El Gobierno ha modificado ligeramente sus previsiones económicas por las tensiones en Cataluña. En el plan presupuestario remitido este lunes por la noche a Bruselas, el crecimiento de este año se eleva del 3% al 3,1%, y el de 2018 se recorta del 2,6% al 2,3%. Pese a que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría advirtiese del riesgo de caer en una recesión por Cataluña, el Ejecutivo entiende que esto no ocurrirá y que la incertidumbre solo ocasionará el año que viene “una ligera contención de la demanda interna”. La ralentización que dibuja es más bien la que llevaba tiempo anunciándose por la pérdida de fuerza del consumo y los vientos de cola.
Parece que las alertas que lanza el Gobierno no tendrán, de momento, un impacto muy significativo en la economía. O al menos eso se deduce del escenario económico enviado a Bruselas para que la Comisión Europea le dé el visto bueno. El Ministerio de Economía perfila un pronóstico en el que se recoge el “impacto negativo asociado a la actual situación política en Cataluña”. De ahí que en 2018 el avance del PIB se recorte en tres décimas hasta el 2,3% A su vez, esto se traduce en que el objetivo de déficit del año que viene acabará en el 2,3% del PIB, en lugar del 2,2% anteriormente anunciado. Aun así, queda holgadamente por debajo del 3%, lo que permite a España salir por fin del procedimiento de tutela europeo que se aplica a los países con las cuentas públicas descontroladas.
"La desaceleración refleja la moderación del ciclo económico, que recogen las previsiones de los principales organismos nacionales e internacionales, pero también una ligera contención de la demanda interna, resultado del impacto negativo derivado de la incertidumbre asociada a la actual situación política en Cataluña y de la ausencia de un instrumento básico de política económica como son los Presupuestos Generales del Estado", sostiene el documento que tiene que evaluar el Ejecutivo europeo.
No obstante, esos cambios parecen mínimos. Tanto que se sobrentiende que el problema catalán se resuelve y no terminará afectando mucho a la economía. De lo contrario, al tratarse de 212.000 millones de PIB y un 19% del conjunto del PIB español, una coyuntura realmente adversa en Cataluña podría plasmarse en la pérdida de varios puntos de crecimiento. No solo unas pocas décimas como traza ahora el Ministerio de Economía.
Entre apuntar para el año que viene un 2,3% ó un 2,6%, la diferencia no se antoja mucha según apuntan diversos economistas. Apenas tres décimas de crecimiento. A mediados del año pasado, el Gobierno esperaba que la economía creciese un 2,7%. Sin embargo, al final creció un 3,3%. Seis décimas de diferencia en cuestión de seis meses. Así que un cambio de tres décimas a tantos meses vista no parece ni que sea mucho, ni que realmente obedezca al problema catalán. Los cambios de sede social o fiscal no deberían repercutir sobre el PIB. El boicot a productos catalanes puede sustituirse por productos de otras comunidades, desviando PIB desde una región a otras. Y lo mismo puede haber sucedido con la caída de las reservas hoteleras, que han podido trasladarse a otras autonomías.
El Banco de España, por ejemplo, prevé un 2,5% sin recoger un solo efecto de las tensiones en Cataluña. Y eso no supone una divergencia muy significativa respecto al 2,3% fijado ahora. Más bien parece que el Ejecutivo juega a lanzar un mensaje pero sin concretarlo de verdad en esas previsiones, explican los expertos consultados. Es más, por parte del Gobierno sería imprudente cambiar las perspectivas de consumidores e inversores, subrayan.
Y algo parecido sucede con el cumplimiento del déficit. El Gobierno alega que carece de “un instrumento básico de política económica como son los Presupuestos Generales del Estado”. Sin embargo, los economistas explican que una prórroga presupuestaria no supone una política fiscal laxa. Al contrario, se congela el gasto al tiempo que aumentan los ingresos y el PIB. De este modo, el déficit sobre PIB se reduce. De hecho, el Gobierno ha rebajado estos años el déficit a fuerza de congelar el gasto sobre PIB. Y los Presupuestos que tenía pactados implicaban elevar los desembolsos para subir sueldos de funcionarios, aumentar las inversiones o alargar la baja de paternidad. Tampoco se aplicará la rebaja de impuestos de Ciudadanos. Bajo este punto de vista, que no haya Presupuestos les ayudaría a cumplir con el déficit. No obstante, el Gobierno insiste en que tiene la elaboración de los Presupuestos "en una fase muy avanzada", y que tiene la intención de presentarlos "en cuanto la situación política lo permita".
Otra cosa muy distinta puede ocurrir con la economía si se enquista la incertidumbre y se detienen decisiones de consumo o inversión. O si acaba afectando a la prima de riesgo y, en consecuencia, encareciendo el pago de intereses. Por ahora, la economía española crece con vigor, impulsada por las condiciones de financiación, el precio del petróleo y la recuperación del empleo. Desde hace tiempo, los analistas esperan una leve ralentización de ese crecimiento conforme los vientos de cola pierden fuerza y el consumo se modera después de un periodo en el que se había consumido por encima de lo normal porque durante la crisis se habían pospuesto muchas compras. Pero ahora se empieza a temer que esa suave desaceleración pudiera agravarse si se prolonga la incertidumbre en Cataluña, tal y como ya han avisado el Gobierno, el Banco de España, el FMI y numerosas casas de análisis.
El conflicto catalán ya ha causado en Barcelona una caída de las reservas hoteleras del 30%, alimentada por las imágenes de cargas policiales. Y según algunas fuentes consultadas, eso ya está teniendo un primer impacto en el empleo, aunque sea de forma temporal. Al margen de eso, los analistas mantienen, por el momento, que solo se observan signos de la leve ralentización ya anticipada. Como señala el Ejecutivo, el crecimiento seguirá siendo superior a la media de la zona euro.
Esta revisión a la baja sería la primera señal de incertidumbre que transmite el Gobierno desde que comenzó la recuperación. Y eso se va a plasmar, aunque poco, en la creación de puestos de trabajo: “Se prevé un crecimiento del empleo equivalente a tiempo completo del 2,9% en 2017 y del 2,4% en 2018, lo que, si bien reflejaría una ligera moderación de su ritmo de crecimiento, supondrá la creación de más de 500.000 empleos equivalentes a tiempo completo este año y unos 425.000 el próximo. La tasa de paro se reducirá en 2017 casi dos puntos y medio hasta situarse en el 17,2% de la población activa, en media anual, y disminuirá casi dos puntos en 2018, hasta el 15,5%”, señala el documento que evalúa Bruselas.
Fuente: El País