La clave de una comunicación eficaz está en el carácter recíproco de la misma; implica a las dos personas que quieren entrar en relación y deben ser capaces de ponerse en el punto de vista del otro. Cada uno de los interlocutores intenta percibir el mundo del otro, ver las cosas desde la perspectiva de la persona que tiene enfrente. Por tanto, la comunicación se hace en los dos sentidos y no en sentido único, se trata de un proceso circular en el que los participantes son a la vez emisor y receptor.
Comunicar es “poner en común” e implica la transmisión de una información que puede tener carácter racional o emocional. La comunicación es pura interacción entre individuos y en su desarrollo pueden aparecer las denominadas “barreras de la comunicación” responsables del 80% de la pérdida de información del mensaje.
Estas barreras tienen su origen en los diferentes actores o en el entorno. Por un lado en el emisor, pues falta de un código común, falta o exceso de redundancia, lenguaje ambiguo, contradictorio, o disperso. Por otro en el receptor, porque falta de habilidades de escucha (no atender, prejuzgar, interpretaciones interesadas), filtros y defensa psicológica cuando se siente amenazado por la situación.
Y, por último, en el entorno; los ruidos ambientales, entorno inadecuado (interrupciones continuas, espacios que dificultan la comunicación), etc.
Por tanto, una comunicación técnicamente efectiva debe incidir en tres aspectos básicos: desarrollar una relación personalizada con el receptor, prestar atención al punto de vista del otro e implicar al receptor en la toma de decisiones.
La Atención Farmacéutica se caracteriza por la asunción de una mayor responsabilidad del farmacéutico, centrada en la asistencia al paciente que necesita o utiliza medicamentos y con el objetivo de garantizar el uso seguro, efectivo y eficiente de los mismos. Con este fin se han desarrollado conceptos y actividades con sus correspondientes protocolos y guías de actuación que señalan los pasos a seguir en la dispensación, indicación o el seguimiento farmacoterapéutico.
Sin embargo, la actuación del farmacéutico comunitario en este proceso de uso de los medicamentos necesita, en gran número de ocasiones, de la coordinación con el médico de Atención Primaria responsable del paciente; siendo un elemento primordial de esta coordinación el establecimiento de vías de comunicación fluidas y seguras entre ambos.
Dada la posición que ocupa el farmacéutico comunitario dentro del sistema sanitario, las vías para resolver problemas concretos de los pacientes han tenido un carácter esporádico, no estructurado ni coordinado, en la mayoría de los casos a iniciativa del farmacéutico que en cada momento toma la decisión de qué comunicar, cómo y por qué vía.
La fundación Pharmaceutical Care junto con Semergen y con el apoyo logístico de Esteve, conscientes de la importancia de la comunicación bidireccional médico/farmacéutico y de las barreras a las que nos enfrentamos hemos llevado a cabo el Proyecto Medafar con el fin de minimizar las barreras y dotar a ambos profesionales de una estructura de comunicación eficiente.
En primer lugar se trabajó en un lenguaje común, enlazando los procedimientos de Atención Farmacéutica con la terminología y conceptualización de la Atención Primaria de Salud; posteriormente se determinaron las situaciones que daban lugar a derivación de la atención al paciente tanto de médico a farmacéutico como de farmacéutico a médico y se desarrolló así la Clasificación de Derivaciones Fármaco-terapéuticas que está validada.
Medafar ha creado una estructura y codificación adecuadas para mensajes de contenido asistencial y farmacoterapéutico que permiten estandarizar la comunicación profesional entre farmacéutico-dispensador y médico-prescriptor de Atención Primaria. Esta codificación está fundamentada en el documento “Clasificación de Derivaciones Fármaco-terapéuticas” y deberá hacerse operativa a través de un aplicativo informático que conecte la receta electrónica y la gestión de la farmacia. La utilización de la e-receta permite la relación directa e inmediata entre médico y farmacéutico, que los mensajes sean entendidos de igual forma por ambos y, además, deja registro de la actividad que han llevado a cabo.
Medafar cumple los tres aspectos básicos de una comunicación técnicamente efectiva: permite desarrollar una relación personalizada entre médico y farmacéutico, permite prestar atención al punto de vista del otro e implica a ambos profesionales en la toma de decisiones.
La implantación de estas herramientas podría utilizarse como estrategia para alcanzar la plena coordinación entre médicos y farmacéuticos. Para ello, también es preciso contar con la voluntad de los profesionales sanitarios, y con los recursos y disponibilidad de las Consejerías de Sanidad y de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Es nuestro siguiente reto.
Fuente: El Global.