En 2022, el sector farmacéutico global alcanzó un valor de 1.528 millones de euros, un crecimiento significativo frente a los 1.079 millones de euros en 2017, lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 5,8%. Así lo muestra un muevo documento elaborado por el WifOR Institute para la patronal de la industria farmacéutica mundial, IFPMA, que admite que este incremento ha sido impulsado por varios factores, incluyendo el aumento de enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población global, la resistencia antimicrobiana y la incidencia creciente de enfermedades virales nuevas. La pandemia de COVID-19 también desempeñó un papel fundamental, acelerando la innovación en medicamentos y vacunas. Durante este periodo, la capacidad global de fabricación de vacunas aumentó de cero a más de 1,1 millones de dosis anuales en 2021, con un ritmo mensual de 1.000 millones de dosis en 2022, marcando un hito en la historia de la industria.
Desde el año 2000, el valor de producción de la industria farmacéutica ha aumentado de 120.000 millones de euros a 323.276 en 2022. Se espera que el mercado global alcance un tamaño de 1.328 millones de euros para 2032, con una tasa de crecimiento anual compuesta proyectada del 12,5%. Este crecimiento está estrechamente vinculado a la creciente necesidad de medicamentos avanzados, tecnologías innovadoras y soluciones de salud frente a desafíos globales como el cambio climático y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas. “La pandemia de COVID-19 no solo subrayó la importancia de acelerar las actividades de investigación y desarrollo (I+D), sino que también destacó la necesidad de digitalizar y expandir las cadenas de suministro para hacerlas más resilientes”, especifica el informe. En respuesta, la industria desarrolló rápidamente 17 vacunas, 68 tratamientos y 25 antivirales para combatir el virus, consolidando su reputación como un sector dinámico y esencial para la salud global.
Por otro lado, la industria farmacéutica desempeña un papel fundamental como motor del crecimiento económico global, contribuyendo significativamente al producto interno bruto (PIB) a través de efectos directos, indirectos e inducidos. En 2022, su aportación total al PIB mundial alcanzó los 2.084 mil millones de euros, un incremento del 25% respecto a los 1.665 mil millones registrados en 2017. De esta cifra, 719.907 millones correspondieron a la contribución directa, que representa el 0,7% del PIB global y es comparable al PIB de Suiza; 932.541 millones se generaron a través de efectos indirectos relacionados con actividades de la cadena de suministro, y 562 mil millones provinieron de efectos inducidos, derivados del consumo asociado a los salarios directos e indirectos del sector.
De hecho, por cada euro aportado directamente al PIB, la industria generó 1,94 euros adicionales a través de efectos en la cadena de suministro y el consumo global. “Este ‘factor de contribución al PIB’ resalta la capacidad de la industria para generar valor más allá de sus operaciones directas”, matiza el documento.
En el ámbito del empleo, la industria farmacéutica desempeñó un papel destacado en 2022, respaldando un total de 75 millones de puestos de trabajo a nivel global. De esta cifra, 7,8 millones correspondieron a empleos directos generados por las actividades del sector; 44,7 millones se relacionaron con empleos indirectos en sectores vinculados, como el químico y el agrícola, y 22,4 millones derivaron de efectos inducidos, asociados al gasto de los trabajadores directos e indirectos. Sin embargo, el documento muestra que aunque el empleo total creció un 1% entre 2017 y 2022, se observaron ligeras disminuciones en los efectos indirectos e inducidos debido a factores como la inflación, los mayores costos laborales y las interrupciones en la cadena de suministro provocadas por la pandemia. Sin embargo, la industria sigue siendo un empleador clave, con un factor de empleo de 8,54, lo que significa que por cada empleo directo, se generaron 8,54 empleos adicionales a lo largo de la cadena de suministro. Este multiplicador es significativamente mayor que en otros sectores, como el automotriz (6,9) y el financiero (5,7).
Según el director general de la IFPMA, David Reddy, “en 2022 las compañías farmacéuticas emplearon directamente a 7,8 millones de personas en todo el mundo, apoyaron 44,7 millones de empleos de manera indirecta y 22,4 millones más a través de efectos inducidos en la cadena de suministro, mientras que las actividades de I+D generaron más de 1 millón de empleos directos y aportaron 216.000 millones de euros al PIB”. De esta forma, admite que “la industria, a través de su sólida inversión en investigación y desarrollo, no solo mejora los resultados en salud a nivel global, sino que también impulsa la creación de empleo altamente calificado, reafirmando su compromiso de apoyar a los gobiernos en la superación de desafíos económicos, sanitarios y sociales”.
La I+D es una piedra angular de la industria farmacéutica, siendo responsable de avances clave que han mejorado la longevidad y la calidad de vida a nivel global. En este sentido, en 2022, las actividades de I+D del sector contribuyeron con 216.448 millones al PIB y respaldaron 1,04 millones de empleos a nivel mundial. Esto representa un aumento del 49% en contribuciones al PIB y un incremento del 175% en empleos generados por I+D en la última década. De hecho, menciona que la a relevancia de la I+D fue subrayada por el premio Nobel de Economía Paul Romer, quien destacó cómo la innovación impulsa el crecimiento económico a largo plazo.” Desde 2014, los sistemas contables nacionales consideran la I+D como un activo de capital, reconociendo su valor económico incluso en ausencia de retornos inmediatos. Este cambio refleja el papel central de la investigación en la economía global”, precisa.
Durante la pandemia, la industria farmacéutica demostró su capacidad de respuesta rápida al desarrollar y distribuir tratamientos y vacunas en tiempo récord. Estos esfuerzos no solo salvaron millones de vidas, sino que también fortalecieron la percepción de la industria como un actor esencial en la preparación y respuesta ante futuras crisis sanitarias. En 2022, la industria farmacéutica global registró un consumo intermedio de 1.197 mil millones de euros en bienes y servicios de otros sectores, destacándose como principales proveedores los sectores químico (19,8%) y agrícola (9%). Por otro lado, generó 886.000 millones en bienes intermedios consumidos por otros sectores, siendo el principal comprador el sector de salud y trabajo social, que absorbió el 52,4% de los bienes farmacéuticos, seguido por el sector químico con un 8,8%. “Esta relación de interdependencia económica refuerza el impacto amplio de la industria en otras áreas de la economía global”, explica el documento.
A pesar de su crecimiento y logros, la industria farmacéutica enfrenta varios desafíos, incluyendo la inflación, los altos costes laborales y las disrupciones en las cadenas de suministro. Además, la creciente demanda de tratamientos avanzados, combinada con las presiones derivadas del cambio climático y la aparición de nuevas enfermedades infecciosas, requiere inversiones continuas en innovación y resiliencia. “Para abordar estos retos, la industria debe seguir priorizando la digitalización, la sostenibilidad y la expansión de sus capacidades de producción”, determina el informe. Finalmente, concluye que “también es crucial fomentar la colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y el sector privado para garantizar un acceso equitativo a medicamentos y tecnologías esenciales en todo el mundo”.
Fuente: El Global Farma