Bandera la Unión Europea (Fuente: Canva)
Las pequeñas y medianas empresas, también conocidas como pymes, son una de las partes fundamentales de la industria farmacéutica. Esto se debe principalmente a su capacidad de desarrollar nuevos tratamientos para enfermedades raras o difíciles de tratar, complementando así la oferta de las grandes farmacéuticas. Sin embargo, al tratarse de empresas, en la mayoría de los casos, con recursos escasos, no siempre pueden desarrollar de manera óptima su trabajo.
En este sentido, un nuevo estudio de Charles River Associates para EFPIA analiza el panorama de las pymes biofarmacéuticas en la Unión Europea (UE). Este informe sostiene que se necesitan estrategias específicas para ayudar a estas empresas emergentes a tener éxito en este territorio, ya que la falta de financiación e inversión de la UE provoca que las pymes busquen otras oportunidades fuera del viejo continente.
Uno de los principales puntos en los que pone el foco el análisis es que las pymes se enfrentan a enormes desafíos a la hora de conseguir inversiones y apoyo financiero. En este sentido, obtener capital mediante financiación privada y pública en grandes cantidades es fundamental, ya que, según las estimaciones recientes de costes para desarrollar un nuevo fármaco, oscilan entre 314 millones de dólares (290 millones de euros) y 2.800 millones de dólares (2.600 millones de euros), llegando hasta 6.000 millones de dólares (5.500 millones de euros) para enfermedades como el alzhéimer.
Un informe de EuropaBio de principios de este año muestra que entre 2018 y 2020 solo una cuarta parte de las nuevas biotecnologías se originaron en Europa, en comparación con el 65% de Estados Unidos. Una muestra de la poca capacidad de las pymes en este territorio. Por ello, desde Charles River Associates subrayan tres medidas que se deberían implementar para conservar y aumentar su presencia en Europa.
Entre 2018 y 2020 solo una cuarta parte de las nuevas biotecnologías se originaron en Europa, en comparación con el 65% de Estados Unidos
La primera de ellas, la reforma de los fondos de pensiones, es decir, aumentar la liquidez de los inversores privados para inversiones de mayor riesgo. Para ello, según explica la Efpia, los países deberían revisar sus marcos para aumentar la flexibilidad de los fondos de pensiones en favor del capital riesgo y la inversión en pymes. En 2022, los activos totales de los fondos de pensiones europeos ascendían a 3.136 billones de euros, pero solo el 0,01% de los activos totales bajo gestión de los fondos de pensiones europeos se invirtió en capital riesgo.
Por otro lado, el informe recoge la creación de un índice de costes de captación de capital, ante la situación que atraviesan las plataformas de negociación centralizadas como Euronext, “deben mejorarse y utilizarse más ampliamente para atraer a más inversores nacionales e internacionales, con el fin de competir con el Nasdaq estadounidense”, apunta la Efpia. En este sentido, las pymes europeas se enfrentan a la decisión sobre en qué bolsa cotizar, ya que, en el caso de Estados Unidos, ha tenido históricamente más éxito, generando así, confianza entre los inversores. Todo lo contrario a Europa, que tiene, actualmente, un mercado fragmentado y un rendimiento inferior en términos de valoraciones y grado de actividad.
Por último, mencionan la creación de un fondo de garantía, para suavizar las tasas mínimas de rentabilidad y reducir las pérdidas mediante la distribución de riesgos entre los socios. Una tasa mínima de rentabilidad más baja garantizaría un mayor fondo de distribución de los rendimientos de las inversiones y, por lo tanto, motivaría a los inversores a suscribir participaciones en fondos para recibir una mayor parte de los intereses.
INCONVENIENTES DE LA REFORMA EUROPEA
La realidad en la Unión Europea parece estar muy lejos de las claves que recoge el informe, sobre todo, desde la puesta en marcha de la revisión de la legislación farmacéutica. La Efpia ha advertido en varias ocasiones que se trata de una amenaza para las pymes, ya que la revisión busca reducir el periodo de protección de patentes, un tiempo crucial para que las empresas recuperen la inversión realizada.
Esta medida afecta a todas aquellas compañías innovadoras, pero es cierto que afecta de manera más significativa a las pymes por contar con menos recursos y ser más vulnerables a los cambios regulatorios. Según apuntan desde la Efpia, nueve de cada diez proyectos de I+D de pymes podrían volverse inviables si siguen adelante en su forma actual.
Todo ello se traduce en que las pymes abandonen Europa en busca de regiones más favorables, como Estados Unidos y Asia, desencadenando una pérdida de talento y disminuyendo la innovación farmacéutica en Europa, con consecuencias negativas para los pacientes.
Fuente: ConSalud.es