NR13

Hace tiempo varios medios de comunicación se reunieron en petit comité y decidieron crear un código,con un nombre pomposo “Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia”, que se puede resumir como “En horario protegido no se pueden emitir contenidos NR13 (no recomendado para menores de 13 años) ”, que suena más a amiguete de R2D2 que  a algo serio. Lo que pretendían y pretenden con este código es no perjudicar el desarrollo físico, mental y moral de los menores, estableciendo tiempos de programación puros, limpios y castos.

Todo lo que sea proteger a la infancia esta  bien pero y al resto de personal, que puede acabar como una chota, ¿quién los protege?

Mientras que por un lado se vuelven locos pensando que ver a un tipo guapetón pasarse un dedo por los labios, al tiempo que anuncian una marca de vermut, puede incitar a un niño a cogerse una cogorza del quince, con el consiguiente perjuicio físico y mental;  por otro nos abruman con programas en los que se habla de forma reiterada y a grito pelado del “follercio” y del “cuernamen”. Pero como no es un NR13, nada que objetar, es más, cuanto más “follercio” mayor audiencia y cuanta mayor audiencia más posibilidad de que el peque coma su bocadillo de chorizo formándose en santos valores.

Mientras se lavan conciencias para que la tierna infancia no vea una botella de Rioja ni de lejos, nadie dice nada de la mano de obra que ellos mismos suponen. En una cadena los ponen a cocinar, a reducir salsas como locos, preparando comida para doscientos marines, aguantando entre fogones y sofocones a sargentos de hierro que les ponen las pilas si no progresan adecuadamente; en otras se desgañitan cantando la Traviata o moviendo el esqueleto a ritmo de "Tango y Mambo". Y esto si tendría que estar dentro del NR3 porque en todos  se pueden ver a las criaturas con un estrés del copón, impropio de su edad, que llega a niveles dramáticos cuando los mandan directos para su casa, eso si, con un juego de mesa (que debe de entretener un mojón) y un horno para que no pierdan el hábito. Pero lo cierto es que no incumplen el código, porque según parece el Kit mejora las habilidades mentales y firmar autógrafos en el barrio potencia la autoestima. Correcto.

Otro hábito que empieza a ser preocupante es la nueva diana que han elegido para promocionar productos teóricamente lúdicos. Algunos medios se han dado cuenta del filón que tienen determinados presentadores entre la población mayor y claro, era cuestión de tiempo que, con sonrisa feliz y gesto amigable hasta el tuétano, los animasen a jugar a juegos de azar. ¿Cómo vas a dudar de un tipo que es casi como de la familia, si te dice que juegues? pues vas y juegas. Pero como ya no eres un niño, dispones de libre albedrío y la pensión está garantizada todos los meses, ancha es Castilla (la Vieja)

Un informe publicado recientemente sobre el incremento de la ludopatía en la población mayor desvela que en los últimos años se ha multiplicado el número de nuevos casos, y en progresión. Aún siendo posiblemente injusto y demagogo,  igual sería necesario crear un NRM65 (no recomendado para mayores de 65), porque entiendo que cuando se crea un código de conducta, de cualquier tipo, es porque algo huele mal en Pernambuco y se pretende corregir.

Y si el tema no va por aquí, Intentar de forma sería proteger a los niños y no tan niños, de los peligros que entrañan determinados productos, y de lo que se trata es de tener códigos a medias, con flecos, que protegen a unos si y otros no, que suena a chufla, yo propongo eliminar toda la programación salvo “Que tiempo tan feliz”, en bucle, hasta la misa del domingo.

JSánchez