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Imaginemos que a un albañil le pedimos que levante un muro de ladrillos pero solo le damos arena y una paleta. Podemos intuir que la respuesta, en el mejor de los casos, será “¡Falta material para la faena!”. Imaginemos ahora a un científico de carrera (Titular del CSIC) uno de esos profesionales a los que ha costado un riñón formar, al que exigimos que nos presente un proyecto de calidad, original e innovador, y para que se ponga al tajo le damos una beca 5000 Euros. Igual nos contesta lo mismo “¡Falta material para la faena!”. En el primer caso todos coincidimos, sin cemento y agua lo tiene complicado, incluso alguno dirá con razón “¡Si es que pedís cosas imposibles!” pero en el segundo caso habrá quien diga “Bueno… son 5000 pavos, que no los gano yo todos los días” y es que tenemos una visión un tanto distorsionada de lo que realmente es importante
Cualquier país que se precie sabe que la base del desarrollo económico está en la investigación pero también que hay que pagarla. Con este panorama nuestros científicos disponen de dos opciones, irse al extranjero a investigar sobre "El núcleo indivisible de un Protón” o quedarse y currárselo al mismo nivel que la dotación, en aspectos tan relevantes y de tanto futuro para el país como ”¿Cuánto tiempo aguanta la respiración el Martin Pescador?” o “¿Por qué a los Pájaros Carpinteros no les duele la cabeza con los porrazos que se meten? Así está el patio, becas de 5000 Euros para intentar poner a España en la vanguardia de algo que no sea Ibiza
Hace unos 10 años, las becas otorgadas a nuestros William James Sidis de la investigación (individuo que se sacó 7 carreras sin despeinarse y hablaba 40 idiomas) tenían una dotación de entre 30.000 y 40.000 euros. Y aunque íbamos un poco pelados, nuestros científicos obtenían resultados dignos de figurar en “The Lancet, The Journal and The American”. Hoy la dotación oficial de las becas es para bocata, folios y lápices de colores, y a lo sumo da para una referencia en "Caza y Pesca". Y es que lo de investigar es dinero tirado… porque todo el mundo sabe que es mucho mejor invertirlo en otras cosas más rentables como la ciudad de la cultura de Santiago de Compostela o los estudios cinematográficos ciudad de la luz en Alicante. Entre los dos casi 700.000.000 Euros dilapidados, y si a esto le añadimo repetir elecciones, con un coste aproximado de unos 130.000.000 de Euros, más gastos de campaña, basta una simple división para darnos cuenta que, con un poco de sentido común, tendríamos para desarrollar 20.750 proyectos, a 40.000 por barba. Pero ya se sabe que un país sin expectativa ni perspectiva de futuro puede seguir adelante, pero sin obras faraónicas y gobiernos de consenso, no.
Hace unos días se publicaba una entrevista en el Heraldo de Aragón a científicos españoles que trabajan fuera de nuestro país, con el siguiente título “Científicos españoles en el extranjero: "Vuelve el que tiene morriña, no el que quiere trabajar"
Os dejo algunas frases que definen perfectamente la situación
“…En la misma línea, el investigador Luis March, trabajador en el acelerador ATLAS y contratado por la Universidad de Ginebra, ha indicado que "Alemania, Reino Unido, e Italia tienen una cultura científica mayor que España y, a pesar de la crisis, siguen apostado por la ciencia". "El nivel académico de las universidades españolas es bastante elevado comparado con otros países, de manera que la gente sale muy bien formada. Sin embargo, a nivel de instalaciones estamos muy retratados y necesitamos más inversión"
"Obviamente, ha habido recortes en los proyectos y está más limitado todo -ha explicado el científico en el ATLAS- Hay menos inversión, por tanto, hay menos número de becas, y si tú quieres volver, tienes menos posibilidades" .
España es un país referencia mundial en formación académica y podemos presumir de tener muchos y buenos científicos, con una magnífica proyección. Somos un vivero de coquitos para otros y asumimos nuestro rol, nosotros invertimos en formación y Alemania en recoger el resultado. Lo justo
Pero no todo son malas noticias porque siempre hay algo de que estar orgullosos y por lo que nos reconocen en medio mundo. Somos el cuarto país que mejor paga a los futbolistas.
JSánchez
