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30/05/2023

LA INFLACIÓN SE MODERA EN MAYO AL 3,2% Y SE ACERCA A MÍNIMOS DE HACE DOS AÑOS

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La fuerte desaceleración del precio de los carburantes, la evolución favorable de los alimentos y el efecto base alientan la mejora del IPC


Compras en el Mercado de Sant Antoni de Barcelona, el pasado 30 de marzo. GIANLUCA BATTISTA

 

Mayo ha sido un mes de buenas noticias en la batalla contra la inflación: la gasolina y el diésel ya son más baratos que antes de la guerra en Ucrania, el precio del gas ha caído a mínimos de finales de 2021, y eso contribuye a reducir la factura de la electricidad, y los alimentos, aunque todavía crecen a ritmos elevados, parecen haber entrado en una fase de desaceleración. La traslación numérica de esos acontecimientos se ha conocido este martes: la inflación se ralentizó en España al 3,2% frente al mismo mes del año pasado, nueve décimas menos, según el dato adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE), que atribuye el retroceso sobre todo a los combustibles, y en menor medida a los alimentos. En tasa mensual, los precios bajaron una décima, la primera vez que caen en un mes de mayo desde 2017.

La tendencia dice que los incrementos de precios ya no regresarán a las cifras mareantes de 2022, pero los expertos advierten de que la vuelta a la normalidad aún llevará tiempo. Dos cuestiones siguen preocupando: una inflación subyacente todavía elevada, del 6,1%, signo de la persistencia del fenómeno, pese a una notable caída de cinco décimas, y el coste de la cesta de la compra, aunque en los comestibles, a falta de evaluar las consecuencias finales de la sequía, se aprecian síntomas esperanzadores de que hay una desaceleración en marcha.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha señalado que el dato de mayo “confirma la eficacia de las medidas del Gobierno” contra el alza de la inflación, y “posicionan a nuestro país como uno de los que tienen la inflación más baja de la Unión Europea”.

El retorno a niveles de julio de 2021, casi dos años atrás, vuelve el terreno propicio para que este mismo verano se rompan barreras impensables hace no tanto, más cerca del umbral del 2% recomendado por el Banco Central Europeo. El efecto base juega a favor, porque los bruscos encarecimientos en la primavera y el verano del año pasado complican que el fenómeno se replique con tanta intensidad, al compararse la inflación anual con lo sucedido en 2022.

Así lo cree Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. “Estamos al principio de un ciclo donde probablemente veremos la inflación caer en los próximos meses por debajo del 3%, dado que los precios de la energía siguen estando muy por debajo que hace un año y la inflación de alimentos está por fin empezando a bajar. La subyacente debería también caer de manera gradual, pero tendremos que prestar atención a los servicios, sobre todo los turísticos, que probablemente van a ser el principal componente inflacionario”.

El turismo está protagonizando un comienzo de año fulgurante. Los 13,7 millones de visitantes que llegaron en los tres primeros meses de 2023 no superan aún los recibidos en esas fechas antes de la pandemia, pero su gasto está siendo mucho mayor, en parte por el alza de precios. Y las expectativas para el verano, basadas en datos de reservas hoteleras, anticipan una temporada récord que si bien supondrá un nuevo balón de oxígeno para un sector muy castigado por la pandemia, también elevará la presión sobre los precios al crecer la demanda. Todo hace indicar, sin embargo, que pesará más el efecto base, pues la inflación en junio, julio y agosto del año pasado se desbocó hasta el doble dígito.

Para Talavera, no es descartable que esas perspectivas favorables hayan pesado en la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de adelantar las elecciones generales. “La expectativa de buenos datos económicos en el corto plazo puede que hayan sido parte de la decisión”, especula. A más largo plazo, el economista de Arcano Economic Research, Leopoldo Torralba, augura buenas noticias para la inflación, aunque a costa de otros indicadores. “Debería ralentizarse bien la subyacente por la mayor debilidad económica y los menores precios energéticos, por lo que las empresas repercutirán menos costes”.

Al factor interno de los millones de turistas que gastarán en España se suma otro puramente doméstico que también incidirá en los precios: la decisión del Gobierno sobre si prolonga o no las rebajas del IVA a un grupo de alimentos básicos, previstas hasta el 30 de junio. Ambas conviven con circunstancias externas que dependen de los mercados internacionales. Al ya mencionado desplome del gas hay que añadir la caída del precio medio del barril de petróleo brent, que contribuye a aliviar el gasto de los conductores al llenar el depósito. Y en el mercado de divisas, el cambio euro-dólar, relevante porque los precios de la energía están denominados en dólares, se ha estabilizado en niveles similares a los de hace un año, dejando atrás la fuerte caída registrada por el euro el año pasado, cuando llegó a cambiarse muy por debajo de un dólar.

 

 

Fuente: El País 

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