Pedro Sánchez se enfrenta este martes al examen más duro desde que llegara al Gobierno gracias a una moción de censura, que fue la primera que se presentaba y ganaba a un jefe del Ejecutivo.
Mañana, 12 de febrero, quedará claro en el debate a las enmiendas a la totalidad, si PDeCat y ERC, partidos que le han mantenido durante ocho meses en el sillón, quieren que Sánchez viva un poco más en el Palacio de La Moncloa, retirando esas enmiendas antes de la votación.
El presidente llega calcinado al Parlamento, tras una semana tremenda en la que tuvo que confrontar la opinión contraria de sus barones, patas negra del Partido Socialista como Felipe González o como Alfonso Guerra o políticos de discurso tranquilo como Ángel Gabilondo o Ximo Puig, todos ellos molestos con la intención inicial de Moncloa de sumergirse en una negociación con los nacionalistas catalanes, a cambio de su apoyo a los Presupuestos.
La presión ejercida desde el núcleo del Partido Socialista cambiaba los planes del Consejo de Ministros, y éste, a última hora del viernes, rectificaba y aparcaba las posibilidades de arrancar el voto a favor de ERC y PDeCat.
Molido por la contienda, con un partido dividido, miles de personas en la calle reclamando ¡elecciones ya!, unas previsiones económicas que descreen de las previsiones de ingresos de sus Cuentas Públicas, Sánchez comprobará hoy hasta donde el Manual de Resistencia que dejó escrito antes de empezar a gobernar es un libro útil para una eventualidad como ésta, en la que la idea de otra moción de censura, esta vez contra él, toma fuerza por parte del Partido Popular.
Artadi: "Pedro Sánchez solo quería el diálogo para negociar los Presupuestos, lo cual demuestra que su voluntad real de diálogo no es real"
El viernes, y en respuesta a la sorprendente reacción del Gobierno, Elsa Artadi y Pere Aragonès recalcaban que el diálogo del que siempre se ha hablado para desencallar la situación en Cataluña, no debe tener condiciones, porque de otro modo, sostenía Artadi, "Pedro Sánchez solo quería el diálogo para negociar los Presupuestos, lo cual demuestra que su voluntad real de diálogo no es real".
En ese rifirrafe entre el Gobierno y la Generalitat, en el PSOE cundía la vergüenza de la operación monclovita, afirmando que de haber reaccionado antes y de otra manera, "nos habríamos ahorrado un lío y la respuesta de la derecha en la calle", comentan a elEconomista.
La apuesta ahora sube enteros. Los puentes de la negociación no están rotos, y hasta el último minuto se puede producir un vuelco de la situación. Lo que puede evidenciar que el Ejecutivo de Sánchez está dispuesto a hablar de los temas prohibidos -según ellos- y se puede avanzar, tanto en la negociación como en la tramitación de los Presupuestos.
Con un cambio de posiciones, el día 13 se puede convertir en la gran esperanza de Pedro Sánchez. Un giro de última hora trae al menos un mes más de paz contenida al Gobierno. Al menos es el tiempo para tramitar los Presupuestos y votar las enmiendas totales, cuya fecha está prevista para el 13 de marzo. Esta fecha es definitiva. Si gana en la votación, Sánchez manda sus Cuentas al Senado, mero trámite en este caso, y un mes más tarde, el 13 de abril, las tendrá de vuelta en el Congreso, con la luz verde que ansía para seguir en el Gobierno.
Porque el horizonte que dibujaba la vicepresidenta del Gobierno no se presta a ambigüedades. Si el Ejecutivo no consigue el aprobado de la cámara, la legislatura se acorta y las elecciones generales pueden estar a la vuelta de la esquina. Incluso el superdomingo del 26-M puede ser más superdomingo todavía, aunque los barones socialistas no quieren y prefieren que estos comicios se celebren antes.
Fuente: El Economista