Pedro Sánchez, durante una entrevista en La Moncloa, este martes.
El Gobierno aún no se ha recuperado del golpe de las elecciones andaluzas, pero ha decidido reaccionar saliendo al ataque. El presidente, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes que finalmente presentará los Presupuestos en el Congreso, aun a riesgo de que sean derrotados si los independentistas catalanes presentan una enmienda de totalidad. Sánchez había sugerido hace dos semanas que no los presentaría si no tenía apoyo, pues no quería “marear” a los españoles. El hundimiento del PSOE en las urnas el domingo le ha forzado a cambiar de planes.
El Consejo de Ministros aprobará en enero el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019 y lo remitirá el Congreso. “El Ejecutivo va a hacer su tarea”, ha anunciado Sánchez en una entrevista en Telecinco. De momento solo tiene garantizado el respaldo de Unidos Podemos. Con el movimiento emprendido, el presidente busca presionar a los secesionistas de ERC y PDeCAT en un intento de atraerles. El Gobierno cree que ambos pueden cambiar de opinión tras las protestas sociales y laborales en Cataluña por los recortes de los últimos años y la irrupción de Vox en el tablero político. “Van a tener que explicarlo” si no votan a favor, ha subrayado. El apoyo de los independentistas catalanes condiciona además el del PNV.
La decisión de presentar las cuentas públicas para el próximo ejercicio coincide además con la concesión de una tregua a Susana Díaz mientras existan posibilidades de mantener la Junta de Andalucía, gobernada por los socialistas desde hace 36 años. Su pérdida abocaría a un escenario inédito en el que la dirección del PSOE mantiene que la presidenta en funciones de la Junta y líder de la federación más poderosa tendría que dimitir de sus cargos. La ejecutiva suavizó por la mañana las formas y optó por rebajar la tensión con Díaz, tras la escalada abierta la víspera desde Ferraz, por el temor al impacto de una crisis interna ante el ciclo electoral de 2019.
Por un lado, Sánchez y su equipo culpan a la presidenta de Andalucía de la derrota y se preparan para tomar el control en cuanto puedan de esta federación, pero por otro salen a la ofensiva en el Congreso para intentar forzar a todos los grupos a definirse. Sánchez lanza así un mensaje claro a sus aliados de la moción de censura: si no le apoyan, saben que asumen el riesgo de que la derecha se haga con el Gobierno del mismo modo que ha logrado la mayoría en el Parlamento andaluz. “En el caso de no salir adelante el Gobierno tendrá que replantearse muchas cosas”, ha reconocido.
Si los Presupuestos no salen, lo más probable en este momento a no ser que se produzca un giro muy importante de los independentistas, empezará en enero la cuenta atrás para las elecciones generales y Sánchez tendrá el relato que buscaba, esto es, que él lo intentó todo para aprobar medidas progresistas pero los socios catalanes no quisieron. Una ruptura así le sería útil también para poder alejarse de los independentistas, como le reclaman algunos barones autonómicos que temen que les pase a ellos en las elecciones de mayo lo mismo que a Díaz.
La decisión de presentar los Presupuestos desata así las especulaciones sobre un adelanto electoral. Marzo parece demasiado pronto, pero el superdomingo en mayo que apuntó el secretario de Organización, José Luis Ábalos, está encima de la mesa cada vez con más fuerza. Sánchez prefería aguantar hasta otoño porque suponía que en mayo habría una fuerte consolidación de la mayoría de izquierdas con una gran alianza PSOE-Podemos, pero las elecciones andaluzas vuelven a poner todo en cuestión. En La Moncloa insisten en que la decisión del posible adelanto electoral no se tomará hasta después de Navidades. El giro de Sánchez parece indicar que todo se está precipitando, aunque es muy difícil hacer previsiones con un Gobierno apoyado por 84 diputados que da muchas vueltas sobre sus propios anuncios, como muestra el propio caso de los Presupuestos.
La dirección del PSOE apoyará sin ambages la posibilidad de gobernar en Andalucía. Esta fue la conclusión principal de la reunión que Sánchez mantuvo este martes con su ejecutiva. En caso de no conseguirlo, en Ferraz se da por descontado que habrá cambios en la federación que Díaz comanda desde hace cinco años. Estos pasarían inexorablemente por el relevo de la líder, preferiblemente por voluntad propia.
La prioridad de Díaz pasa por garantizarse una investidura que ahora mismo parece casi imposible. La candidata también se muestra dispuesta a quedarse como líder regional del PSOE, aunque sea en la oposición, informa Eva Saiz. “He ganado las elecciones y es mi responsabilidad”, insistió en una entrevista en la cadena SER sobre sus intenciones de optar a la investidura. Con todo, matizó que no lo hará si no tiene “los apoyos suficientes”. El delegado del Gobierno en la comunidad, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, de la confianza de Sánchez, se pronunció sobre la continuidad de Díaz y le pidió que “haga una reflexión” sobre sus intenciones de seguir encabezando el partido.
Previamente la dirección efectuó un viraje de 180 grados y rectificó el mensaje que 24 horas antes había trasladado a la líder andaluza en boca de Ábalos. El secretario de Organización socialista y ministro de Fomento fue el elegido para suavizar el discurso, tras la fractura que el día anterior se reabrió entre Madrid y Sevilla. “En ningún caso planteo dimisiones de nadie. No pido la dimisión de nadie. En ningún momento he deslizado esa posibilidad y no corresponde a nuestro estilo”, se tuvo que enmendar a sí mismo el número tres del partido, José Luis Ábalos.
Pedro Sánchez ha expresado a la dirección del PSOE este martes su preocupación por la caída drástica de la movilización que afectó a una parte significativa de su electorado en Andalucía, donde los socialistas se dejaron el domingo 400.000 votos, 14 escaños y más de siete puntos porcentuales (del 35,41% al 27,96%) respecto a las elecciones de 2015. “Le pido a mi organización en Andalucía que reflexione qué debemos hacer mejor”, observó el presidente en Telecinco. “Hay que preguntarse por qué no llegamos al 60% de participación y por qué no hemos movilizado al electorado de izquierdas para hacer frente a la ofensiva de la derecha”, ha reflexionado Ábalos.
Fuente: El País