cotizaciones».
Fuente: ABC