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El Gobierno tiene previsto aprobar hoy en el Consejo de Ministros un nuevo real decreto que detalla cómo serán las becas que van a recibir los alumnos de Bachillerato, FP, Universidad y otras enseñanzas a partir del próximo septiembre. El borrador, al que ha tenido acceso EL MUNDO, mantiene las mismas cuantías, las mismas notas de acceso y los mismos umbrales de renta familiar que se han establecido, curso a curso, durante el último lustro.
El borrador no recoge ninguna de las reivindicaciones que llevaron a una veintena de estudiantes a protagonizar un encierro de protesta hace una semana. El ministro Íñigo Méndez de Vigo, no obstante, prometió ayer durante un desayuno informativo que su departamento se reunirá con los alumnos a lo largo de los próximos meses para «hacer un alto en el camino y ver qué mejoras se pueden introducir».
Las notas de acceso no están, en cualquier caso, sobre la mesa de negociación: los alumnos que quieran disfrutar de la matrícula gratuita tendrán que seguir sacando como mínimo un 5,5, mientras que, para recibir ayuda monetaria, se mantendrá el requisito del 6,5. El titular de Educación defendió que las becas «son un derecho subjetivo», pero también requieren que el alumno «muestre un interés a través del esfuerzo».
El Gobierno presume de que el presupuesto para becas y ayudas al estudio ha llegado a «la cifra más alta de la historia», con 1.420,3 millones de euros para 2017, un 0,28% más que en 2016. También el número de becarios (564.647 durante 2016/2017) «es el máximo de la serie histórica».
Lo que ocurre es que el sistema que instauró José Ignacio Wert ha supuesto también, en la práctica, que la cuantía media que llega al bolsillo de los estudiantes se haya reducido en torno a un 20%. Como hay más beneficiarios que antes pero el dinero que reciben está sujeto a un presupuesto cerrado (a diferencia de lo que ocurría con el Gobierno del PSOE), toca menos para repartir. Las becas, en definitiva, se encuentran congeladas desde hace cinco años.
El texto del proyecto de real decreto para el curso 2017/2018 deja en evidencia que, aunque nos hayamos recuperado de la crisis económica, los importes de las ayudas son los mismos que se establecieron en 2013: 1.500 euros de beca fija ligada a la renta, 1.500 de beca fija ligada a la residencia y un mínimo de 60 euros para la cuantía variable.
Tampoco han variado, según el borrador, los umbrales de renta aplicables para la concesión de las cuantías de las becas. El umbral 1 (el que otorga a los universitarios la matrícula gratuita, las becas fijas de renta y residencia y la cuantía variable) es de un máximo de 14.613 euros para una familia de cuatro miembros. El umbral 2 (el que permite a los universitarios no tener que pagar las tasas y disfrutar de la beca de residencia y de la cuantía variable) es de un máximo de 36.421 euros para la misma estructura familiar. Y el umbral 3 (que sólo da derecho a la matrícula gratis) es de hasta 40.796 euros para una familia de cuatro personas. Son los mismos que había en 2013.
El Consejo Escolar del Estado ya se ha pronunciado varias veces respecto a este asunto, recomendando al Ministerio que incremente el importe de las becas, así como los umbrales de renta, para adaptarlos, por lo menos, a la subida del IPC.
La opinión mayoritaria en la comunidad educativa es que el Gobierno debería hacer una «revisión profunda» del sistema diseñado por Wert, porque, al final, no ha conseguido el objetivo que pretendía de recompensar con más ayudas a los que tuvieran mayor rendimiento académico y escasos recursos económicos.
«Este decreto no nos gusta. Y no sólo a los estudiantes, sino a toda la comunidad educativa, que lleva varios años mostrando su oposición de forma abrumadora. Este modelo hace que haya aumentado el número de personas que se quedan fuera del sistema educativo por razones económicas», advertía ayer Carles López, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (Canae).
Entre las novedades del real decreto que previsiblemente recibirá luz verde hoy se encuentra un nuevo respaldo a la Formación Profesional, ya que se abre la posibilidad de que los módulos del Grado Medio que resulten automáticamente convalidados en enseñanzas de Grado Superior se tengan también en cuenta a efectos del cumplimiento de requisitos académicos.
Así se evitará que los estudiantes vean reducidas las ayudas al convalidar asignaturas, como ocurría antes, porque se hacía una interpretación restrictiva de la ley. El Ministerio consideraba que el alumno no se estaba matriculando en un curso completo y no le pagaba el importe total de la beca.
Fija y variable. El sistema que creó Wert tiene dos cuantías: la fija y la variable. El presupuesto se destina primero a pagar la parte fija.Con lo que sobra, se reparte la variable, haciendo una mediana entre todos los alumnos que cumplen los requisitos. En teoría, iban a cobrar más los que mejores notas sacaran y peor renta tuvieran, pero no ha sido así.Como el presupuesto no es flexible y cada vez hay más beneficiarios, la parte variable apenas llega para nada.
La nota. En Bachillerato y FP, los alumnos que quieran beca deben sacar un mínimo de un 5,5. En la Universidad, un 5,5 para tener las tasas gratis y un 6,5 para la ayuda económica. En los másteres no habilitantes, la nota asciende al 7.
Necesidades especiales. Las ayudas de residencia, comedor, transporte, material o reeducación pedagógica para los alumnos con necesidades especiales no han subido desde hace una década.
Fuente: El Mundo
